viernes, 29 de marzo de 2024
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Conferencia de Obispos de Polonia recuerda histórica carta enviada a los Obispos alemanes

Poznan (Jueves, 29-10-2015, Gaudium Press) El Presidente de la Conferencia Episcopal Polaca, Mons. Stanislaw Gadecki, conmemoró en un mensaje el aniversario número 50 del histórico mensaje de los Obispos polacos a los Obispos alemanes en el cual los primeros ofrecieron su perdón por las acciones cometidas por Alemania durante la Segunda Guerra Mundial. El mensaje escrito al final del Concilio Vaticano II y con motivo de la próxima conmemoración del Milenio del bautismo de Polonia, que se celebró en 1966, recuerda la unidad cristiana que debe superar los obstáculos de las heridas de la guerra. «En la perspectiva milenaria, se hizo claro para los receptores del mensaje que nuestros pueblos y estados están unidos por un valor estable que sobrepasa toda división política: nuestra fe cristiana compartida», indicó el Arzobispo de Poznan.

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Mons. Stanislaw Gadecki, Presidente de la Conferencia Episcopal Polaca. Foto: KEP.

Mons. Gadecki calificó el mensaje como «un acto de valentía de parte del episcopado polaco, el cual, en esas circunstancias políticas, se atrevió a llevar a cabo esta iniciativa en el foro internacional sin el consentimiento y el conocimiento del partido (comunista)». El prelado destacó que esto era parte del esfuerzo que contribuyó a la renovación moral de la nación polaca. El entonces Arzobispo Karol Wojtyla firmó el mensaje, sobre el cual reflexionó más adelante, siendo ya Pontífice: «La experiencia del pasado y de nuestro propio tiempo demuestra que la justicia sola no es suficiente; que incluso puede llevar a la negación y a la destrucción de sí mismo, si a ese poder más profundo, que es el amor, no se le permite darle forma a la vida humana en sus varias dimensiones».

«Esta declaración no se sustrae del valor de la justicia y no minimiza el significado del orden en el cual está basada. Solamente indica bajo otro aspecto la necesidad de extraer de los poderes del espíritu que condicionan el orden mismo de la justicia, poderes que son todavía más profundos «, agregó en su Encíclica Dives in Misericordia San Juan Pablo II. El valiente esfuerzo de los Obispos polacos sin embargo fue usado como parte de la propaganda anti católica por parte del régimen comunista, recordó el Arzobispo Gadecki. Los contenidos del mensaje fueron calificados como antinacionales y antisocialistas, favorables a los alemanes, y la Iglesia acusada de falsificar la historia de la nación polaca.

Sin embargo, el mensaje surtió efectos muy positivos posteriormente. En 1968, 160 intelectuales católicos alemanes (entre quienes se contaba el entonces sacerdote Joseph Ratzinger) firmaron una carta denominada el Memorándum de Bensberg, que solicitaba a la jerarquía alemana defender los acuerdos sobre las fronteras establecidas después de la Segunda Guerra Mundial. Las relaciones entre la Iglesia Católica alemana y la Iglesia Católica polaca cambiaron radicalmente después de 1972 y los Cardenales alemanes apoyaron la elección de Mons. Karol Wojtyla como Papa, según recordó Mons. Gadecki. Como expresiones de este saludable nuevo ambiente entre las Iglesias locales, el Arzobispo recordó la visita de San Juan Pablo II Alemania y de Benedicto XVI a Polonia, ambas llevadas a cabo en un ambiente cálido y afectuoso.

Como enseñanzas del mensaje, Mons. Gadecki destacó la necesidad de una ética en la vida de la comunidad nacional e internacional y la importancia de una conexión de identidad y memoria que el mensaje encontró en la raíz cristiana común de los países europeos. El prelado también destacó la forma cómo el mensaje enseña a mirar con una perspectiva trascendente las realidades sociales, políticas y religiosas e invita a continuar con el trabajo de la reconciliación. «Los antiguos romanos solían decir ‘historia est magistra vitae’. Estamos conscientes de cuánto todavía tenemos que aprender, con nuestra mirada fijada en Cristo, precisamente cuando se trata de leer e interpretar la historia de nuestras naciones y con respecto al bienestar material y espiritual de las generaciones de hoy y del futuro. Con esto en mente, cantemos un Te Deum al Señor. Demos gracias por los autores y firmantes de ese mensaje».

Con información de Conferencia Episcopal Polaca.

 

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