jueves, 18 de abril de 2024
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El Papa pidió a los religiosos de Bolivia ser testigos del amor misericordioso de Jesús

Santa Cruz (Viernes, 10-07-2015, Gaudium Press) Al encontrarse ayer con sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas en Coliseo Don Bosco de la ciudad de Santa Cruz, el Papa reflexionó sobre la experiencia del ciego y mendigo Bartimeo, que como narra el Evangelio de San Marcos, llamó a Jesús a los gritos y recuperó la vista.

El Pontífice, usando de cuatro palabras claves (pasar, cállate, ánimo, levántate) analizó las diferentes respuestas que recibieron los llamados de Bartimeo.

«Pasar, pasar de largo y algunos porque ya no escuchan», dijo el Papa. «Pasar es el eco de la indiferencia, de pasar al lado de los problemas y que éstos no nos toquen». «Es la tentación de naturalizar el dolor, de acostumbrarse a la injusticia».

«Segunda palabra: Cállate. Es la segunda actitud frente al grito de Bartimeo. Cállate, no molestes, no disturbes, que estamos haciendo oración comunitaria, que estamos en una espiritualidad de profunda elevación, no molestes, no disturbes».

La tercera y cuarta palabra resume la actitud de Jesús. «Ánimo, levántate. Y este es el tercer eco. Un eco que no nace directamente del grito de Bartimeo, sino de la reacción de la gente que mira cómo Jesús actuó ante el clamor del ciego mendicante». «A diferencia de los otros, que pasaban, el Evangelio dice que Jesús se detuvo y preguntó qué pasa (…). Se detiene frente al clamor de una persona. Sale del anonimato de la muchedumbre para identificarlo y de esta forma se compromete con él. Se enraíza en su vida. Y lejos de mandarlo callar, le pregunta: decime ¿Qué puedo hacer por vos?»

«Y esta es la pedagogía del Maestro, esta es la pedagogía de Dios con su Pueblo. Pasar de la indiferencia (…) al ‘ánimo, levántate, el Maestro te llama’ (Mc 10,49). No porque seamos especiales, no porque seamos mejores, no porque seamos los funcionarios de Dios, sino tan solo porque somos testigos agradecidos de la misericordia que nos transforma».

El Papa concluyó sus palabras realzando el ejemplo de «la beata Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús, que dedicó su vida al anuncio del Reino de Dios en la atención a los ancianos, con la ‘olla del pobre’ para quienes no tenían qué comer, abriendo asilos para niños huérfanos, hospitales para heridos de la guerra, e incluso creando un sindicato femenino para la promoción de la mujer. Recordemos también a la venerable Virginia Blanco Tardío, entregada totalmente a la evangelización y al cuidado de las personas pobres y enfermas. Ellas y tantos otros anónimos, del montón, de los que seguimos a Jesús, son estímulo para nuestro camino. ¡Esa nube de testigos! Vayamos adelante con la ayuda de Dios y colaboración de todos. El Señor se vale de nosotros para que su luz llegue a todos los rincones de la tierra».

Con información de Radio Vaticano

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