viernes, 19 de abril de 2024
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Familias católicas fuertes hacen escuelas católicas fuertes: Arzobispo de Vancouver, Canadá

Vancouver (Jueves, 22-10-2015, Gaudium Press) El Arzobispo de Vancouver, Canadá, monseñor Michael Miller, ex Secretario de la Congregación para la Educación Católica, explicó en entrevista a The Cardinal Newman Society la relación que existe entre la educación Católica y la educación de la familia, esta última un requisito indispensable para la primera. «Familias más fuertes hacen una mejor educación católica», expuso el prelado. «Familias más débiles debilitan el tejido».

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Monseñor Michael Miller, Arzobispo de Vancouver, Canadá. Foto: Arquidiócesis de Vancouver.

«Sería insensato para nosotros esperar una gran educación católica si nuestro sistema familiar es débil», indicó el Arzobispo. La familia y la educación católica «trabajan en proporcionalidad directa» según él prelado. «Entonces entre más fuerte es la familia, más fuerte es la escuela. Entre más débil sea la familia, casi inevitablemente será más débil la escuela».

La escuela no puede reemplazar a los padres

El prelado insistió en que no es posible reemplazar el deber fundamental de los padres para educar a sus hijos y enseñarles la fe. Esta realidad tiene su base en la gran importancia psicológica moral y espiritual de la misión de los padres. «Imaginar que una escuela pueda recuperar y reemplazar el tiempo que los padres deben dedicar a los hijos parece simplemente insensato. Por supuesto los padres son los primeros y fundamentales educadores de sus hijos, esto no es algo que ellos puedan contratar o dar a alguien más», expuso.

De esta manera, las familias no sólo deben verse a sí mismas como Iglesias domésticas sino también como un tipo de escuela. «Es una escuela de la virtud donde usted primero aprende su humanidad, lo que significa ser amado por Dios al sentirse amado por sus padres. Si usted no aprende a perdonar, si no es amable, si guarda rencores en la familia, esta es la manera como usted va a ser con los demás». La misión de las escuelas católicas, por tanto, es secundaria frente a la misión de las familias y, en palabras de Mons. Miller, las instituciones educativas católicas son «reforzadoras de la familia».

El Arzobispo, además de abogar por la misión de la familia en la educación de los hijos, recordó la importancia de que las escuelas católicas fomenten el aspecto espiritual que es frecuentemente ignorado en otras instituciones educativas. «Nosotros tenemos hambre y sed de Dios. Nuestra vida está hecha para encontrar su sentido y su plenitud en Él y si esto no está presente dentro de la escuela, usted retira una gran parte de quién la persona humana es y pretende que eso no existe», explicó el prelado. «Nosotros esperamos más de nuestras escuelas precisamente porque son extensiones de y operan para la familia. Las escuelas católicas deberían tener algo de esa atmósfera y significado y por tanto ellos tienen que encargarse del niño en plenitud. De otra manera hay un vacío enorme, algo terriblemente importante que es omitido».

Con información de The Cardinal Newman Society.

 

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