martes, 16 de abril de 2024
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P. Ernest Simoni, el sacerdote perseguido que será creado Cardenal

Ciudad del Vaticano (Lunes, 10-10-2016, Gaudium Press) En el próximo Consistorio del 19 de noviembre, el Papa Francisco creará 13 Cardenales con derecho a voto y cuatro Cardenales honorarios. Entre estos últimos, quienes superan la edad máxima para participar en un eventual Cónclave, se encuentra el P. Ernest Simoni, el único sacerdote no Obispo de la lista. Su creación como Cardenal es un reconocimiento de su testimonio durante la persecución comunista en Albania.

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Cardenal designado Ernest Simoni. Foto: Storia e Chiesa.

Los Cardenales honorarios «representan a muchos Obispos y sacerdotes que en toda la Iglesia edifican el pueblo de Dios, anunciando el amor misericordioso de Dios en el cuidado diario del rebaño del Señor y en la confesión de la fe», anunció el Papa Francisco cuando dio la noticia del Consistorio. En el caso del P. Simoni, el propio Pontífice se conmovió visiblemente al conocer su testimonio durante su visita a Albania en septiembre de 2014. «Escuchar a un mártir hablar acerca de su propio martirio es intenso», confesó a la prensa el Papa Francisco al término de las Vísperas en la Catedral de Tirana el 21 de septiembre. «Creo que todos estamos conmovidos. Todos».

El P. Simoni, entonces de 84 años de edad, relató sus experiencias durante la persecución religiosa del comunismo entre 1944 y 1991. Antes de ser sacerdote, el P. Simoni sufrió el fusilamiento de sus superiores religiosos y la espera de más de dos años para poder ordenarse en 1956, poco antes de que la persecución recrudeciera en la década de 1960. En la Víspera de Navidad de 1963, el sacerdote fue arrestado y condenado a muerte. Fue golpeado, confinado en condiciones inhumanas durante tres meses y torturado por su fidelidad a la Iglesia.

Una de las acusaciones en contra del sacerdote fue el haber celebrado un Eucaristía en memoria de John F. Kennedy, solicitada por el Papa Pablo VI. El presbítero quedó en mal estado de salud a causa de las torturas, pero no fue ejecutado enseguida, sino que fue puesto en compañía de un conocido para espiarlo e intentar hacerlo hablar en contra de sus captores. «Yo de todos modos respondía que Cristo nos había enseñado a amar a los enemigos y a perdonarlos y que nosotros debíamos empeñarnos en el bien del pueblo. Esas palabras mías llegaron a los oídos del dictador que al cabo de algunos días me liberó de la condena a muerte», relató el P. Simoni.

El indulto de la condena a muerte no significó la libertad del sacerdote, sino una condena a 28 años de trabajos forzados. «He trabajado en los canales de aguas negras y durante el periodo de prisión he celebrado la Misa, he confesado y distribuido la comunión a escondidas», relató. Su libertad sólo fue posible con la caída del régimen comunista en 1991. «El Señor me ha ayudado a servir tantos pueblos y a reconciliar a muchas personas, alejando el odio y al diablo de los corazones de los hombres», concluyó el sacerdote.

Con información de ACI.

 

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