viernes, 29 de marzo de 2024
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Más de 50 diáconos permanentes de la Arquidiócesis de México celebraron a su patrono

Ciudad de México (Martes, 11-08-2015, Gaudium Press) Con motivo de la fiesta de San Lorenzo, Diácono y Mártir, cuya solemnidad litúrgica ocurrió este 10 de agosto, la Arquidiócesis de México celebró el Día del Diácono Permanente. La conmemoración ocurrió el pasado 9 de agosto en la celebración Eucarística dominical que presidió el Cardenal Norberto Rivera Carrera, Arzobispo Primado de México en la Catedral Metropolitana, con la participación de más de 50 diáconos permanentes.

En entrevista con SIAME, el Padre Sergio Román, a cargo del Diaconado Permanente, comentó que este ministerio del orden se ha venido convirtiendo en una prioridad dentro de la Arquidiócesis, tanto así que los Obispos Auxiliares con mayor frecuencia son conscientes de la necesidad de los diáconos en todas las parroquias por la importante misión que allí realizan, siendo un gran apoyo para los sacerdotes.

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Como bien se ha dispuesto tras el Concilio Vaticano II el diaconado permanente es conferido a hombres casados, según determinación del obispo y previa autorización de la esposa / Foto: SIAME.

Como bien se ha dispuesto tras el Concilio Vaticano II el diaconado permanente es conferido a hombres casados, según determinación del obispo y previa autorización de la esposa. Ellos realizan infinidad de funciones como Ministros Extraordinarios de la Comunión, sirviendo en el altar, la proclamación del Evangelio en la celebración Eucarística y en el servicio de los pobres, entre otras.

Dentro de la Arquidiócesis, como comentó el Cardenal Rivera, también se les ha dado a los diáconos permanentes varias responsabilidades, como la dirección de comisiones y secretariados de la diócesis, así como el acompañamiento y guía a las escuelas de laicos.

San Lorenzo

San Lorenzo fue uno de los diáconos de la Iglesia Romanae que padeció la persecución y el martirio del emperador Valeriano en el año 258, como también lo padeció el Papa Sixto II y otros clérigos de entonces.

Los antecedentes del martirio suceden cuando el emperador publica un decreto en el que ordenaba dar muerte a todas aquellas personas que se declarasen cristianas. Así ocurrió con el Papa Sixto II cuando celebraba una Misa en el cementerio Romano, siendo martirizados también cuatro de sus diáconos. La muerte llegaría para el diácono San Lorenzo cuatro días después.

La tradición dice que cuando Lorenzo vio que iban a matar al Sumo Pontífice le dijo: «Padre mío, ¿te vas sin llevarte a tu diácono?», a lo que el Santo Padre le respondió: «Hijo mío, dentro de pocos días me seguirás». Ante este peligro Lorenzo decide recoger todos los bienes que la Iglesia tenía en Roma y comenzó a repartirlo entre los pobres.

Conociendo el entonces alcalde que la Iglesia tenía muchos tesoros, le pide a Lorenzo que se los entregue, ya que el emperador los ‘necesitaría’ para costear la guerra que iba a empezar. El Santo pide al alcalde unos días de plazo, en lo que reúne todos los mendigos, enfermos, pobres, ancianos, entre otros, a quienes hizo formar en filas. Luego el diácono mandó llamar al alcalde expresándole: «Ya tengo reunidos todos los tesoros de la Iglesia. Les aseguro que son más valiosos que los que posee el emperador».

El hecho llenó de rabia al alcalde, quien mandó matar en la hoguera a San Lorenzo. Dice la tradición que los cristianos que presenciaron el hecho, vieron como el diácono moría rodeado de un esplendor bellísimo pese a la crueldad de su martirio.

Con información de SIAME.

 

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