martes, 23 de abril de 2024
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El sacerdote de la India, que en Pascua va a bautizar a su mamá

Ottawa (Jueves, 06-04-2017, Gaudium Press) La historia del P. Hezuk Shroff es la de una vocación cuidada por la Providencia y definida en los tiempos de Dios y no de los hombres.

De etnia parsi, una minoría de la India que practica la religión zoroástrica, el P. Shroff nace en ese país en 1971 y emigra luego con toda su familia al Canadá.

Cuando comienza a estudiar Bioquímica en la Universidad de Mc Gill, en Montreal, su compañero de cuarto, un «ferviente cristiano pentecostal», le presenta «la iglesia evangélica local y el Evangelio, el mensaje de la fe cristiana y de la persona de Jesús».

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Sin embargo, el interés de Hezuk se encamina pronto hacia la Iglesia Católica, en cuya doctrina quiso profundizar leyendo. Un día fue con uno de sus compañeros de universidad a la misa en la Basílica de San Patricio en Montreal.

La liturgia lo entusiasma

«La liturgia de la misa me fascinó, yo sabía en mi interior que este era un momento sagrado. Me enamoré de la belleza y la verdad de la fe católica. Como había oído sobre sobre la gracia de Dios, la Santa Eucaristía y la devoción de los fieles a la Virgen María y a los santos…me dije a mí mismo: ‘aquí es donde tenía que estar’ «. Después de un año de preparación, en la Vigilia Pascual de 1995 Hezuk Shroff fue bautizado en la Iglesia Católica Apostólica y Romana.

Después del bautismo quiso ser religioso y estuvo en un monasterio benedictino en Francia. En ese país estudió Filosofía y Teología. Entretanto, una vez que su superior lo envió a Cebú – Filipinas, a una misión, sintió el llamado para un apostolado de tipo activo: «Fue aquí en Filipinas tras trabajar en el ministerio juvenil, donde finalmente entendí que Dios me estaba llamando para servir como sacerdote diocesano», afirma. Su interés especial eran los jóvenes. En Filipinas «los jóvenes me decían que su pastor no tenía tiempo para ellos porque estaba demasiado ocupado dirigiendo la parroquia. Pensé, ¡qué triste! Después de todo, ¿no es la misión principal de un cura el cuidado de las almas confiadas a él?».

En el 2006 volvió a Canadá para ingresar en el seminario de la Arquidiócesis de Ottawa y el 13 de mayo de 2011 fue ordenado, teniendo desde siempre un especial amor a la Virgen de Fátima. Toda su familia lo acompañó en ese momento.

«Mi madre estaba muy feliz con mi conversión, e incluso había estado rezando para que yo fuera sacerdote», narra. Su madre ya había tenido un contacto con la Iglesia, pues había estudiado en un internado católico. A su padre explicó que ingresar a la Iglesia no era renegar de su origen, sino atender lo que sentía como un llamado fuerte de Cristo.

Ahora su madre, 22 años después que él fue bautizado, recibirá el bautismo de manos de su hijo, lo que ocurrirá en la próxima Vigilia Pascual. Ella siempre había querido ser católica, pero presiones externas y otras circunstancias lo habían impedido. Pero ahora lo será y por las manos de su hijo sacerdote…

Con información de ReligionenLibertad

 

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