{"id":169937,"date":"2024-03-26T09:58:16","date_gmt":"2024-03-26T14:58:16","guid":{"rendered":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/?p=169937"},"modified":"2024-03-27T21:48:14","modified_gmt":"2024-03-28T02:48:14","slug":"por-que-pecamos-tanto-y-nos-confesamos-tan-poco","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/content\/por-que-pecamos-tanto-y-nos-confesamos-tan-poco\/","title":{"rendered":"\u00bfPor qu\u00e9 pecamos tanto y nos confesamos tan poco?"},"content":{"rendered":"
A\u00fan sabiendo que la Confesi\u00f3n debe ser un acto frecuente en la vida de un creyente, en su benevolencia, la Iglesia determina que los cat\u00f3licos se confiesen al menos una vez al a\u00f1o. A\u00fan as\u00ed, por negligencia o pereza, muchos no lo hacen.<\/i><\/span><\/p>\n <\/span><\/p>\n Redacci\u00f3n (26\/03\/2024, <\/b><\/span>Gaudium Press<\/b><\/span><\/a><\/u><\/span>)<\/b><\/span> Esta semana, viendo el Podcast <\/span>\u00a1<\/span>Salve Mar\u00eda!, en el canal Heraldos del Evangelio, hice un viaje en el tiempo, meditando sobre la confesi\u00f3n. Me acord\u00e9 de mi madre, mujer sencilla y piadosa, que me ense\u00f1\u00f3 las <\/span>m\u00e1s preciosas <\/span>lecciones, que ni la vida ni los estudios pudieron superar.<\/span><\/p>\n Cuando era ni\u00f1o, con ganas de confesarse, <\/span>ella <\/span>siempre me llevaba con ella a la iglesia. Al principio realmente no lo entend\u00ed<\/span>a<\/span>. Me sent<\/span>aba<\/span> en <\/span>el<\/span> banco, alejado del confesionario, distray\u00e9ndome con las im\u00e1genes de los santos en los nichos del macizo muro de la iglesia. No entend\u00eda qu\u00e9 hac\u00eda mi madre mientras yo esperaba, pero sab\u00eda que estaba bien, porque ella siempre regresaba con una expresi\u00f3n muy serena.<\/span><\/p>\n A medida que crec\u00ed y entend\u00ed mejor qu\u00e9 era la confesi\u00f3n, me sent\u00ed un poco perplejo por el hecho de que mi madre usara este Sacramento con tanta frecuencia. Para m\u00ed, ella era muy cercana a los santos, y no sab\u00eda qu\u00e9 pecados pod\u00eda cometer esa amable mujer que la hac\u00eda tener que confesarse <\/span>tan a menudo<\/span>.<\/span><\/p>\n Al escuchar, en el podcast, la explicaci\u00f3n detallada del padre Mauro S\u00e9rgio sobre los requisitos para una confesi\u00f3n bien hecha, sent\u00ed una inmensa gratitud por el tesoro inestimable que mi difunta madre puso en mis manos.<\/span><\/p>\n A<\/span>prendemos a obedecer<\/span><\/b><\/p>\n En la \u00e9poca en que fui criado<\/span>, la educaci\u00f3n de los ni\u00f1os era muy diferente. Ten\u00edamos mucho respeto por los padres. Los roles de <\/span>cada uno<\/span> estaban muy claros en la jerarqu\u00eda del hogar y <\/span>a los hijos cab\u00eda<\/span> el papel de obediencia.<\/span><\/p>\n Cuando \u00e9ramos ni\u00f1os, criados de manera m\u00e1s relajada, pudiendo jugar en la calle y con menos compromisos que los ni\u00f1os de hoy, era natural <\/span>que hici\u00e9semos algunas artes \u2013<\/span>y <\/span>que las escondi\u00e9semos<\/span> para no ser rega\u00f1ados o <\/span>castigados<\/span> cuando \u00edbamos demasiado lejos.