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"La Concepción Inmaculada de María es obra de toda la Trinidad Santa": Arzobispo de Sevilla

Sevilla (Lunes, 05-12-2016, Gaudium Press) Con ocasión del Adviento y en vísperas de la solemnidad de la Inmaculada Concepción, el Arzobispo de Sevilla, Mons. Juan José Asenjo Pelegrina, dirigió una carta a los fieles de su diócesis en la que resalta la festividad mariana que se vivirá el 8 de diciembre.

«La Concepción Inmaculada de María es obra de toda la Trinidad Santa. Ante el extravío de los hombres, alejados de Dios por el pecado, en la plenitud de los tiempos, el Hijo unigénito de Dios se ofrece al Padre para venir al mundo y llevar a cabo la obra saludable de nuestra salvación. Dios Padre prepara una madre para su Hijo, que se encarna por obra del Espíritu Santo para nuestra salvación. Y elige una madre santa, pura y limpia, no manchada por el pecado original e inmune de pecados personales», escribe el prelado.

El Arzobispo señala que en «la Concepción Inmaculada de María deriva su maternidad divina», ya que Jesús, al ser Hijo de Dios, «pudo dibujar el retrato físico y espiritual de su madre y, en consecuencia, pudo hacerla santa, hermosa y ‘llena de gracia'».

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Imagen de la Inmaculada, Convento de la Concepción, Osuna, Sevilla / Foto: Gaudium Press.

«Mientras los demás hombres y mujeres somos limpiados del pecado original en el bautismo por el misterio pascual de Cristo muerto y resucitado, María es preservada del pecado aplicándosele anticipadamente los méritos de su sacrificio redentor. Por ello, posee la plenitud de gracia y no hay en ella el menor atisbo de pecados personales. Aquí se fundamentan los demás privilegios marianos, entre ellos su Asunción en cuerpo y alma a los cielos», agrega Mons. Asenjo.

Expone que desde los primeros siglos de la Iglesia se hacía referencia a María como «la Purísima», «la sin pecado», y que en el camino hacia la definición del dogma de la Inmaculada Concepción -definido como tal por el Papa Pío IX el 8 de diciembre de 1854- España jugó un papel importante.

«En el siglo XVI son muchas las instituciones, que hacen suyo el ‘voto de la Inmaculada’. Universidades, gremios y cabildos e incluso ayuntamientos juran solemnemente defender ‘hasta el derramamiento de su sangre’ los privilegios marianos, especialmente el de la Inmaculada Concepción», destaca el prelado.

Incluso, la primera petición de la definición del dogma de la Concepción Inmaculada de la Santísima Virgen ocurrió en Sevilla en la primera mitad del siglo XVII en la solemnidad de la Natividad de María cuando se pronunció un sermón que levantó polémica entre los sevillanos en el que se negaba la Inmaculada Concepción de María. Los ciudadanos salieron en defensa con demostraciones públicas de desagravio y solemnes procesiones.

«Nuestra Archidiócesis no queda a la zaga en la defensa del privilegio de la Concepción Inmaculada de María. A partir del Renacimiento, en su honor se erigen cofradías, se celebran fiestas religiosas y salen a la luz numerosas publicaciones que defienden la limpia Concepción. A mediados del siglo XVII, son muchas las instituciones sevillanas, civiles, religiosas y académicas, que se imponen la obligación de jurar la defensa de esta hermosa doctrina en los actos de toma de posesión de sus cargos», comenta el Arzobispo.

Un fervor mariano que es notorio en la Catedral sevillana donde hay cientos de imágenes y cuadros dedicados a la Inmaculada Concepción (Ver nota relacionada: Catedral de Sevilla dedicará un año a Murillo, pintor de la Inmaculada Concepción).

Mons. Asenjo también convoca a los fieles de su para que participen en la solemnidad mariana con la vigilia del 7 de diciembre y la solemne Eucaristía del día 8: «La tradición inmaculista no debe perderse entre nosotros. Por ello, en las vísperas de esta solemnidad, invito a todos los cristianos de la Archidiócesis, y muy especialmente a los jóvenes, a la Vigilia de la Inmaculada, que tendrá lugar en la noche del día 7 en la Catedral y en otras muchas iglesias de todo el territorio diocesano. Os invito también a la solemne Misa Pontifical que celebraremos en el mismo templo el día 8».

«Contemplad en estos días las maravillas obradas por Dios en nuestra Madre. Alabad a la Santísima Trinidad por María, la obra más perfecta salida de sus manos. Felicitad y honrad a la Virgen y, sobre todo, imitadla luchando contra el pecado y tratando de vivir siempre en gracia de Dios», concluye el prelado.

Con información de la Archidiócesis de Sevilla.

 

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