Veterano de guerra de 95 años de edad se hace católico y declara haber estado en búsqueda toda su vida

Brisbane (Sábado, 02-06-2018, Gaudium Press) Stanley Everett, un veterano de guerra del Ejército Británico y el Ejército Australiano de 95 años de edad recibió los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y la Santa Comunión durante el mes de mayo en Brisbane, Australia, en un hecho que él mismo ha calificado como el final de una larga búsqueda. El veterano se había acercado a la fe católica durante 3 años asistiendo a la Eucaristía en el complejo Villa María, un hogar para ancianos ubicado en Fortitude Valley, donde reside.

Stanley Everett, en el día de su admisión a la Iglesia Católica. Foto: Arquidiócesis de Brisbane.

Según reportó Catholic Leader, el momento en el cual recibió los Sacramentos de iniciación cristiana marcó un completo cambio en su vida. «Toda mi vida he estado buscando», afirmó al medio de comunicación. Lo que motivó especialmente su acercamiento a la fe católica fue la posibilidad de recibir la Eucaristía, después de haber conocido numerosas denominaciones cristianas y haber desarrollado su fe por Jesucristo durante su vida. «Es la comunión lo que te acerca a Cristo. Usted toma la Comunión y esto lleva a Cristo hasta usted».

Precisamente el no poder recibir la comunión durante las Misas le motivó a preguntar sobre cómo hacer parte de la Iglesia Católica. «Yo quería ser capaz de comulgar donde yo he estado asistiendo, pero cuando llegaba el momento de comer el pan no se me permitía porque no era bautizado», recordó. «Entonces dije: Bueno, si esto es lo que requiere, esto es lo que yo haré».

Después de un servicio militar en más de 17 países en Europa y África, Everett reconoce en la fe cristiana un hilo conductor de su búsqueda espiritual. El veterano reportó haber leído durante su vida 5 o 6 veces toda la Sagrada Escritura de principio a fin, que sin embargo para él puso en evidencia sus limitaciones. «Solamente existe un camino y éste es lo que está en su corazón, no lo que está en su cabeza», aseguró. «Lo que está en su cabeza no importa nada, sino lo que haga su corazón».

Finalmente, Everett explicó que a su edad, en el final de su vida, sólo dos cosas tienen importancia: Su fe en que Dios es todopoderoso, que Jesús es su hijo y que Él fue obediente al Padre. «Cuando Él vino a la tierra, vino no para vivir sino que vino para morir. Esa es la diferencia entre Él y nosotros», concluyó. «Nosotros vinimos para vivir y Él vino para morir en nuestro lugar. ¿Qué más se puede decir?»

Con información de Catholic Leader.