\u201cEl amor se alimenta de sacrificios. Cuanto m\u00e1s rechaza el alma las satisfacciones naturales, tanto m\u00e1s fuerte y desinteresada se vuelve su ternura\u201d. <\/i><\/span><\/p>\n <\/p>\n Redacci\u00f3n (02\/10\/2023 08:24, <\/b><\/span>Gaudium Press<\/b><\/span><\/a><\/u>)<\/b><\/span> Considerando su debilidad y la imposibilidad de santificarse por sus propias fuerzas, la joven carmelita se abandon\u00f3 al amor de Nuestro Se\u00f1or, con plena confianza en la misericordia divina, y en poco tiempo alcanz\u00f3 la perfecci\u00f3n. Se convirti\u00f3 as\u00ed en un modelo para todos aquellos que se sienten incapaces de imitar los actos sobresalientes de virtud practicados por los grandes santos de la cristiandad.<\/span><\/p>\n Santa Teresita nos dej\u00f3 el itinerario de sus luchas espirituales en tres textos escritos por obediencia a sus superiores, los famosos Manuscritos Autobiogr\u00e1ficos. En ellos supo transmitir las m\u00e1s altas realidades sobrenaturales a trav\u00e9s de simples comparaciones, siguiendo el ejemplo del Divino Maestro. Veamos algunas de estas par\u00e1bolas.<\/p>\n Par\u00e1bola de las flores del jard\u00edn<\/b><\/p>\n Le resultaba dif\u00edcil comprender por qu\u00e9 Dios conced\u00eda tan desigualmente sus gracias a las almas: algunas las recib\u00edan en tal n\u00famero que conservaban una inocencia inmaculada durante toda su vida; otros se hundieron en el pecado, pero el Se\u00f1or, por as\u00ed decirlo, los oblig\u00f3 a convertirse; y otros, como los abor\u00edgenes de las tierras de misi\u00f3n, \u201cmurieron en gran n\u00famero sin haber o\u00eddo nunca pronunciar el nombre de Dios\u201d. \u00bfA qu\u00e9 se debe tanta diversidad?<\/p>\n Las almas inocentes son capaces de ver realidades sobrenaturales a trav\u00e9s de las criaturas m\u00e1s simples. As\u00ed, sor Teresa encontr\u00f3 la respuesta mirando las flores de un jard\u00edn: todas son hermosas, el esplendor de la rosa y la blancura del lirio no excluyen el perfume de la violeta ni la sencillez de la cal\u00e9ndula. Comprendi\u00f3 entonces que \u201csi todas las florecillas quisieran ser rosas, la naturaleza perder\u00eda su gala primaveral, ya no habr\u00eda campos esmaltados de florecitas\u201d.<\/p>\n Y concluy\u00f3: \u201cLo mismo sucede en el mundo de las almas, que es el jard\u00edn de Jes\u00fas. \u00c9l quiso crear a los grandes Santos, que pueden compararse con lirios y rosas; pero tambi\u00e9n cre\u00f3 las m\u00e1s peque\u00f1as, y \u00e9stas deben contentarse con ser cal\u00e9ndulas o violetas, destinadas a deleitar los ojos del Buen Dios, cuando las tenga a sus pies. La perfecci\u00f3n consiste en hacer su voluntad, en ser lo que \u00c9l quiere que seamos\u201d.<\/p>\n A partir de ese momento, en lenguaje po\u00e9tico, se identificar\u00e1 con una florecita fr\u00e1gil, necesitada de la ayuda constante de Dios.<\/p>\n Flor replantada en el Monte Carmelo<\/b><\/p>\n Esta peque\u00f1a flor creci\u00f3 y pronto manifest\u00f3 su belleza espiritual. Apenas hab\u00eda salido de la infancia y ya pose\u00eda una de las virtudes m\u00e1s dif\u00edciles de adquirir: la abnegaci\u00f3n. Al principio, como ella misma dijo, su fisonom\u00eda denotaba las \u201cmarcas de la lucha\u201d librada por conquistar esta virtud, pero luego se hizo f\u00e1cil practicarla.<\/p>\n La lectura de la Imitaci\u00f3n de Cristo fue fundamental para forjar el alma de Teresita. Recit\u00f3 de memoria largos pasajes de ese libro que tom\u00f3 como gu\u00eda segura para la santificaci\u00f3n. As\u00ed se fortaleci\u00f3 la florecilla preparada para solicitar la admisi\u00f3n al Carmelo.