miércoles, 24 de abril de 2024
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Dios habla en el "silencio sonoro", dice Francisco en homilía

Ciudad del Vaticano (Lunes, 13-06-2016, Gaudium Press) Para el Papa Francisco, la vida del cristiano puede ser resumida en tres comportamientos: estar «de pie» para acoger a Dios, estar en paciente «silencio» para escuchar su voz y «en salida» para anunciarlo a los demás.

Francisco expresó este trinomio en su homilía hecha el viernes en la Casa Santa Marta, durante la Misa matutina que allí celebró. Él explicó su pensamiento:

Para el Pontífice, un pecador arrepentido que decide retornar a Dios o incluso alguien que consagre la vida a Él, en algún momento, el «miedo» de no conseguir mantener su propósito puede asaltarlo. Entonces, la Fe puede perder el brillo y el camino a la depresión se abre. El Papa, entonces apuntó el camino para salir de este estado, indicó la salida del túnel.

Estar de pie, caminar

El Papa recordó rápidamente la situación del hijo pródigo, deprimido y observando, hambriento, los puercos, pero trató más del personaje que la liturgia del día contempla: San Elías.

Francisco consideró a Elías «un vencedor» que «tanto luchó por la fe» y derrotó a centenas de idólatras en el Monte Carmelo.
Sin embargo, Elías, en su enésima persecución, se dejó abatir. Y él cae por tierra, sin coraje y ánimo, esperando la muerte.

Dios le envía un ángel que lo saca de este estado de desánimo con órdenes objetivas: levántese, coma, salga. Y, así, dijo el Papa:

«Para encontrar a Dios es necesario volver a la situación del hombre en el momento de la creación: de pie y en camino. Así, Dios nos creó: a su altura, a su imagen y semejanza y en camino. «¡Ve, sigue adelante! Cultiva la tierra, hazla crecer; y multiplicaos…’. ‘¡Sal!’. Sal y ve al Monte y para en el Monte en mi presencia. Elías quedó de pie. De pie, él sale».

Dios está en el silencio sonoro

Salir, colocarse a la escucha de Dios…

Pero, pregunta el Pontífice, «¿cómo pasa el Señor? ¿Cómo puedo encontrar al Señor para tener certeza de que es Él?».

La respuesta, Francisco la saca del Libro de los Reyes: Elías fue invitado por el ángel para salir de la caverna en el Monte Horeb, donde se había abrigado para estar en «presencia» de Dios. Entretanto, quien lo incitó a salir de la caverna no fue el viento «impetuoso y fuerte» que rompe las rocas, ni el terremoto que se sigue. ¡Ni siquiera el sucesivo fuego! El Papa mostró que:

«Mucho ruido, mucha majestad, mucho movimiento y el Señor no estaba allí. ‘Y después del fuego, el susurro de una brisa suave’ o, como está en el original, ‘el hilo de un silencio sonoro’. Y allí estaba el Señor. Para encontrar al Señor, es preciso entrar en nosotros mismos y sentir aquel ‘hilo de un silencio sonoro’ y Él nos habla allí».

Tercer pedido del Ángel: ¡Sal!

Es la hora de la misión: El profeta es invitado a rehacer sus pasos, rumbo al desierto, porque le fue dada una tarea a cumplir.

Aquí está, dice Francisco, el estímulo para «estar en camino, no cerrados, no dentro de nuestro egoísmo, de nuestra comodidad», sino «corajudos» en «llevar a los otros el mensaje del Señor», esto es, ir en «misión»:

«Debemos siempre buscar al Señor. Todos nosotros sabemos cómo son los malos momentos: momentos que nos empujan para abajo, momentos sin fe, oscuros, momentos en que no vemos el horizonte, somos incapaces de levantar. ¡Todos nosotros sabemos eso! Pero es el Señor que viene, nos restaura con el pan y con su fuerza y nos dice: ‘¡Levántese y vaya en frente! ¡Camine!’.

Para encontrar al Señor, completa el Papa, debemos estar así: de pie y caminar. Después, esperar que él hable con nosotros: con el corazón abierto. Y Él nos va decir: ‘Soy yo’ y allí la fe se torna fuerte. ¿La fe es para mí, para preservarla? ¡No! Es para ir y dar a los otros, para ungir a los otros, para la misión». (JSG)

 

 

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