viernes, 29 de marzo de 2024
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Las estampitas devocionales, pequeñas ventanas al Cielo

Washington (Viernes, 16-12-2016, Gaudium Press) La piedad popular acude frecuentemente a ayudas materiales para motivar en los devotos una relación con lo sobrenatural. Imágenes religiosas, ejercicios de piedad, sacrificios y costumbres y, por qué no, la arraigada costumbre de obsequiar y coleccionar pequeñas estampas con ilustraciones de Cristo, la Santísima Virgen o los Santos. Sobre esta práctica, el autor católico estadounidense Thomas Craughwell dedicó un artículo que recuerda los beneficios espirituales que innumerables almas han encontrado en este pequeño tesoro de la Iglesia.

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Estampa francesa en honor a Santa Ana. Foto: Karen Watson.

«Las estampas son una de las facetas más duraderas y más entrañables de la vida devocional católica», recordó para National Catholic Register.» Al igual que fotografías de la familia, son recordatorios tangibles de las personas que queremos». El autor recibió su primer estampita de un sacerdote redentorista, el P. Thomas, a los seis años de edad. «El padre Thomas visitaba las clases en mi escuela parroquial y regalaba a todos los niños en el salón una estampa. Todavía la tengo, una pequeña imagen de Nuestro Señor de pie en medio de las nubes».

La práctica de este sacerdote también fue al del San John Neumann durante su gobierno en la diócesis de Filadelfia, cuando llenaba sus bolsillos de estos devotos obsequios para los niños. Cuando se inició su Causa de Canonización, ancianos reportaron conservar las estampas que eran consideradas ahora una reliquia.

Craughwell recordó el origen medieval de las estampitas, que se empleaban como recordatorio de las peregrinaciones a los Santuarios. «La más antigua estampa que sobrevive es un grabado de blanco y negro de San Cristóbal que data del año 1423», expuso. Las primeras estampas eran simplemente papeles impresos difíciles de conservar. Algunas, como las elaboradas por las religiosas en el siglo XVII en Francia eran impresionantemente elaboradas, ya que las fabricantes cortaban a mano los marcos de las pequeñas imágenes elaborando ricos encajes que podrían tomar incluso meses de trabajo.

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Antigua estampita en honor a San José. 

Los Padres Jesuitas se convirtieron en el siglo XVII unos de los principales compradores de estampas para las misiones en América, Asia y África. Uno de los Santos que contó con un mayor número de estampas fue el joven San Juan Berchmans, cuya fama de santidad generó una notable demanda. «La edad de oro de estampas se produjo en el siglo XIX, especialmente en Bélgica, Austria y Alemania, donde las impresoras utilizan un método llamado cromolitografía para producir en masa estampas de belleza excepcional», recordó. Las estampas eran pasadas varias veces por las prensas para añadir colores y su belleza es aún destacada en la actualidad.

Las estampas religiosas lograron un notable auge en la época, con mejores cualidades y una distribución inesperada (incluso añadidas a productos como los chocolates y otros víveres como obsequio promocional). Sin embargo, las guerras mundiales significaron la salida del mercado de numerosos fabricantes de renombre y la calidad de las mismas decayó ostensiblemente. Posteriormente, la influencia de corrientes modernistas intentaron acallar la veneración popular a los Santos y la fabricación de estampas fue abandonada o reemplazada por diseños diferentes que carecieron de éxito a largo plazo.

De forma inesperada, Craughwell ha atestiguado un renacer del interés por las estampas, primero en la forma de una creciente demanda por parte de coleccionistas. A diferencia de otras formas de arte sacro, las estampas son pequeñas y económicas, por lo cual se ha activado un notable comercio de estampas antiguas a través de Internet. Este interés puede conducir a la reproducción masiva de las estampas antiguas. «Algunos coleccionistas han dado los primeros pasos en esa dirección, pero todavía estamos muy lejos de los días de gloria de la década de 1800 cuando había un tesoro de estampas producidas espléndidamente en casi todos los misales de los católicos».

Con información de National Catholic Register.

 

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