<\/p>\n Para ello, el consentimiento de los padres era fundamental. El d\u00eda que eligi\u00f3 para hacer el pedido no pudo ser mejor: la solemnidad de Pentecost\u00e9s. Despu\u00e9s de suplicar la intercesi\u00f3n de los santos Ap\u00f3stoles, como deseaba con sus oraciones ser ap\u00f3stol de los ap\u00f3stoles, Teresita se encontr\u00f3 con su padre en el ambiente apacible del jard\u00edn de la casa. El sol poniente doraba las copas de los \u00e1rboles cuando ella le abri\u00f3 su coraz\u00f3n. Despu\u00e9s de un momento de vacilaci\u00f3n, debido a la corta edad de su hija, entonces menor de 15 a\u00f1os, se dio cuenta de que esa era la voluntad de Dios e inmediatamente dio su consentimiento. Luego se acerc\u00f3 a un peque\u00f1o muro, tom\u00f3 una flor blanca, parecida a un lirio en miniatura, y se la entreg\u00f3 a su hija, explic\u00e1ndole con qu\u00e9 cuidado Dios la hab\u00eda dado a luz y la hab\u00eda guardado hasta ese d\u00eda. Un gesto especialmente simb\u00f3lico, ya que la florecita hab\u00eda sido arrancada de ra\u00edz, como para ser replantada en otro lugar.<\/p>\n \u201cYo no soy un \u00e1guila\u2026\u201d<\/b><\/p>\n Sin embargo, \u00bfcu\u00e1l ser\u00eda la vocaci\u00f3n espec\u00edfica de Teresa? Caminando por los claustros del convento, se pregunt\u00f3 sobre esto. Deseaba ardientemente el martirio, pero esto no le bastaba: quer\u00eda ser tambi\u00e9n misionera, m\u00e9dico, guerrero, profeta, ap\u00f3stol. Una sola misi\u00f3n no satisfac\u00eda su fervor, \u00a1quer\u00eda ser todo al mismo tiempo! Finalmente encontr\u00f3 la respuesta en los cap\u00edtulos 12 y 13 de la Primera Carta de San Pablo a los Corintios: el amor abraza todas las vocaciones. Y exclamaba rebosante de alegr\u00eda: \u201cEn el coraz\u00f3n de la Iglesia, Madre m\u00eda, ser\u00e9 amor\u2026 \u00a1as\u00ed ser\u00e9 todo, as\u00ed se cumplir\u00e1 mi sue\u00f1o!\u201d.<\/p>\n Sin embargo, Teresita estaba convencida de que era demasiado d\u00e9bil e imperfecta para tan alta vocaci\u00f3n. Esto, sin embargo, no represent\u00f3 un obst\u00e1culo para ella, pues fue su propia debilidad la que le dio la audacia de ofrecerse a Jes\u00fas como v\u00edctima de amor.<\/p>\n Pajarillo rodeado de \u2018\u00e1guilas\u2019 y tambi\u00e9n de \u2018buitres\u2019<\/b><\/p>\n Luego expres\u00f3 su situaci\u00f3n en el Carmelo con otra hermosa par\u00e1bola: \u201cNo soy m\u00e1s que un pajarito endeble cubierto s\u00f3lo de leve plumaje. Yo no soy un \u00e1guila, s\u00f3lo tengo mis ojos y mi coraz\u00f3n, porque, a pesar de mi extrema peque\u00f1ez, me atrevo a mirar el Sol Divino, el Sol del Amor, y mi coraz\u00f3n siente todas las aspiraciones del \u00e1guila\u201d. Y as\u00ed, vi\u00e9ndose incapaz de volar a ese Sol, ella lo contemplaba con amor desde aqu\u00ed en la Tierra.<\/p>\n Como bien reconoci\u00f3 la atrevida carmelita, en su lenguaje figurado, el pajarito se distra\u00eda a veces con tonter\u00edas terrenales, pero luego volv\u00eda arrepentida, fijaba de nuevo sus ojos en el Sol y extend\u00eda sus alas mojadas para secarse al contacto de los ben\u00e9ficos rayos. En momentos como estos, se volvi\u00f3 m\u00e1s ardientemente hacia las grandes \u00e1guilas, los \u00c1ngeles y los Santos del Cielo, que la ayudaron a perseverar en el amor.<\/p>\n Pero el pajarito tambi\u00e9n sab\u00eda que estaba rodeado de peligrosos buitres \u2014los demonios\u2014 que acechaban una buena oportunidad para atraparlo. No les tuvo miedo, pues en el centro del Sol vio su gran protecci\u00f3n: el \u00c1guila Eterna, Cristo nuestro Se\u00f1or, defendi\u00e9ndola de todas las asechanzas infernales.<\/p>\n El Reino de la Luz y el pa\u00eds de las tinieblas<\/b><\/p>\n Una de las par\u00e1bolas m\u00e1s hermosas de Santa de Lisieux fue escrita durante el per\u00edodo en que sufri\u00f3 terribles tentaciones contra la fe. \u201cTienes que haber atravesado este oscuro t\u00fanel para entender su oscuridad\u201d, coment\u00f3.