Hermanas de la Vida llevan 25 años ayudando a madres en dificultades en EEUU

Nueva York (Jueves, 12-05-2016, Gaudium Press) Una comunidad religiosa dedicada a promover el respeto de la vida humana desde la concepción cumplió 25 años de servicio en Estados Unidos. Se trata de las Hermanas de la Vida, fundadas en 1991 por el Cardenal John J. O’Connor y cuyo carisma esencial es «el enfoque en la sacralidad de toda vida humana y un profundo sentido de reverencia por cada persona humana», un mensaje de gran importancia en la actualidad.

Las Hermanas de la Vida trabajan para proteger la vida naciente desde el momento de la concepción. Foto: CNS.

«El Cardenal O’Connor decía frecuentemente que cada persona revela una faceta de Dios que nadie más revela y que la pérdida de aun una sola vida humana es incomparable», explicó a The Catholic Sun la Vicaria General de la orden, Sor Mary Elizabeth. Las religiosas desempeñan su labor más notable en la Misión Visitación, un hogar que no es publicitado pero al cual son referidas mujeres desde las parroquias, centros de cuidado del embarazo y órdenes religiosas. Cada año las religiosas apoyan a más de 900 mujeres que atraviesan dificultades durante la gestación.

Las miembros de la orden viven una vida de oración comunitaria y sirven a través de la atención telefónica de mujeres en situación de crisis, entrevistas personales y apoyo material y espiritual a la maternidad. «Realmente creemos que cada mujer no es enviada por Dios para que la guíemos», indicó Sor Mary Elizabeth. «Él tiene un plan sorprendente para ellas y nosotras debemos ser instrumentos para llevarlas a casa con Dios».

Las mujeres cuentan a las religiosas sus problemas y pueden descubrir esperanza en medio del caos que sufren. Algunas de ellas pueden requerir un apoyo adicional y pueden hospedarse en una residencia en la cual pueden permanecer hasta que sus hijos alcancen el primer año de edad, mientras ellas se preparan a través de la educación y el trabajo para continuar con su vida. En total 140 mujeres han sido acogidas en la residencia, y la cocina comunitaria está llena de fotografías de los niños cuyas madres han regresado para visitar. Una de las primeras niñas apoyados decidió al crecer prestar su servicio comunitario en el hogar.

Los testimonios de las mujeres ayudadas por la comunidad en sus momentos de mayor necesidad incluyen a Rohini Brijlall, una mujer de tradición hindú, quien era presionada a abortar por parte de su familia y se vio obligada a buscar refugio al no ser aceptada en su casa. La mujer afirma que obtiene fuerza de contemplar la imagen de la Divina Misericordia en el hogar y considera solicitar el Bautismo, mientras que el padre de la niña que inicialmente abandonó a la mujer ha comenzado a apoyarla y podría llegar a casarse con ella para construir su familia. Otra madre, Claudia Gutiérrez, fue acogida tras dos meses de hospitalización de su hija, quien debió ser sometida a cirugías de reconstrucción en su mandíbula y paladar. «Las Hermanas de la Vida es lo mejor que me ha sucedido», afirmó. «Esto más segura y tengo mayor paz en mi corazón».

Con información de The Catholic Sun.