Vida Interior contrarrevolucionaria: haciendo funcionar la m\u00e1quina de an\u00e1lisis cat\u00f3lico<\/span><\/a><\/p>\n***<\/span><\/p>\nTodo comienza por una observaci\u00f3n sapiencial<\/em> de la realidad, por lo tanto con un \u2018detenerse\u2019 para contemplar l<\/span>a riqueza <\/span>y las particularidades <\/span>de l<\/span>o que nos circunda.<\/span><\/p>\nMe encuentro en este momento en el <\/span>puscaf\u00e9<\/i><\/span> tras el almuerzo, en una antigua casa colonial del centro de mi ciudad, que alberga un peque\u00f1o claustro y cuyas habitaciones \u2014siete en cada planta, de las dos que tiene\u2014 fueron transformadas en peque\u00f1os locales comerciales cuyos frentes da<\/span>n<\/span> al claustro, casi todos de venta de joyas <\/span>de un<\/span> anacr\u00f3nico estilo precolombino. El costado norte del patio es ocupado por <\/span>el muestrario y la cocina <\/span>de un caf\u00e9, donde los due\u00f1os \u2013padres ancianos e hijo, franceses\u2013 ofrecen <\/span>unas <\/span>baguettes<\/i><\/span> sabor de <\/span>ensue\u00f1o, \u2018con granos\u2019 y \u2018sin granos\u2019, <\/span>y los<\/span> que considero l<\/span>os mejores postres<\/span> de la ciudad, sus cheesecake, <\/em>sus tartaletas. El capuccino tampoco est\u00e1 nada mal aunque <\/span>las tazas <\/span>podr\u00eda<\/span>n <\/span>ser m\u00e1s generos<\/span>as<\/span>. <\/span><\/p>\nEl espacio del claustro est\u00e1 cubierto por una marquesina, <\/span>lo que <\/span>permite que ese ambiente del patio interior sea ocupado sin temor a la lluvia por mesas y sillas, por lo general llenas de clientes del caf\u00e9.<\/span><\/p>\nLa casa est\u00e1 <\/span>recientemente<\/span> pintada en un ocre suave, y las columnas de madera r\u00fastica <\/span>y los marcos de ventanas<\/span>, que parecen de verdad de m\u00e1s de trescientos a\u00f1os, <\/span>se encuentran cuidadosamente<\/span> lustrad<\/span>o<\/span>s o lacad<\/span>o<\/span>s. Las vitrinas de los almacenes exhiben, b<\/span>astante <\/span>iluminadas, las m\u00e1s vistosas piezas <\/span>de<\/span> su orfebrer\u00eda, proyectando un resplandor dorado hacia el interior, con lo que se crea una sensaci\u00f3n mixta <\/span>y soleada <\/span>de un acogedor ambiente colonial bien mantenido <\/span>y <\/span>un moderado lujo <\/span>de<\/span> joyas <\/span>incandescentes<\/span>, sumada a<\/span> la animaci\u00f3n <\/span>de<\/span> los comensales que entran, se sientan y salen en tropel hablant\u00edn, y que reposan <\/span>lo justo y necesario <\/span>al sabor de los caf\u00e9s y la reposter\u00eda, <\/span>en ritmos tranquilos de fin de semana<\/span>.<\/span><\/p>\nMi ciudad est\u00e1 viviendo un <\/span>boom<\/i><\/span> tur\u00edstico como tal vez nunca antes, por lo que l<\/span>a <\/span>feligres<\/span>\u00eda<\/span> del caf\u00e9 de los franceses no <\/span>es <\/span>solo de diversas regiones de<\/span>l<\/span> pa\u00eds, sino tambi\u00e9n de varias nacionalidades, alemanes, norteamericanos, italianos\u2026<\/span><\/p>\nEn la mesa del frente se encuentra un joven abogado del Caribe, en <\/span>jeans<\/i><\/span> y T-shirt relax, que se ve que est\u00e1 haciendo su carrera en la capital, acompa\u00f1ado por una colega de trabajo. Ellos<\/span> disfrutan de <\/span>vivaz<\/span> conversaci\u00f3n <\/span>que<\/span> cae en todos los temas <\/span>y colores de la ruleta<\/span>, desde los m\u00e1s trascendentales y substanciales hasta los <\/span>cotidianos<\/span> y de \u2018mesa de planchar\u2019. Para la mentalidad \u2018secona\u2019 de las personas del interior, como yo, la exuberancia caribe\u00f1a de los gestos y el habla puede tener un sabor algo ex\u00f3tico, tal vez simp\u00e1tica de ver, un tanto exagerada a la hora de compartir. Es el caribe-sol-pasi\u00f3n, esp\u00edritus en los que Dios muestra su propia riqueza y exuberancia, que imp<\/span>actan<\/span> con su abundancia torrencial, <\/span>almas <\/span>que <\/span>tambi\u00e9n <\/span>pueden tender a la intemperancia si no se cultiva la reflexi\u00f3n.<\/span><\/p>\nFoto: Tony Lee en Unplash<\/p><\/div>\n