<\/span><\/p>\n Mi madre, sin embargo, me ense\u00f1\u00f3, con mucha amabilidad y mucho rigor, a no mentirle, por grave que fuera la situaci\u00f3n. Entonces me acostumbr\u00e9 a tener buenas conversaciones con ella, en las que pod\u00eda abrirme. Y, aunque recibiera una reprimenda, el sentimiento siempre era de gran alivio.<\/span><\/p>\n La poderosa ense\u00f1anza del ejemplo<\/span><\/b><\/p>\n Cuando <\/span>comenc\u00e9 a ir<\/span> al Catecismo (hoy Cate<\/span>quesis<\/span>), mi madre me explic\u00f3 que pronto dejar\u00eda de contarle mis pecados <\/span>a ella<\/span>. Empezar\u00eda a cont\u00e1rselas directamente a Dios, en la persona del sacerdote. Esto me decepcion\u00f3 un poco, pero, a su manera, ella me explic\u00f3 que estaba creciendo y que, pronto, ya no tendr\u00eda sentido contarle todas las cosas a <\/span>la<\/span> madre.<\/span><\/p>\n Entonces entend\u00ed por qu\u00e9, desde peque\u00f1o, ella siempre me llevaba a la iglesia cuando se confesaba. Podr\u00eda haberme dejado con mi abuela o una t\u00eda. Pero no, ella siempre me hac\u00eda acompa\u00f1arla, y eso le daba un aire a\u00fan mayor de sacralidad a este Sacramento.<\/span><\/p>\n Cuando escuch\u00e9 al sacerdote mencionar las 16 caracter\u00edsticas de una buena confesi\u00f3n, me pareci\u00f3 que se refer\u00eda a la forma en que se confesaba mi madre. Explic\u00f3 que una confesi\u00f3n bien hecha debe ser:<\/span><\/p>\n 1- Sencill<\/span>a<\/span><\/p>\n 2- Humilde<\/span><\/p>\n 3- Pur<\/span>a<\/span><\/p>\n 4- Sincer<\/span>a<\/span><\/p>\n 5- Frecuente<\/span><\/p>\n 6- <\/span>C<\/span>lara<\/span><\/p>\n 7- Discret<\/span>a<\/span><\/p>\n 8- Voluntari<\/span>a<\/span><\/p>\n 9- Con rubor<\/span><\/p>\n 10- Complet<\/span>a<\/span><\/p>\n 11- Secret<\/span>a<\/span><\/p>\n 12- Doloros<\/span>a<\/span><\/p>\n 13- <\/span>Pronta<\/span><\/p>\n 14- Fuerte<\/span><\/p>\n 15- Acusador<\/span>a<\/span><\/p>\n 16- Dispuest<\/span>a<\/span> a obedecer<\/span><\/p>\n El cuaderno de los pecados<\/span><\/b><\/p>\n Unos meses antes de terminar el Catecismo, me regal\u00f3 un cuaderno. Me aconsej\u00f3 que lo llevara conmigo cuando fuera a confesarme. Me tom\u00f3 un tiempo llenar el primer cuaderno, cosa que no pas\u00f3 con los siguientes.<\/span><\/p>\n Cr\u00e9ame, \u00a1este es un h\u00e1bito que llevo conmigo hasta el d\u00eda de hoy! Por mis manos ya han pasado muchos cuadernos. Los primeros los guard\u00e9 durante mucho tiempo, hasta que mi madre los encontr\u00f3 en un caj\u00f3n y me ense\u00f1\u00f3 que yo no deb\u00eda ser <\/span>el <\/span>destino <\/span>de ellos<\/span>.<\/span><\/p>\n Primero: porque era un asunto entre Dios y yo y guardar las notas pod\u00eda hacer que otras personas las leyeran.<\/span><\/p>\n Segundo: cuando me confes<\/span>aba<\/span>, con sincero arrepentimiento, Dios me perdon<\/span>aba<\/span> y olvid<\/span>aba<\/span> mis pecados. Conservar el cuaderno significaba correr el riesgo de recordar algo que hab\u00eda sido borrado de mi vida. Entonces, con cierta piedad, los entregu\u00e9 al fuego, lo que me hizo mucho bien: fue, como ella hab\u00eda dicho, olvidar el mal hecho y ya perdonado.