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Con cuadro del Hijo Pródigo de Rembrandt realizarán misiones itinerantes en Argentina

Redacción (Jueves, 03-03-2016, Gaudium Press) Una interesante iniciativa se realizará muy pronto en Gregorio de Laferrere, en la región metropolitana de Buenos Aires, Argentina, con ocasión del Jubileo Extraordinario de la Misericordia. El Obispo local, Mons. Gabriel Barba, está invitando a catequistas y formadores a las misiones itinerantes que se desarrollarán con el conocido cuatro «El retorno del hijo pródigo» del pintor holandés Rembrandt Harmenszoon van Rijn.

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«El retorno del hijo pródigo» de Rembrandt Harmenszoon van Rijn.

«Con motivo del Año de la Misericordia, la diócesis de Gregorio de Laferrere realizará unas misiones itinerantes con el cuadro del Hijo Pródigo de Rembrandt, a las que están invitados todos los que quieran sumarse como catequistas y misioneros itinerantes. Habrá dos talleres, uno de formación y otro de capacitación», es la invitación que hace la jurisdicción eclesial y que noticia la agencia AICA.

Antes de comenzar las misiones, los catequistas recibirán varios talleres de formación que se llevarán a cabo los sábados 5 y 12 de marzo en la sede de Cáritas de Laferrere. Tal como informó la agencia de noticias, las misiones se realizarán en las parroquias, colegios, capillas, así como en las plazas, ferias y estaciones de tren.

Inspirado en la Parábola del Hijo Pródigo

El cuadro, que escenifica al Padre Misericordioso -tomado de la Parábola del Hijo Pródigo-, fue pintado en la técnica del claroscuro, tan característica del artista holandés. En él aparece a la derecha un hombre mayor que abraza a un joven harapiento, y a la izquierda varios espectadores de la escena.

Se destaca la luz que aparece en el cuadro justo en la escena del abrazo del padre con el hijo, así como las manos que abrazan: la de la izquierda es más fuerte que la de la derecha, que se asemeja más a una mano más maternal. Se dice que este símbolo representa al Dios Padre Misericordioso que acoge con ternura, como lo hace también una madre.

Tal como expone Henri J. Nouwen en el libro «El Regreso del Hijo Pródigo. Reflexiones ante un cuadro de Rembrandt», citado por Ecclesia digital, la centralidad del cuadro es «el abrazo del reencuentro entre el Padre y el hijo menor, emana intimidad, cercanía, gozo, reconciliación, acogida. El Padre estrecha y acerca al hijo menor a su regazo y a su corazón y el hijo, harapiento y casi descalzo, se deja acoger, abrazar y perdonar. El Padre impone con fuerza y con ternura las manos sobre su hijo menor. Son manos que acogen, que envuelven, que sanan -el simbolismo del gesto cristiano y religioso de la imposición de las manos».

Nouwen dice también que el cuadro llama a la reflexión de la propia vida cristiana desde la perspectiva del hijo menor y del hijo mayor: «El cuadro nos interpela acerca de nuestra propia vida cristiana en clave de hijo menor -¡tantas idas y venidas!, ¡tanto buscarnos sólo a nosotros mismos, raíz del pecado!, ¡tantas mediocridades y faltas!- y de hijo mayor -el que todo lo sabe, el perfecto, el bien ataviado, el responsable, el cumplidor, el irreprensible, el juez que también se busca sólo a sí mismo y está lleno de soberbia soterrada- que cada uno de nosotros podemos llevar encima y ser».

También es una invitación a mirar al Padre Misericordioso «nos llama y nos urge a ser el Padre de la parábola, en la acogida, en el perdón, en el amor, en la reconciliación plena y gozosa, sin pedir explicaciones, no exigir nada, sólo dando».

Con información de AICA y Ecclesia digital.

 

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