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Francisco lanza Mensaje para el Primer Día Mundial de los Pobres

Ciudad del Vaticano (Viernes, 16-06-2017, Gaudium Press) El Día Mundial de los Pobres fue instituido por el Papa Francisco, cuando el cierre del Año Santo extraordinario de la Misericordia, a través de la Carta Apostólica «Misericordia et misera».

Esta celebración del Día Mundial de los Pobres, considerada una «señal concreta» del Año Jubilar, es realizada en el XXXIII Domingo del Tiempo Común, que este año deberá caer el día 19 de noviembre.

En el Vaticano, en la mañana del martes pasado, fue publicado el Mensaje del Papa con vistas al Primer Día Mundial de los Pobres, guiado por el tema: «No amemos con palabras, sino con obras».

El Mensaje del Papa

El Papa inicia su Mensaje, con la citación evangélica del tema central: «Mis hijitos, no amemos con palabras ni con la boca, sino con obras y con verdad».

Estas palabras del apóstol San Juan son un imperativo del cual ningún cristiano puede prescindir. La importancia del mandamiento de Jesús, transmitido por el «discípulo amado» hasta nuestros días, tiene pleno sentido delante de las palabras vacías que salen de nuestra boca, afirma el Santo Padre.

Quien pretende amar como Jesús amó, debe asumir su ejemplo, sobre todo cuando somos llamados a amar los pobres. Es más, continúa Francisco, es bien conocida la forma de amar del Hijo de Dios: «Él nos amó primero, al punto de dar su vida por nosotros».
Es de este modo que la misericordia, que nace del corazón de la Trinidad, se concretiza y genera compasión y obras de misericordia por los hermanos y hermanas más necesitados, recuerda el Papa.

«…bienaventurados y herederos del Reino de los Cielos»

En su Mensaje, el Santo Padre hizo diversas referencias a la vida de Jesús, que resonó, desde el inicio, en la primera Comunidad eclesial, que asumió, entonces, la asistencia, los cuidados y el servicio de los pobres, teniendo como base las enseñanzas del Maestro, que proclamó a los pobres «bienaventurados y herederos del Reino de los Cielos».

Históricamente ocurrió, sin embargo, que algunos cristianos no dieron la debida atención a este apelo, dejándose contagiar por la mentalidad mundana. Con todo, el Espíritu Santo sopló sobre muchos hombres y mujeres que, de varias formas, dedicaron toda su vida al servicio de los pobres.

Recordados Ejemplos de Cristianos

El Papa recordó que, en estos Dos mil años, numerosas páginas de la historia fueron escritas por cristianos que, con simplicidad y humildad, se colocaron al servicio de sus hermanos más pobres. Y citando nombres de algunos que se destacaron en la caridad, se acordó de San Francisco de Asís, que, para el Pontífice, fue testigo vivo de una pobreza genuina.

Pobreza es Vocación

Francisco destacó que, para los cristianos, discípulos de Cristo, la pobreza es, antes que nada, una vocación. Para él, seguir a Jesús pobre es la medida para evaluar el uso correcto de los bienes materiales.

El Papa afirma que nuestro mundo, muchas veces, no consigue identificar la pobreza que existe en nuestros días y que vienen cargadas con sus trágicas consecuencias: sufrimiento, marginalización, opresión, violencia, torturas, prisión, guerra, privación de la libertad y la dignidad, ignorancia, analfabetismo, enfermedades, desempleo, tráfico de personas, esclavitud, exilio y miseria. Según él, la pobreza, además de injusticias en el campo social, tiene su origen en la miseria moral, en la avidez de pocos y la indiferencia generalizada.

Permanecer inertes, resignados

Delante de este escenario, afirma Francisco en su Mensaje para el Día Mundial de los Pobres, no se puede permanecer inerte y resignado. Y además afirmó, antes de exponer sus palabras finales: todos estos pobres pertenecen a la Iglesia por «derecho evangélico»

En la conclusión de su Mensaje el Papa Francisco invitó a toda la Iglesia a, en este día, fijar su mirada en aquellos que extienden sus manos invocando ayuda y solidaridad.

El pedido final del Papa fue para que la conmemoración de ese Día sirva de estímulo para reaccionar a la cultura del descarte, del desperdicio y de la exclusión y a asumir la cultura del encuentro, con gestos concretos de oración y caridad, para una mayor evangelización en el mundo.

Los pobres, dijo Francisco, no son un problema, sino «un recurso para acoger y vivir la esencia del Evangelio». (JSG)

 

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