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Bagdad (Martes, 31-10-2017, Gaudium Press) La celebración de un referéndum por la independencia del Kurdistán iraquí ha resultado en hechos de violencia que han generado una nueva oleada de migración que ha suscitado una notable preocupación en la Iglesia. En un artículo redactado para AsiaNews, el Patriarca Caldeo de Bagdad y presidente de la Conferencia Episcopal Iraquí, Su Beatitud, Louis Raphael I Sako, denunció los hechos y pidió preservar la estabilidad de la región a fin de que no fracasen los esfuerzos en favor del retorno de las comunidades cristianas, habitantes originales del país.
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| Su Beatitud Louis Raphael I Sako, Patriarca Caldeo de Bagdad. Foto: Bundesministerium für Europa, Integration und Äußeres |
«Los cristianos no son un componente exterior de Iraq, sino que en realidad son un pueblo indígena del país. Su historia, su identidad y sus raíces se hunden en el tiempo hace miles de años», recordó el Patriarca en su artículo, quien destacó el deseo de estas comunidades de permanecer en el país a pesar de la intensa persecución y todo tipo de abusos padecidos. «Los cristianos desplazados de la llanura de Nínive, que están tratando de regresar a sus pueblos nativos, están experimentando hoy una situación difícil», se lamentó, y relató cómo tras la liberación de los territorios ocupados por el Estado Islámico surge una grave controversia sobre la jurisdicción de la llanura de Nínive. Esta región «estaba unida, estable y segura hasta 2003», pero en la actualidad «está en el centro de una disputa entre el gobierno iraquí y las fuerzas kurdas».
La realización del referéndum independentista produjo numerosos enfrentamientos armados, justamente en las fronteras de las ciudades cristianas. «En estos últimos episodios, niños inocentes han resultado heridos y hogares de familias cristianas han sido utilizados como puestos de defensa», denunció el prelado. «El resultado es que muchos residentes de estas ciudades han huido nuevamente, creando una atmósfera renovada de ansiedad y temor a un conflicto entre Bagdad y Erbil, lo que eventualmente conducirá a nuevas divisiones y evitará la reconstrucción y el regreso de las personas a sus hogares».
Por ese motivo el Patriarca Sako pidió «quitar la Llanura de Nínive del teatro de batalla, para que permanezca unida como lo hizo hasta 2003», retornar al control territorial por parte del estado central y restituir una autoridad legítima «bajo la dirección de una fuerza de policía nacional unida donde los miembros locales de la llanura de Nínive sean reubicados dentro del territorio para asegurar directamente la seguridad de la planicie». Su Beatitud pidió dar prioridad a «alimentar los esfuerzos para mantener la estabilidad, la seguridad y generar confianza entre todos los grupos de personas en la llanura de Nínive».
«Todos debemos apoyar el desarraigo de una cultura que rechaza la diversidad, el odio y la negación del otro. Debemos cambiar esta falta de apoyo para la reconstrucción y, por el contrario, allanar el camino para el retorno de las personas desplazadas a sus hogares», exhortó el Patriarca Sako. «En todo esto, los habitantes de Nínive deberían tener pleno acceso a los servicios y asistencia provistos por el Estado en la rehabilitación de sus pueblos, ciudades, iglesias y escuelas, como es el caso de los habitantes de otras regiones». El prelado pidió la cooperación de los partidos políticos y de todas las organizaciones cristianas en favor de la unidad y poder dejar atrás las difíciles circunstancias que amenazaban poner fin a la presencia cristiana local, afirmando que «el pueblo iraquí y el pueblo kurdo, ambos sufrientes, se niegan a continuar la guerra».
Con información de AsiaNews.
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