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Anuncian pronta beatificación de sacerdote colombiano "mártir de Armero"

Redacción (Viernes, 03-06-2016, Gaudium Press) Dentro de muy poco Colombia contará con un nuevo beato. Se trata del Siervo de Dios, Padre Pedro María Ramírez, conocido como el «mártir de Armero». El anuncio lo dio recientemente el Obispo de Garzón, Mons. Fray Fabio Duque Jaramillo, ofm, a través de un comunicado en el que cuenta que la Santa Sede se pronunció oficialmente sobre la beatificación del sacerdote.

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«De mi parte, deseo morir por Cristo y su fe», escribió el Siervo de Dios al presentir su muerte el 10 de abril de 1948.

En dicha misiva, con fecha del pasado 28 de mayo, el prelado dice: «Hemos recibido en este día la noticia oficial de la Santa Sede, sobre la Beatificación del Siervo de Dios Pedro María Ramírez (Mártir de Armero). El parecer de los teólogos sobre la causa del martirio ha sido por unanimidad positivo».

Asimismo, el Obispo expresa su gozo por la noticia: «Alegrémonos por el don que el Señor nos ha dado en el Padre Pedro María Ramírez, que desde ahora puede ser considerado Venerable, sin que se pueda tener todavía ninguna expresión de culto, hasta el día en el que la Iglesia proclame solemnemente su Beatificación».

Finalmente, agradece «todas las manifestaciones de fe que han tenido, y que nos han unido por esta causa que alegra a la Iglesia Universal, a nuestro país y, de modo especial, a nuestra Iglesia Diocesana».

«De mi parte, deseo morir por Cristo y su fe»

El Padre Pedro María Ramírez nació el 23 de octubre de 1899 en el municipio de La Plata, en el departamento colombiano del Huila, en el seno de una familia con fuertes raíces conservadoras. Desde muy joven se acercó al ministerio sacerdotal realizando sus estudios de secundaria en el Seminario Menor de La Mesa de Elías, en Garzón-Huila.

El 4 de octubre de 1915 comienza su formación camino al sacerdocio en el Seminario de María Inmaculada, también en Garzón, donde recibió las órdenes menores en 1912. Tras dejar sus estudios en 1920 por dudas vocacionales, los retoma 8 años después, ingresando al Seminario de Ibagué, en el departamento del Tolima, donde es ordenado sacerdote en 1931.

Ese año es nombrado párroco en Chaparral, luego, en 1934, en Cunday, posteriormente, en 1943 en Fresno y en 1948, en Armero. Fue en este año que ocurrió el fatídico suceso que lo llevó al martirio.

El 9 de abril estalla en Colombia una revolución tras el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán, por entonces candidato a la presidencia; y la ciudad de Armero también se ve sacudida por episodios de violencia entre los simpatizantes de los partidos políticos de entonces: los liberales y los conservadores.

Ese día el Padre Pedro se encontraba visitando unos enfermos y al regresar a su casa sitió los gritos de la turba que lo llevan a refugiarse en su parroquia. Unas religiosas, cuyo convento era contiguo a la iglesia, lo animan a huir en la noche, pero el sacerdote decide quedarse señalando que el pueblo necesitaba de él.

El 10 de abril, el templo se ve sorprendido por una multitud de personas que entraron a profanarlo y pidieron al Padre Pedro y a las religiosas que entregaran una supuestas armas que escondían. Al no hallar nada, la turba decide llevar al sacerdote al centro de la plaza donde lo asesinan cruelmente a machetazos, quedando el cuerpo del sacerdote expuesto durante toda la noche, el cual sólo pudo ser cristianamente sepultado pasados más de 20 días de su martirio.

El propio sacerdote presintiendo su muerte, escribió: «De mi parte, deseo morir por Cristo y su fe. Al excelentísimo señor obispo mi inmensa gratitud porque sin merecerlo me hizo ministro del Altísimo, sacerdote de Dios y párroco hoy del pueblo de Armero, por quien quiero derramar mi sangre. Especiales memorias para mi orientador espiritual, el santo padre Dávila. A mis familiares que voy a la cabeza para que sigan el ejemplo de morir por Cristo. Con especial cariño los miraré desde el cielo. Profunda gratitud con las madres eucarísticas; desde el cielo velaré por ellas, sobre todo por la madre Miguelina (la superiora). En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Armero, 10 de abril de 1948».

Con información de la Conferencia Episcopal de Colombia y Aleteia.

 

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