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Ciudad del Vaticano (Viernes, 07-10-2016, Gaudium Press) Las lecturas de la liturgia de ayer, 06/10, hablan del Espíritu Santo. Y de él el Papa Francisco trató al dirigirse a los presentes en la tradicional Misa celebrada en la Capilla de la Casa Santa Marta:
El Espíritu Santo «es el gran don del Padre. Es la fuerza que hace a la Iglesia salir con coraje para llegar a los confines de la tierra. El Espíritu es el protagonista de este caminar de la Iglesia. Sin Él, hay cierre, miedo», dijo Francisco al iniciar su homilía en la Misa matutina presidida por él.
Tres actitudes delante del Espíritu Santo
Francisco describió tres comportamientos diversos que se puede tener con el Espíritu Santo: creer que se es justificado por la Ley y no por Jesús; entristecer al Espíritu Santo no dejando que Él nos inspire y el abrirse al Espíritu Santo, dejando que Él nos lleve adelante.
Primera actitud: justificados por la Ley
El primer comportamiento fue reprobado por San Pablo al dirigirse a los Gálatas:
Un «apego a la Ley hace ignorar al Espíritu Santo».
Para el Pontífice, «este era el problema de aquella gente: ignoraban al Espíritu Santo y no sabían ir adelante. Eran cerrados, cerrados en las prescripciones: se debe hacer eso, se debe hacer aquello».
Y «a veces, puede ocurrirnos de caer en la misma tentación.»
Doctores de la Ley y fascinación de las ideologías
Los Doctores de la Ley, afirma el Papa, «encantan con las ideas»:
«Porque las ideologías encantan y Pablo dice, aquí:
Oh gálatas insensatos, ¿quién es que os fascinó? Aquellos que predican con ideologías: ¡es todo justo! Encantan: ¡todo claro!
¿Pero, la revelación de Dios no es clara? La revelación de Dios se encuentra todos los días, más y más».
Entristecer al Espíritu Santo: segunda actitud
Entristecer al Espíritu Santo es la segunda actitud. Y eso ocurre «cuando no dejamos que Él nos inspire, nos lleve adelante en la vida cristiana».
Es de este modo que «nos tornamos tibios», caímos en la «mediocridad cristiana», porque el Espíritu Santo «no puede hacer la gran obra en nosotros», dice Francisco.
Tercera actitud: abrirse al Espíritu
Contrariamente a las actitudes anteriores, enseña Francisco, una tercera actitud es posible y recomendable: «es abrirse al Espíritu Santo y dejar que el Espíritu nos lleve adelante.
Es lo que hicieron los Apóstoles: el coraje del día de Pentecostés. Perdieron el miedo y se abrieron al Espíritu Santo».
«Para entender, para acoger las palabras de Jesús es necesario abrirse a la fuerza del Espíritu Santo. Y cuando un hombre, una mujer se abre al Espíritu Santo es como un barco a vela que se deja llevar por el viento y va adelante, adelante, adelante y no para más»…
Rezar, examinar la consciencia…
Pero, aconseja el Santo Padre, es preciso «rezar para abrirse al Espíritu Santo»:
«Nosotros podemos preguntarnos hoy, en un momento del día, ¿yo ignoro al Espíritu Santo? ¿Y sé que se voy a la Misa los domingos, si hago eso, si hago aquello es suficiente? ¿Mi vida es una vida por la mitad, tibia, que entristece al Espíritu Santo y no deja en mí la fuerza de ir adelante, de abrirme, o a mi vida es una oración continua para abrirse al Espíritu Santo, para que Él me lleve adelante con la alegría del Evangelio y me haga entender la doctrina de Jesús, la verdadera doctrina, aquella que no encanta, (…), sino la verdadera? «
… y pedir
Que Él «nos haga entender donde está nuestra debilidad, aquella que lo entristece; y nos lleve adelante, llevando adelante también el nombre de Jesús a los otros y enseñando el camino de la salvación. Que el Señor nos dé esta gracia: abrirnos al Espíritu Santo para no tornarnos tolos, encantados, ni hombres y mujeres que entristecen al Espíritu». (JSG)
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