En la mesa siguiente hay cuatro personas, dos alemanes, padre e hijo, <\/span>y <\/span>una pareja de nacionales, padre e hija, que <\/span>deben estar <\/span>sirv<\/span>i\u00e9ndoles <\/span>de cicerones por la ciudad. La amistad entre unos y otros no parece <\/span>reciente sino que ha sido <\/span>adobada<\/span> con el paso<\/span> del tiempo. <\/span>Puede ser que tengan relaciones comerciales <\/span>internacionales<\/span>.<\/span> Es clara la diferencia de mentalidades <\/span>entre<\/span> unos y otros. Los europeos m\u00e1s anal\u00edticos, pausados, mientras que el padre latino con ojos <\/span>de<\/span> inteligencia \u00e1gil, <\/span>tal vez<\/span> ya <\/span>se encuentra<\/span> cansado de las met\u00f3dicas explicaciones que ha tenido que dar durante el d\u00eda, y <\/span>repone energ\u00edas silencioso a<\/span> la hora del <\/span>arom\u00e1tico <\/span>caf\u00e9. <\/span>Los europeos <\/span>se muestran<\/span> agradecidos con la ayuda y compa\u00f1\u00eda de la <\/span>pareja nacional<\/span>, <\/span>y <\/span>sonr\u00eden frecuentemente<\/span> en se\u00f1al de reconocimiento. <\/span>El aprecio es mutuo y sincero, es <\/span>ciertamente <\/span>una amistad ya establecida y forjada, que revela el aprecio de los europeos a lo que consideran de val\u00eda <\/span>y sinceridad<\/span> en sus amigos<\/span>, y donde se<\/span> manifiesta <\/span>el calor humano latino y la facultad que tenemos de entender a otros pueblos. Como dec\u00eda el Dr. Plinio Corr\u00eaa de Oliveira, <\/span>es la capacidad latina<\/span> para formar visiones de conjunto, en las que caben las diversas particularidades y variedades, capacidad que <\/span>cultivada puede dar en una superior totalidad de esp\u00edritu.<\/span><\/p>\nAcaba de entrar un chico de alrededor de 25 a\u00f1os, que se sienta en oblicuo al lugar donde yo estoy. No soy capaz de ubicar su nacionalidad, pero por cierto aire de misterio y \u2018sombra\u2019, y algo de lentitud, creo que tiene sangre eslava. Ni siquiera se ha molestado en llamar a las dependientas del caf\u00e9, esperando que la inercia del <\/span>\u00e1gil <\/span>servicio llegue a pedir su orden. Mientras tanto, revisa el celular en la actitud padronizada de quien consulta sus redes sociales o revisa las \u00faltimas noticias del d\u00eda. \u00c9l <\/span>parece <\/span>observa<\/span>r<\/span> la realidad con m\u00e1s parsimonia <\/span>pero con un<\/span> ritmo de pensamiento <\/span>que busca <\/span>escudri\u00f1a<\/span>r<\/span> m\u00e1s, <\/span>que <\/span>qu<\/span>iere<\/span> ir<\/span> hasta el final del frasco, <\/span>pero no como quien hurga con el dedo sino como quien <\/span>se sumerge<\/span> lento <\/span>en<\/span> su contenido<\/span>. <\/span>Observ<\/span>\u00e1ndolo, siento la gran diferencia que hay entre el mundo latino y el mundo eslavo, m\u00e1s m\u00edstico, m\u00e1s trascendente. Como dec\u00eda el Dr. Plinio, mentes de Oriente hechas para penetrar <\/span>en <\/span>el misterio, <\/span>en <\/span>los parajes donde habita Dios, sin tener tanto la preocupaci\u00f3n de agotarlo o definirlo, sino de dentro de \u00e9l, esperar que \u00e9l habl<\/span>e<\/span> m\u00e1s de s\u00ed. Gente que quiere o\u00edr las confidencias del <\/span>M<\/span>isterio. <\/span><\/p>\n