{"id":175642,"date":"2024-08-13T10:46:56","date_gmt":"2024-08-13T15:46:56","guid":{"rendered":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/?p=175642"},"modified":"2024-08-13T10:46:56","modified_gmt":"2024-08-13T15:46:56","slug":"belleza-y-fe-en-brasil-entre-el-pasado-y-el-presente","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/content\/belleza-y-fe-en-brasil-entre-el-pasado-y-el-presente\/","title":{"rendered":"Belleza y fe en Brasil: entre el pasado y el presente"},"content":{"rendered":"

Es necesario actualizar los paisajes del presente creando obras \u00abest\u00e9ticamente consagradas\u00bb, en armon\u00eda con los exuberantes panoramas concedidos por Dios a nuestro querido Brasil. <\/em><\/p>\n

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Redacci\u00f3n (05\/08\/2024 11:26, <\/strong>Gaudium Press<\/strong><\/a>) <\/strong>Si lo bello es aquello que agrada a la vista, conforme afirma Santo Tom\u00e1s de Aquino,1 podemos decir que Brasil fue agraciado con un inmenso tesoro de encantos naturales.<\/p>\n

De hecho, el territorio nacional alberga riquezas inigualables. Bajo la simb\u00f3lica \u00e9gida de la Cruz del Sur se extienden bosques, praderas y regiones des\u00e9rticas, llanuras y cadenas monta\u00f1osas, rodeados de vastas zonas costeras salpicadas por islas paradis\u00edacas. En ellas habitan una fauna y una flora variad\u00edsima, matizada con colores casi infinitos\u2026<\/p>\n

No sin raz\u00f3n, muchos portugueses de la \u00e9poca del Descubrimiento pensaban que hab\u00edan encontrado el Ed\u00e9n, tal era la fascinaci\u00f3n que el Nuevo Mundo les provocaba. \u00abCiertamente si el para\u00edso terrenal en alguna parte de la tierra est\u00e1, estimo que no estar\u00e1 lejos de aquellas regiones\u00bb,2 escribi\u00f3 admirado el navegante italiano Am\u00e9rico Vespucio en 1502.<\/p>\n

A esas maravillas de la naturaleza, no obstante, se le suma el arte humano. Cuando \u00e9ste se une armoniosamente a un panorama parece que le confiere algo de religioso y de sagrado, pues la belleza de las obras creadas refleja no s\u00f3lo la sabidur\u00eda y el ingenio del art\u00edfice, sino tambi\u00e9n su fe.<\/p>\n

La lecci\u00f3n de Venecia<\/strong><\/p>\n

Con respecto a esto, el fil\u00f3sofo Roger Scruton, recientemente fallecido, comentaba sobre Venecia: \u00ab\u00bfQui\u00e9n puede dudar, al visitarla, que esa exuberante flor del esfuerzo est\u00e9tico no estaba enraizada en la fe y regada con l\u00e1grimas penitenciales? De seguro que si hoy queremos construir asentamientos deber\u00edamos prestar atenci\u00f3n a la lecci\u00f3n de Venecia. Tendr\u00edamos que comenzar siempre con un acto de consagraci\u00f3n, ya que de este modo echar\u00edamos las verdaderas ra\u00edces de una comunidad\u00bb3.<\/p>\n

En efecto, el arte de la proverbial ciudad italiana, no solamente en la bas\u00edlica de San Marcos \u2014cuyo \u00abbrillo no es de este mundo\u00bb4, como tambi\u00e9n dec\u00eda el pensador brit\u00e1nico\u2014, sino en todo su conjunto, manifiesta algo de divino, de trascendental y de sublime, que nos transporta a realidades supramundanas. Para encantarse con la ciudad flotante, denominada \u00abSeren\u00edsima\u00bb, basta no tener el coraz\u00f3n insensible como el de la condesa Anna de Noailles que tras arribar a una de sus m\u00e1rgenes exclam\u00f3 en tono burlesco: \u00abTrop de beaut\u00e9!<\/em>\u00bb, demasiada belleza.<\/p>\n

