jueves, 28 de marzo de 2024
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Distanciarse de Dios endurece el corazón, dice el Papa

Ciudad del Vaticano (Viernes, 24-03-2017, Gaudium Press) En la homilía proferida durante la misa celebrada, por la mañana, en la Capilla de la Casa Santa Marta, el Papa Francisco comentó que «cuando no paramos para oír la voz del Señor, nos distanciamos de Él, le damos la espalda a Él. Y cuando no oímos la voz de Dios, oímos otras voces…»

Teniendo como inspiración un trecho del Libro del Profeta Jeremías, Francisco desarrolló su homilía recordando que cuando el pueblo no escucha la voz de Dios y le da la espalda, acaba distanciándose de Él.

Cerrar los oídos nos torna sordos a la Palabra de Dios

«Si hoy todos nosotros paramos un poco y miramos para nuestro corazón, veremos cuántas veces cerramos los oídos y cuántas veces nos tornamos sordos. Cuando un pueblo, una comunidad, pero también una comunidad cristiana, una parroquia, una diócesis, cierra los oídos y se torna sorda, no oye la Palabra de Dios, busca otras voces, otros señores y acaba siguiendo a los ídolos, los ídolos que el mundo, la mundanidad, la sociedad les ofrece. Se distancia del Dios vivo», comentó el Papa.

Católicos ateos

El Santo Padre prosiguió con su amonestación afirmando que «cuando nos distanciamos del Señor, nuestro corazón se endurece».

Para Francisco, «cuando no oímos, el corazón se torna más duro, más cerrado en sí mismo. Duro e incapaz de recibir alguna cosa. No solo cierre, sino dureza del corazón. Vive entonces en aquel mundo, en aquella atmósfera que no le hace bien, que lo distancia cada día más de Dios».

Receta para perder la fidelidad y tornarse ateo

No escuchar la Palabra de Dios y tener el corazón endurecido, cerrado en sí mismo:

«Estas dos cosas hacen perder la fidelidad. Se pierde el sentido de la fidelidad. El Señor dice en la Primera Lectura: ‘La fidelidad desapareció’ y nosotros nos tornamos católicos infieles, católicos paganos o peor aún, católicos ateos, porque no tenemos una referencia de amor al Dios vivo. No escuchar y dar la espalda – que nos endurece el corazón – que nos conduce al camino de la infidelidad».

Confusión: Confundir a Dios con el diablo

«Esta infidelidad… ¿cómo se traduce esta infidelidad? «, preguntó el Papa, respondiendo luego en seguida:

«Se traduce con la confusión: no se sabe dónde está Dios, dónde no está, se confunde a Dios con el diablo».

Y el Pontífice aclaró su pensamiento refiriéndose al Evangelio del día. Él observó que «a Jesús, que hace milagros, que hace tanto por la salvación y las personas están felices, las personas dicen: ‘Él hace esto porque es un hijo del diablo. Hace eso por el poder de Belcebú'».

¿Escuchamos realmente la Palabra de Dios?

El Papa comentó que no escuchar la Palabra de Dios trae como consecuencia olvidar y alejarse del Señor y confundir, blasfemamente, Dios con el demonio:

«¡Esta es la blasfemia! La blasfemia es la palabra final de este recorrido, que comienza con el no-escuchar, que endurece el corazón, que ‘causa confusión’, que hace olvidar la fidelidad… y al final, viene la blasfemia».

Ay del pueblo que se olvida de la sorpresa del primer encuentro con Jesús, dijo Francisco, antes de encerrar sus consideraciones:

«Hoy, podemos todos preguntarnos: ¿Yo paro para oír la Palabra de Dios, tomo la Biblia, que me habla a mi? ¿Mi corazón se endureció? ¿Yo me alejé del Señor? ¿Perdí la fidelidad al Señor y vivo con los ídolos que la mundanidad me propone todos los días? ¿Perdí la alegría de la maravilla del primer encuentro con Jesús? Hoy es un día para ‘escuchar’: ‘Escuchen hoy la voz del Señor’, rezamos antes. ‘No endurezcan su corazón’. ¡Pidamos esta gracia! La gracia de escuchar, para que nuestro corazón no se endurezca». (JSG)

(De la Redacción de Gaudium Press, con informaciones de RV)

 

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