<\/p>\n En un intento de dar una idea de la intensidad de este calvario, la joven carmelita imagina haber nacido en un pa\u00eds cubierto por una densa niebla, donde no era posible contemplar las maravillas de la naturaleza ba\u00f1ada por los rayos del sol. Pero ella es consciente, por intuici\u00f3n y por haber o\u00eddo, de la existencia de un reino luminoso, donde todo es excelente y admirable, la verdadera patria de las almas.<\/p>\n Por ahora, sin embargo, los hombres viven en la tierra de las tinieblas. El Rey de la patria luminosa quiso abrir los ojos de todos a las maravillas que les esperan, pero muchos no quisieron escucharlo: \u201cLas tinieblas no comprendieron que este Rey Divino era la luz del mundo\u2026\u201d.<\/p>\n Cuanto m\u00e1s busca Teresita busca Reino de la Luz, m\u00e1s oscuridad la envuelve y llena su alma con pensamientos de desesperaci\u00f3n. De vez en cuando un diminuto rayo de luz le tra\u00eda un peque\u00f1o respiro, pero luego la oscuridad la envolv\u00eda de nuevo.<\/p>\n Teresita nunca cedi\u00f3 a esa tentaci\u00f3n. Enfrent\u00f3 al enemigo con valent\u00eda, al punto de poder declarar: \u201cCreo que he hecho m\u00e1s actos de fe este a\u00f1o que en todo el resto de mi vida\u201d. Manifest\u00f3 su alegr\u00eda de sufrir por amor a Jes\u00fas, as\u00ed como su disposici\u00f3n a sufrir mucho m\u00e1s si pudiera reparar as\u00ed un solo pecado contra la fe.<\/p>\n Pincel de Dios<\/b><\/p>\n Reconociendo las raras virtudes de sor Teresa, la superiora del Carmelo la invit\u00f3 a convertirse en maestra de novicias. No se cre\u00eda a la altura, y asumi\u00f3 el cargo, pero como ayudante de la madre superiora, que acumul\u00f3 ambos puestos.<\/p>\n En el ejercicio de este papel, Teresita pronto not\u00f3 cu\u00e1n diferentes son las almas y, sobre todo, cu\u00e1n delicada es la tarea de conducirlas a Dios. \u00a1Cu\u00e1ntas oraciones, cu\u00e1ntos sacrificios se necesitan para hacerles bien!<\/p>\n Para explicar c\u00f3mo concibe el papel de maestra de novicias, la joven carmelita recurri\u00f3 a una sencilla par\u00e1bola. Si un lienzo pintado por un gran artista pudiera pensar y hablar, ciertamente no se quejar\u00eda de recibir sucesivas pinceladas, ni envidiar\u00eda al pincel, mero instrumento en manos del pintor a quien debe su belleza. El pincel, por su parte, no pod\u00eda presumir del trabajo realizado, porque, con buen o mal instrumento, lo que realmente cuenta es la destreza del artista.<\/p>\n Y concluy\u00f3: \u201cMadre m\u00eda querida, soy un peque\u00f1o pincel elegido por Jes\u00fas para pintar su imagen en las almas que me has confiado\u201d.<\/p>\n Teresinha cumpli\u00f3 con dedicaci\u00f3n su dif\u00edcil tarea. Como ya hab\u00eda ganado muchas batallas espirituales, estaba preparada para ense\u00f1ar a sus disc\u00edpulos el camino de la perfecci\u00f3n. \u201cEl amor se alimenta de sacrificios. Cuanto m\u00e1s se niega el alma a las satisfacciones naturales, m\u00e1s fuerte y desinteresada se vuelve su ternura\u201d, insisti\u00f3.<\/p>\n Ciertamente, la humilde monja no imagin\u00f3 que el Divino Artista, mucho m\u00e1s que \u201cretocar\u201d detalles en el lienzo de las almas de las novicias del Carmelo de Lisieux, usar\u00eda ese humilde pincelito para producir obras de arte en todas las naciones del universo.<\/p>\n Sepamos aprovechar, para nuestra propia santificaci\u00f3n, las lecciones de Santa Teresita del Ni\u00f1o Jes\u00fas.<\/p>\n Por el P. Thiago de Oliveira Geraldo, EP<\/i><\/p>\n _______<\/i><\/p>\n (Texto extra\u00eddo, con adaptaciones, de la Revista Arautos do Evangelho, n. 166, octubre de 2015).<\/p>\n<\/div>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"\u201cEl amor se alimenta de sacrificios. Cuanto m\u00e1s rechaza el alma las satisfacciones naturales, tanto m\u00e1s fuerte y desinteresada se vuelve su ternura\u201d. 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