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Cardenal Cipriani llamó a vivir la cultura de la solidaridad con los ojos de la fe

Lima (Viernes, 29-07-2016, Gaudium Press) Una invitación a vivir la misericordia, así como a expresar la solidaridad desde los ojos de la fe, fue la que hizo el Arzobispo de Lima y Primado del Perú, Cardenal Juan Luis Cipriani. El purpurado presidió este jueves 28 de julio la Misa y Te Deum en la Catedral de Lima por el 195º aniversario de la Independencia del Perú.

Tras saludar y expresar su agradecimiento al Presiente saliente de la nación, Ollanta Humala -a quien le agradeció «su respeto y defensa de la familia como institución fundamental de la sociedad»-, el primado peruano abordó diversos temas durante la homilía.

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La Misa y Te Deum ocurrió en la Catedral de Lima / Foto: Arzobispado de Lima.

Entre ellos recordó el tiempo de gracia que vive la Iglesia este 2016 con el Año Santo de la Misericordia que convocó el Papa Francisco refiriéndose al perdón: «‘Es triste constatar cómo la experiencia del perdón en nuestra cultura se desvanece cada vez más, parece evaporarse. Sin embargo el perdón es una fuerza que resucita a una vida nueva e infunde el valor para mirar el futuro con esperanza’. ¡Qué oportuna ocasión es esta, camino hacia el Bicentenario, para recordar la aplicación práctica de la Misericordia en la vida de nuestra sociedad!».

«Perdonar las ofensas es algo que con urgencia debe sembrarse en el corazón, especialmente en los más jóvenes. Una cultura que frecuentemente se expresa con el odio y la violencia no es humana», añadió el Cardenal.

Luego abordó las Obras de Misericordia, enfatizando en aquella espiritual de «enseñar al que no sabe». «Enseñar en primer lugar a ser una buena persona, respetando la ética natural y las normas de convivencia, la honradez, los deberes cívicos y la solidaridad de unos con otros. No exagerar la carga ideológica del uso de los medios tecnológicos actuales y mirar con más seriedad el campo de las humanidades para hacer mejor al estudiante, en su ser persona libre y responsable».

Dijo que cuidar a los enfermos es igualmente otra obra de misericordia, señalando que «una mirada a los enfermos dignifica a loa sociedad». Una dignidad que «no se limita solo a la construcción de infraestructuras sino, sobre todo, a la presencia del personal médico y asistencial calificado en todos los rincones de nuestra geografía».

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El Cardenal Cipriani agradeció al Presidente saliente Ollanta Humala «su respeto y defensa de la familia como institución fundalmental de la sociedad» / Foto: Arzobispado de Lima.

En otro momento, el Cardenal Cipriani llamó a los peruanos a vivir la cultura de la solidaridad desde los ojos de la fe, no como un aspecto económico: «La Iglesia, experta en humanidad, nos enseña a contemplar estas situaciones no con la frialdad de un problema económico de un hecho presupuestal. No basta el dinero para resolver las grandes desigualdades que hay en nuestro país. Hace falta un suplemento de fe en Jesucristo y una tensión solidaria».

A los medios de comunicación les exhortó a trabajar por la construcción de la sociedad: «La rápida revolución tecnológica ha puesto a los medios de comunicación en el centro del poder y eso exige una responsabilidad muy grande. ‘Es necesario asegurar un pluralismo real en este delicado ámbito de la vida social’. La tendencia del llamado ‘pensamiento único’ debilita la democracia y disminuye la fuerza creadora de los ciudadanos que se sienten limitados y, en ocasiones, impedidos de manifestarse con libertad».

Finalmente, llamó a la fraternidad que nace desde la familia. Para ello citó palabras que el Papa Francisco dirigió para la Jornada Mundial de la Paz del 2013: «La fraternidad es una dimensión esencial del hombre, que es un ser relacional. Sin ella, es imposible la construcción de una sociedad justa, de una paz estable y duradera. Y es necesario recordar que normalmente la fraternidad se empieza a aprender en el seno de la familia. La familia es la fuente de toda fraternidad, y por eso es también el fundamento y el camino primordial para la paz, pues, por vocación, debería contagiar al mundo con su amor».

Con información del Arzobispado de Lima.

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