viernes, 29 de marzo de 2024
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Papa en la Plaza Vittorio, de Turín: el amor de Dios es fiel, recrea todo, es estable y seguro

Turín (Lunes, 22-06-2015, Gaudium Press) Tras venerar la Sábana Santa en la Catedral de Turín, el Papa Francisco se dirigió a la Plaza Vittorio, plaza ícono de la ciudad, para celebrar la eucaristía ante los miles de fieles que allí estaban presentes para acompañarlo en su peregrinación.

En la homilía, el Papa habló de la certeza del amor de Dios, un amor fiel, que recrea todo, que es estable y seguro. «He aquí el amor fiel, la fidelidad: es un amor que no defrauda, que nunca falla. Jesús encarna este amor, es su Testigo. Él nunca se cansa de amarnos, de soportarnos, de perdonarnos, y así nos acompaña en el camino de la vida, según la promesa que le hizo a sus discípulos: «Yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo» (Mt 28,10). Por amor se hizo hombre, por amor ha muerto y resucitado, y por amor está siempre a nuestro lado, en los momentos lindos y en los difíciles. Jesús nos ama siempre, hasta el final, sin límites y sin medida», enfatizó el Papa.

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Foto: Sonia Trujillo / Gaudium Press

Al explicar que el amor de Dios recrea todo, el Papa señaló que éste hace nuevas todas las cosas. «Experimentamos su paciencia, – ¡tiene tanta! – su ternura, su voluntad de salvar a todos. Y ¿cuál es la señal? La señal es que nos hemos vuelto ‘nuevos’ y hemos sido transformados por el amor de Dios. Es el saberse despojar de las vestiduras desgastadas y viejas de los rencores y de las enemistades, para vestir la túnica limpia de la mansedumbre, de la benevolencia, del servicio a los demás, de la paz del corazón, propia de los hijos de Dios».

Finalmente, el amor de Dios es estable, seguro, «como los peñascos rocosos que reparan de la violencia de las olas. Jesús lo manifiesta en el milagro narrado por el Evangelio, cuando aplaca la tempestad, mandando al viento y al mar (cfr. Mc 4,41)». Cuando el hombre grita «ya no puedo más», «el Señor sale a su encuentro, le ofrece la roca de su amor, a la que cada uno puede aferrarse, seguro de que no se caerá. ¡Cuántas veces sentimos que ya no podemos más! Pero Él está a nuestro lado, con la mano tendida y el corazón abierto».

El Papa invitó a los presentes a estar «firmes en esta roca que es el amor de Dios», a renovar nuestra fe en la fidelidad del Señor, a poner nuestro corazón en Dios.

Con información de Radio Vaticano

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