<\/span><\/p>\n Faltan sacerdotes y sobran pecadores<\/span><\/b><\/p>\n Todos estos recuerdos me llegaron con el podcast sobre Confesi\u00f3n, que <\/span>les<\/span> recomiendo ver (dejo el enlace al final).<\/span><\/p>\n Hoy en d\u00eda abundan los pecados, pero la gente ya no quiere confesarse. Y, cuando quieren, se enfrentan a la dificultad de tener tan pocos sacerdotes disponibles para confesar. \u00a1Faltan sacerdotes y sobran pecadores!<\/span><\/p>\n La Cuaresma es el tiempo indicado para la confesi\u00f3n anual, que debe hacer todo cat\u00f3lico. Como se explica en el Podcast <\/span>\u00a1<\/span>Salve Mar\u00eda!, esto no significa que los cat\u00f3licos deban confesarse s\u00f3lo una vez al a\u00f1o. Este es el m\u00ednimo que recomienda la Iglesia. Evidentemente las confesiones deben ser frecuentes. Incluso con la falta de sacerdotes, siempre debemos encontrar la manera de encontrar aquellos que <\/span>nos <\/span>puedan confesar.<\/span><\/p>\n El pecado debe causar verg\u00fcenza<\/span><\/b><\/p>\n Los pecados son cada vez m\u00e1s p\u00fablicos, m\u00e1s graves y m\u00e1s evidentes. Si antes nos avergonz\u00e1bamos de los errores que comet\u00edamos, parece que vivimos en una \u00e9poca en la que cuantos m\u00e1s pecados muestra una persona, m\u00e1s estatus disfruta.<\/span><\/p>\n Son muchos los que no tienen el valor de arrodillarse en el confesionario y confesarse al sacerdote, pero sienten un placer morboso al denunciar sus pecados como haza\u00f1as. Los hace sentir como una especie de h\u00e9roe.<\/span><\/p>\n Cada ser humano lleva dentro de s\u00ed la noci\u00f3n exacta del bien y del mal. Por tanto, no es necesario que nadie le acuse: Sabes exactamente cu\u00e1ndo te est\u00e1s equivocando, incluso si vives en completa negaci\u00f3n. La conciencia del pecado es una marca que todo hombre y mujer lleva dentro de s\u00ed, tenga o no fe, tenga o no religi\u00f3n.<\/span><\/p>\n As\u00ed que, aunque no hayas tenido una madre tan servicial como la m\u00eda en este sentido, \u00a1aprovecha la Semana Santa para confesarte y cambiar tu vida! Y, el resto de d\u00edas del a\u00f1o, lleva contigo un \u201ccuadern<\/span>ito<\/span> de pecados\u201d. Su mera existencia <\/span>te<\/span> animar\u00e1 a confesar<\/span>te<\/span>.<\/span><\/p>\n Y, por \u00faltimo, os dejo el enlace al podcast que tanto me toc\u00f3. Consid\u00e9relo un regalo de Pascua del viejo Alfonso para usted, querido lector, <\/span>querida lectora.<\/span><\/p>\n https:\/\/www.youtube.com\/watch?v=pFRZJGZU990<\/a> <\/span><\/p>\n Por A<\/span>l<\/span>fonso Pes\/soa<\/span><\/i><\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"A\u00fan sabiendo que la Confesi\u00f3n debe ser un acto frecuente en la vida de un creyente, en su benevolencia, la Iglesia determina que los cat\u00f3licos se confiesen al menos una vez al a\u00f1o. A\u00fan as\u00ed, por negligencia o pereza, muchos no lo hacen. 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