miércoles, 24 de abril de 2024
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Cardenal Cipriani hace el elogio y rememora las obligaciones del sacerdocio en ordenación de ministros

Lima (Lunes, 22-08-2016, Gaudium Press) En la ordenación de los padres Luis Fernando Gonzales Castillo y Gustavo Adolfo Zamudio Morales y los diáconos Jan Thomas Lozano Trelles y Alfonso Julián Chircca, el Cardenal Arzobispo de Lima, Mons. Juan Luis Cipriani Thorn, recordó algunos puntos de teología del sacerdocio, y puso de presentes a los ordenandos las altas obligaciones que esas dignidades comportan.

«Les pido esa disponibilidad, tener las 24 horas del día para servir a los demás, para amar a Dios, para atender a esos fieles, para darles el pan, la palabra, las enseñanzas de la Iglesia. Nos dice San Pablo que esos encargos los recibimos por la misericordia de Dios, no son mejores, ni peores pero el sacerdote y el diácono tendrán que dar cuenta de la misericordia de Dios», expresó el purpurado a los nuevos diáconos y sacerdotes de la Arquidiócesis de Lima, el sábado 20 de Agosto en la Catedral Primada.

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El Arzobispo de Lima pidió a los nuevos ordenados a ser fieles al llamado que Dios les ha hecho ejercitando esa cercanía con Dios.

«Queridos diáconos y queridos futuros sacerdotes: Hay que ejercitarse constantemente en tener esa cercanía con Dios, debemos cada día tener un plan ordenado para rezar, para meditar la palabra de Dios, para rezar el oficio divino, para que de esa manera vaya siendo más familiar esa intimidad, con ese Cristo que me une de esa manera tan impresionante a su misión.»

Pobres y obedientes

Asimismo, el Cardenal Juan Luis pidió a los nuevos ordenados a que vivan la pobreza y la obediencia al Obispo dejándose ayudar por aquel que los llamó.

«Les pido de manera especial, tenemos que vivir bien la pobreza, no podemos apegarnos al dinero, ni a la comodidad, tenemos que ser pobres y ayudar a la gente pobre. En la liturgia cuidamos, como aquí en la catedral, la casa de Dios, bonita, limpia pero nosotros en nuestra vida persona, pobres, sin apegarse, sin buscar el dinero, sin buscar la comodidad yendo a esos lugares en donde la gente nos espera, pobreza, corazón limpio y enamorado de Jesús para que de esa manera podamos llevar ese amor a un mundo frío, a unos jóvenes que buscan y quieren encontrar esa luz, ese calor del corazón del sacerdote.»

«La obediencia, porque somos un cuerpo y el cuerpo debe obedecer a la cabeza, obediencia pronta y alegre al obispo, no solo obediencia, amor, cariño, cercanía, es así como crece la Iglesia, que tengamos un particular amor a los enfermos, a comprometerse en todas esas causas en las que hay que sembrar la paz en el corazón, y la paz social. Consolar a los afligidos, sembrar esperanza entre los jóvenes. Por eso en esa parte humana del carácter, hay que templar el carácter, en esa parte humana la humildad, somos diferentes pero hay que hacerse todo para todos, dejarse ayudar, dar buen ejemplo.»

Gritar al mundo la realeza de Cristo

Más adelante, el Arzobispo de Lima aprovechó la presencia de los sacerdotes que concelebraron la Misa para recordarles la misión que tienen en medio de un mundo que se olvida de Dios.

«Queridos hermanos sacerdotes que buena ocasión para darnos cuenta para darnos cuenta que somos personas sagradas, una condición que se tiene que reflejar en nuestro modo de hablar, de vestir, en la buena educación, en el respeto, en el cuidado, este es el gran desafío de la época, [que el pueblo] vea en sus sacerdotes a Cristo. Esta es la luz que hoy la Iglesia nos pide a los sacerdotes, iluminen, sean luz. No sean duda, sean certeza. No tengan miedo, sean fuertes y derramen ese amor de Dios, es un desafío muy grande. Por eso nos dice San Pablo esa fuerza tan extraordinaria es de Dios. Todo esto lo repito, si en estos tiempos no repetimos mucho, Dios está con nosotros, Cristo está presente en la Eucaristía, Jesús perdona en el sacramento de la confesión, Jesús está a nuestro lado, la Iglesia es cuerpo de Cristo, Cristo vive, hay que repetirlo muchas veces ante esa ola de secularismo, de pensar con esa superficialidad.»

 

Finalmente el Cardenal Juan Luis entregó a la Santísima Virgen María la vocación de estos 4 jóvenes y agradeció a los familiares la formación que les dieron a sus hijos.

Con información de la Oficina de Comunicaciones del Arzobispado de Lima

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