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Espectáculo que dejó a los Ángeles maravillados…

Redacción (Miércoles, 17-10-2018, Gaudium Press) En Galilea, Jesús realizó muchos milagros entre los cuales la resurrección del hijo de una viuda, en la ciudad de Naín. Luego después, Él obró la resurrección de alma de una pecadora conocida en toda la región, que pasó de la muerte del pecado para la vida sobrenatural. El hecho ocurrió, probablemente, en Cafarnaúm.

Debajo de la lama inmunda había una piel de armiño

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María Magdalena, hermana de Lázaro y Marta, era una joven bella y bastante rica, pero se dejó llevar por la vanidad y llegó a precipitarse en los abismos de la impureza. Comenta Monseñor João Clá:

«Hace mucho que María Magdalena había probado el vacío y la mentira del pecado. Su alma delicada ansiaba una oportunidad para cambiar de vida, pero las circunstancias la impedían de realizar ese buen intento. Por pura debilidad cayera en aquellos horrores.

«Pero, en su corazón femenino, guardaba una gran admiración por la virtud y – por increíble que parezca – en especial por la pureza.

«Su sensibilidad física la arrastraba a las engañosas delicias de la carne y, por tanto, a la ofensa grave a Dios; pero la espiritual la invitaba a la paz de consciencia, al amor al Creador.

«En el auge de ese dilema, después de mucho implorar socorro al Cielo, oyó hablar del surgimiento de un gran profeta en Israel, taumaturgo en altísimo grado: los paralíticos caminaban, los ciegos veían, los sordos oían, los mudos hablaban y hasta los muertos resucitaban.

«Al final, pensó ella, llegara el remedio para todos los males que atormentaban su espíritu tan cargado de recriminadoras aflicciones.

«Ella se consideraba monstruosa y no veía la hora en que pudiese sentirse purificada de sus manchas. Por debajo de aquella lama inmunda había una piel de armiño que ardía de anhelos de limpieza.

«Las primerísimas reacciones de su alma en relación a Jesús fueron de la más entrañada simpatía. Desde el inicio, ella lo amó más que a sí misma y anhelaba por la oportunidad de aproximarse a Él.»

Utilizó los cabellos como fino lino

Cuando supo que el Divino Maestro estaba cenando en casa de un fariseo llamado Simón, Magdalena para allá se dirigió llevando un frasco de alabastro lleno de perfume. Entró a la sala y se arrodilló a los pies de Jesús. Llorando copiosamente, los lavó con sus lágrimas, los besó, los secó con sus cabellos y los ungió con el valioso perfume.

«¡Ella no pronunció ninguna palabra, pero que elocuencia en toda su conducta!» Simón, el fariseo, no había comprendido un espectáculo delante del cual «los Ángeles del Cielo estaban maravillados».

Entonces, el Salvador dijo a Simón:

«¿Estás viendo esta mujer? Cuando entré a tu casa, no me ofreciste agua para lavar los pies; ella, sin embargo, lavó mis pies con lágrimas y los secó con sus cabellos. No me besaste; ella, sin embargo, desde que llegó, no paró de besar mis pies. No derramaste óleo en mi cabeza; ella, sin embargo, ungió mis pies con perfume. Por eso te digo: los muchos pecados que ella cometió están perdonados, pues ella mostró mucho amor. […]

«En seguida, dijo a la mujer: ‘Tus pecados están perdonados.'» Y agregó: «Tu fe te salvó. ¡Ve en paz!» (Lc 7, 44-50).

Escribe el fundador de los Heraldos del Evangelio:

«Antes, por su concupiscencia, [Magdalena] andaba inquieta por atraer la atención de todos para sí; ahora se arrodilla para servir. Los ojos con los cuales ofendiera a Dios por su curiosidad desenfrenada, lloraban de dolor por el pasado. Sus cabellos, antes vanidosamente peinados, ella los utilizaba en ese momento como fino lino para secar los pies del Señor. Los labios que tanto profirieron palabras de insensatez se consagraban en besar aquellos divinos pies. Por último, elevaba a la categoría de instrumento de alabanza el perfume usado en otras eras para azular su vanidad.»

Amplitudes de la misericordia divina

María Magdalena tuvo un arrepentimiento perfecto de sus pecados. Afirma Plinio Corrêa de Oliveira:

«Dios ama singularmente al pecador arrepentido. Y al perdonar al pecador verdaderamente contrito, Él tiene una razón para amarlo más que antes. Es por eso, por ejemplo, que Santa María Magdalena fue más amada por Nuestro Señor después de convertirse que antes de pecar. Son esas las amplitudes de la misericordia divina.»

Dos días después del Domingo de Ramos, estaba Jesús en Betania cenando en la casa de otro Simón, llamado el leproso. Vino, entonces, Magdalena y repitió su bello gesto.

Judas Iscariote se irritó, diciendo que el perfume debería ser vendido y el dinero obtenido dado a los pobres. «Habló así, no porque se preocupase con los pobres, sino porque era ladrón.» Y el Redentor declaró: «Pobres, siempre los tienes con vosotros. A Mí, entretanto, no siempre tendréis» (Jo 12, 6. 8).

Cabe observar que no fue apenas Judas Iscariote que quedó irritado, sino también otros discípulos de Nuestro Señor (cf. Mt 26, 8; Mc 14, 4). El Divino Maestro agregó:

«Ella derramó este perfume en mi Cuerpo en vista de mi sepultura. En verdad os digo: donde es proclamado este Evangelio, en el mundo entero, será mencionado también, en su memoria, lo que ella hizo» (Mt 26, 12-13).

Por su predicación, convirtió toda la población de Marsella

Nos causa también admiración lo que ocurrió posteriormente con Magdalena.

Algunos años después de la Resurrección del Señor, judíos impíos la colocaron, juntamente con sus hermanos Lázaro y Marta, así como Maximino, que fuera uno de los discípulos de Jesús, en un barco sin timonero ni remos y lo lanzaron al mar.

Dirigida por la Divina Providencia, la embarcación acabó llegando a la ciudad de Marsella, al Sur de Francia.

María Magdalena predicó allí el Evangelio con tanta pulcritud que convirtió a toda la población. Marta fundó un monasterio, donde pasó a llevar vida religiosa con su hermana. Posteriormente, Magdalena, movida por la gracia divina, fue a vivir a un monte donde era asistida por los Ángeles.

Lázaro se tornó Obispo de Marsella, y Maximino Obispo de Aix-en-Provence. Todos ellos son santos y sus nombres constan del Martirologio. ¡En la Letanía de todos los Santos, María Magdalena es la primera en ser invocada entre las vírgenes!

Por Paulo Francisco Martos

(in «Noções de História Sagrada» – 168)

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Bibliografía

Cf. FILLION, Louis-Claude. La sainte Bible avec commentaires – Évangile selon S. Luc. Paris: Lethielleux. 1889, p. 160.
CLÁ DIAS, João Scognamiglio. EP. O inédito sobre os Evangelhos. Vaticano: Libreria Editrice Vaticana; São Paulo: Instituto Lumen Sapientiae, 2012, v. VI, p. 156-157.
CORRÊA DE OLIVEIRA, Plinio. A mais eminente figura da Idade Média. In Dr. Plinio, São Paulo. Ano XXI, n. 242 (maio 2018), p. 25.
Cf. ÁVILA, Juan de. Obras completas del Beato Maestro Juan de Ávila. Madri: BAC, 1953, p. 1198; ROHRBACHER, René-François. Vida dos Santos. São Paulo: Editora das Américas. 1959. v. XIII, p. 250.

 

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