En realidad, esta dama francesa estaba profundamente equivocada, porque una de las caracter\u00edsticas fundamentales de la belleza es la proporcionalidad: en ella no hay exageraciones. Unido al esplendor, lo bello nos encanta y nos inspira para, finalmente, confortarnos y elevarnos hacia lo m\u00e1s alto del firmamento.<\/p>\n

El ejemplo de Brasil<\/strong><\/p>\n

En los \u00faltimos cinco siglos no le faltaron a Brasil lo que podr\u00edamos llamar, siguiendo la terminolog\u00eda de Scruton, \u00abactos de consagraci\u00f3n est\u00e9ticos\u00bb.<\/p>\n

Por cierto, la primera Misa en suelo brasile\u00f1o \u2014y primer acto oficial de la naci\u00f3n\u2014estuvo adornada con una r\u00fastica y tosca cruz, pero compensada con un \u00abaltar muy bien arreglado\u00bb5, como atestigua Vaz de Caminha, y que se armonizaba con c\u00e1nticos lit\u00fargicos intercalados por el sonido de las aves nativas y el murmullo sosegado del mar.<\/p>\n

M\u00e1s tarde, el celo misionero edificar\u00eda catedrales como la de Olinda, en el estado de Pernambuco, enmarcada por el azul turquesa del oc\u00e9ano y por frondosas palmeras. Por su parte, la iglesia de San Francisco de As\u00eds, de Ouro Preto, en Minas Gerais, enclavada entre valles y monta\u00f1as, consagra la obra del famoso escultor Aleijadinho en medio a una atm\u00f3sfera confortable y pl\u00e1cida, cuya fe exhala un b\u00e1lsamo casi m\u00edstico. Finalmente, no podr\u00edamos omitir al Cristo Redentor de R\u00edo de Janeiro, monumento arquet\u00edpico de devoci\u00f3n, con sus brazos extendidos para acoger a los peregrinos y, al mismo tiempo, enaltecer el escenario fant\u00e1stico que lo envuelve.<\/p>\n

Ahora bien, retomando la idea del pensador ingl\u00e9s podr\u00edamos preguntarnos: \u00bfC\u00f3mo se ha de construir hoy armonizando belleza y fe?<\/p>\n

Mirando hacia el pasado\u2026<\/strong><\/p>\n

Para responder correctamente, conviene que dirijamos la mirada al pasado.<\/p>\n

Cuando los valerosos monjes de anta\u00f1o erig\u00edan un monasterio en la cima de una monta\u00f1a, enfrentado todas las dificultades que eso conlleva, lo hac\u00edan con el objetivo de estar \u00abm\u00e1s cerca\u00bb de Dios, en todos los sentidos. Sangre, sudor y l\u00e1grimas regaban el suelo de aquellas construcciones religiosas, dando lugar a las nupcias entre la belleza y la fe. El esfuerzo val\u00eda la pena, pues la proximidad con lo sobrenatural vuelve peque\u00f1o cualquier sacrificio.<\/p>\n

Aquellos religiosos del medievo se guiaban impl\u00edcitamente por el principio m\u00e1s tarde enunciado por Winston Churchill: \u00abDamos forma a nuestros edificios y luego nuestros edificios nos dan forma a nosotros\u00bb. Y lo aplicaban con una visi\u00f3n trascendente y perenne. Sus construcciones estaban destinadas a atraer y formar no s\u00f3lo los corazones de su misma generaci\u00f3n sino tambi\u00e9n a los de las venideras. No en vano abad\u00edas como la del monte Saint-Michel (Francia) re\u00fanen a\u00fan hoy d\u00eda a millones de visitantes al a\u00f1o.<\/p>\n

Al contrario de lo que pregona la mentalidad \u00abdescartable\u00bb tan en boga en nuestro tiempo, un edificio religioso debe ser el prototipo de lo bello, pues solamente lo bello es perenne, como eterno es el propio Dios. Lo feo, a su vez, es transitorio y por eso mismo, in\u00fatil. Si una edificaci\u00f3n nos causa horror a la vista tambi\u00e9n nos genera malestar y, por consiguiente, nadie desear\u00eda vivir en ella, precisamente porque \u00abdeformar\u00eda\u00bb el alma.<\/p>\n

