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Ciudad del Vaticano (Miércoles, 04-05-2016, Gaudium Press) El pasado lunes el Papa recibió en el Vaticano a los superiores de la Orden de Santa María de la Merced, más conocida como Orden de los Mercedarios, que realiza su XVI Capítulo General en Roma del 23 de abril al 14 de mayo y se prepara para las conmemoraciones de su octavo centenario.
La Orden fundada por el laico San Pedro Nolasco nació en 1218, en España. Hoy ella está presente en 23 países.
Los Mercedarios surgieron con la misión muy especial de redimir a los cristianos cautivos de los musulmanes. Es por eso que, además de los tres votos tradicionales que los miembros de toda orden religiosa emiten (Pobreza, Obediencia y Castidad), ellos agregaron un cuarto voto: el voto de la Redención. Forma parte de su carisma y misión liberar a los cristianos hechos prisioneros por los islamitas.
Durante el encuentro realizado el lunes Francisco quiso destacar los hechos de la Orden a lo largo de su historia:
«Una memoria que evoca la realización de grandes hechos en ocho siglos: la obra de la redención de cautivos, la audaz misión ejercida en el nuevo mundo, además de la existencia de miembros insignes por la santidad y por el conocimiento que ilustran la historia. Hay mucho que recordar de los hechos de esa Orden y nos hace bien recordarlos».
Francisco les recordó: «Queridos hermanos, nuestra profesión religiosa es un don y una gran responsabilidad, pues la llevamos en vasos de barro. No confiemos en nuestras propias fuerzas, sino que entreguémonos siempre a la misericordia divina.»
El Papa les pidió que no quedasen solo en el pasado, sino que se esforzasen para adecuarse al futuro y actuasen como profetas que sirven.
Les recordó que ser profeta es prestar nuestra voz humana a la Palabra eterna, olvidarnos de nosotros mismos para que sea Dios quien se manifieste.
Los mercedarios tienen la misión de seguir a Cristo llevando la buena nueva del Evangelio a los pobres y para la liberación de los prisioneros, dijo el Pontífice.
Francisco concluyó sus palabras con una exhortación:
«En el octavo centenario de la Orden, no dejen de proclamar el año de gracia a todos aquellos a los cuales son enviados: a los perseguidos por causa de la fe y los que están privados de libertad, a las víctimas del tráfico, a los jóvenes de sus escuelas, y a los fieles de sus parroquias y misiones». (JSG)
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