viernes, 29 de marzo de 2024
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"No negociemos con la idolatría", recomienda Francisco a biblistas

Ciudad del Vaticano (Viernes, 16-09-2016, Gaudium Press) «Dios nos hizo de modo artesanal, plasmando en el barro de la tierra. Nos creó no solo con su palabra, sino también con sus manos y su soplo vital, por así decir, todo el ser de Dios se involucró en dar la vida al ser humano».

Fueron esas palabras del discurso que el Papa Francisco hizo a los participantes de la Semana Bíblica Nacional, organizada por la Asociación Bíblica Italiana, cuando los recibió en audiencia, en la Sala Clementina, en el Vaticano.

Las palabras del Papa resaltaron la importancia del tema tratado por los exegetas italianos a propósito de las «Declinaciones de la polaridad hombre-mujer en las Escrituras».

Fue subrayada por el Pontífice la profundidad que tienen algunos aspectos de la relación entre el hombre y la mujer, en textos bíblicos fundamentales.

En ese sentido, el Papa recordó el «memorable ciclo de Catequesis» realizado por el Papa San Juan Pablo II, en la primera fase de su Pontificado.

Dignidad de hijos de Dios

El Papa afirmó que siempre se impresionó por el hecho de que nuestra dignidad sea justamente aquella de ser hijos de Dios, y que en toda la Escritura tal relación se manifiesta en el hecho de que Él nos guía como un Padre hace con el hijo.

«En la segunda narración de la creación, aparece como Dios nos hizo de modo ‘artesanal’, plasmando del barro de la tierra, quiere decir, las manos de Dios se comprometieron con nuestra vida. Nos creó no solo con su palabra, sino también con sus manos y su soplo vital, por así decir que todo el ser de Dios se involucró en dar la vida al ser humano».

Advertencia

El Pontífice advirtió que existe la posibilidad de que esta dignidad conferida por Dios pueda degradarse:

«Esto sucede cuando negociamos la dignidad, cuando abrazamos la idolatría, cuando damos lugar en nuestro corazón a la experiencia de los ídolos».

Antes de concluir su discurso, Francisco exhortó a preguntarnos y examinarnos cómo y cuándo no reconocemos la dignidad de nuestro prójimo. (JSG)

 

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