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\u2026a fin de construir el presente<\/strong><\/p>\n

\u00bfY hoy? \u00bfA\u00fan es posible unir en Brasil, o en cualquier pa\u00eds, una arquitectura impregnada de fe y adornada por un bello escenario?<\/p>\n

Quien recorre la sierra de la Cantareira, al norte de la capital paulista, siente su atenci\u00f3n atra\u00edda por la bas\u00edlica de Nuestra Se\u00f1ora del Rosario, de los Heraldos del Evangelio, que pretende ciertamente empaparse de las fuentes cl\u00e1sicas del arte religioso, aunque con s\u00f3lidos rasgos de originalidad. El edificio sagrado, enmarcado por la Mata Atl\u00e2ntica (bosque tropical atl\u00e1ntico, en espa\u00f1ol), conjuga lo maravilloso, la solemnidad y la devoci\u00f3n. Por su parte, la casa Lumen Maris, en Ubatuba, tambi\u00e9n de los Heraldos del Evangelio, asoma intr\u00e9pidamente sobre una colina bordeada por algunos de los paisajes m\u00e1s encantadores del litoral brasile\u00f1o.<\/p>\n

Pues bien, estos son dos ejemplos contempor\u00e1neos de c\u00f3mo la belleza y la fe no est\u00e1n anticuadas. El patrimonio hist\u00f3rico y la naturaleza han de ser preservados, pero es necesario actualizar los paisajes del presente creando obras \u00abest\u00e9ticamente consagradas\u00bb, en armon\u00eda con los exuberantes panoramas concedidos por Dios a nuestro querido Brasil.<\/p>\n

La fe para los brasile\u00f1os no exige pruebas. Est\u00e1 proclamada por la naturaleza y por los edificios que por ella fueron erigidos.<\/p>\n

Por el P. Felipe de Azevedo Ramos, EP<\/em><\/p>\n

(Texto extra\u00eddo de la Revista Arautos do Evangelho<\/em> n. 224, agosto 2020).<\/p>\n

_______<\/p>\n

Notas<\/strong><\/p>\n

1 Cf. SANTO TOM\u00c1S DE AQUINO. Suma Teol\u00f3gica. I, q. 5, a. 4, ad 1.<\/p>\n

2 VESPUCIO, Am\u00e9rico. Mundus Novus. Carta a Lorenzo di Pierfrancesco dei Medici. In: Novo Mundo: as cartas que batizaram a Am\u00e9rica. Rio de Janeiro: Funda\u00e7\u00e3o Darcy Ribeiro, 2014, p. 10.<\/p>\n

3 SCRUTON, Roger. The Beauty of Belonging. In: www.plough.com.<\/p>\n

4 \u00cddem, ib\u00eddem.<\/p>\n

5 CAMINHA, Pero Vaz de. A carta de Pero Vaz de Caminha. Rio de Janeiro: Agir, 1965, p. 52.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"Es necesario actualizar los paisajes del presente creando obras \u00abest\u00e9ticamente consagradas\u00bb, en armon\u00eda con los exuberantes panoramas concedidos por Dios a nuestro querido Brasil. Redacci\u00f3n (05\/08\/2024 11:26, Gaudium Press) Si lo bello es aquello que agrada a la vista, conforme afirma Santo Tom\u00e1s de Aquino,1 podemos decir que Brasil fue agraciado con un inmenso tesoro… Ver art\u00edculo<\/a>","protected":false},"author":8,"featured_media":175643,"comment_status":"open","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":[],"categories":[5],"tags":[1904,7371,4028,2840],"acf":[],"featured_image_src":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-content\/uploads\/2024\/08\/Cristo-Redentor-700x700-1.webp","newsletter_img":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-content\/uploads\/2024\/08\/Cristo-Redentor-700x700-1-aspect-ratio-570-300.webp","newsletter_date":"20240813","_links":{"self":[{"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/175642"}],"collection":[{"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/users\/8"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=175642"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/175642\/revisions"}],"wp:featuredmedia":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/media\/175643"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=175642"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=175642"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=175642"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}