{"id":176889,"date":"2024-09-13T08:28:21","date_gmt":"2024-09-13T13:28:21","guid":{"rendered":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/?p=176889"},"modified":"2024-09-13T08:28:21","modified_gmt":"2024-09-13T13:28:21","slug":"san-juan-crisostomo-maestro-de-la-biblia-enfrento-a-la-emperatriz","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/content\/san-juan-crisostomo-maestro-de-la-biblia-enfrento-a-la-emperatriz\/","title":{"rendered":"San Juan Cris\u00f3stomo, maestro de la Biblia, enfrent\u00f3 a la emperatriz"},"content":{"rendered":"
La vida del Cris\u00f3stomo pod\u00eda haber sido la de un grande del imperio. Pero Dios lo quer\u00eda un \u2018grande de Dios\u2019.<\/i><\/p>\n
<\/p>\n
Redacci\u00f3n (13\/09\/2024, <\/b><\/span>Gaudium Press<\/b><\/span><\/a><\/u>)<\/b><\/span> \u201cLa Palabra de Dios tiene una fuerza irresistible. Es el arma m\u00e1s poderosa que existe; arma de conquista, arma de transformaci\u00f3n mucho m\u00e1s poderosa que la bomba at\u00f3mica. Un orador sacro bien preparado, que transmita la palabra revelada, tiene en sus manos un aut\u00e9ntico tesoro de influencia y de posibilidades para hacer el bien\u201d:<\/span><\/p>\n El comentario anterior, hecho por Mons. Juan Cl\u00e1, EP, <\/span>nos ayuda a entender <\/span>bien la importancia de la vida de San Juan Cris\u00f3stomo. De hecho, pocos predicadores sacros se hicieron tan notables como \u00e9l a lo largo de la Historia.<\/span><\/p>\n El sonoro apodo de <\/span>C<\/span>ris\u00f3stomo \u2014\u201cboca de oro\u201d, en griego\u2014 es muy adecuado para este gran santo que supo presentar la doctrina cat\u00f3lica de una manera inflamada y convincente.<\/span><\/p>\n No se pod\u00eda conocerlo sin amarlo<\/span><\/b><\/p>\n Naci\u00f3 hacia el a\u00f1o 349 en Antioqu\u00eda, por entonces la segunda ciudad del Imperio Romano de Oriente; en ella conviv\u00edan paganos, maniqueos, gn\u00f3sticos, arrianos, apolinarios, jud\u00edos y cristianos. Su padre, Segundo, comandante de las tropas imperiales en Oriente, falleci\u00f3 despu\u00e9s del nacimiento de su hijo, y su madre, Antusa, viuda con 20 a\u00f1os, se qued\u00f3 sola a cargo de la educaci\u00f3n del reci\u00e9n nacido.<\/span><\/p>\n Pronto el ni\u00f1o demostr\u00f3 tener una gran inteligencia y fue encaminado a dos famosos profesores, uno de ellos Libanio, considerado el mayor orador de su <\/span>tiempo<\/span>. Recibi\u00f3 educaci\u00f3n religiosa del obispo San Melecio que, por su car\u00e1cter suave, serio y atrayente, cautiv\u00f3 al disc\u00edpulo al punto de hacerlo desistir de los estudios cl\u00e1sicos y dedicar su vida a la b\u00fasqueda de la perfecci\u00f3n espiritual. De ese santo obispo recibi\u00f3 Cris\u00f3stomo el Bautismo y el lectorado, a los 20 a\u00f1os de edad.<\/span><\/p>\n <\/p>\n El joven Juan pod\u00eda haberse dejado llevar por su ilustre cuna y por los raros talentos recibidos de la Providencia, convirti\u00e9ndose quiz\u00e1 en uno de los primeros hombres del Imperio. Pero, despu\u00e9s de probar \u201ccu\u00e1n suave es el Se\u00f1or\u201d, los honores del mundo no le atrajeron y su \u00fanico deseo era consagrarse a Dios en la soledad. Se entreg\u00f3 a una vida de austeridad y oraci\u00f3n, y estudi\u00f3 profundamente la Sagrada Escritura. Dominando su temperamento col\u00e9rico, adquiri\u00f3 la mansedumbre evang\u00e9lica, a la que uni\u00f3 una amable modestia, una tierna caridad para con el pr\u00f3jimo y una conducta llena de sabidur\u00eda.<\/span><\/p>\n Tras cuatro formativos a\u00f1os de convivencia con San Melecio, se retir\u00f3 a un lugar desierto, donde vivi\u00f3 como anacoreta bajo la direcci\u00f3n de Diodoro, m\u00e1s tarde obispo de Tarso. All\u00ed escribi\u00f3 varias obras de cu\u00f1o literario y espiritual. Con la salud debilitada por vigilias y ayunos, en el a\u00f1o 381 se vio obligado a regresar a Antioqu\u00eda, donde reasumi\u00f3 la funci\u00f3n de lector junto a<\/span>l Obispo Melecio,<\/span> que le confiri\u00f3 la ordenaci\u00f3n diaconal. El joven Juan a\u00fan viv\u00eda en los albores de su vida espiritual, encontrando gran consuelo y apoyo en la amistad de su compa\u00f1ero de estudios San Basilio de Cesarea.<\/span><\/p>\n F\u00e9rtil actividad pastoral como predicador<\/span><\/b><\/p>\n Aquel mismo a\u00f1o fallec\u00eda San Melecio. El nuevo obispo de Antioqu\u00eda, Flaviano, enseguida se vio vinculado a Cris\u00f3stomo por lazos de santa amistad. En el 386 lo orden\u00f3 sacerdote y lo nombr\u00f3 su predicador.<\/span><\/p>\n Durante los doce a\u00f1os en los que ejerci\u00f3 esa funci\u00f3n se difundi\u00f3 su fama de orador sacro. Sus ardorosos sermones, siempre escuchados con avidez y a menudo interrumpidos por calurosos aplausos, versaban sobre la Sagrada Escritura. Sin embargo, no eran los aplausos su objetivo: se serv\u00eda del p\u00falpito para conducir a las almas hacia Dios y Dios a las almas. As\u00ed pues, no escatimaba cr\u00edticas a las malas costumbres de la \u00e9poca, tanto del pueblo llano que lo aplaud\u00eda como de los poderosos que, al comienzo, lo admiraban.<\/span><\/p>\n Sin ninguna preocupaci\u00f3n mundana, se opon\u00eda fuertemente a las interpretaciones exc\u00e9ntricas, m\u00edsticas y aleg\u00f3ricas de la denominada Escuela de Alejandr\u00eda, por entonces de moda.<\/span><\/p>\n En ese per\u00edodo de actividad pastoral como predicador desarroll\u00f3 su m\u00e1s intensa producci\u00f3n teol\u00f3gica literaria. A juzgar s\u00f3lo por esos a\u00f1os, del 386 al 398, San Juan Cris\u00f3stomo ya pod\u00eda ser considerado digno de figurar entre los primeros doctores de la Iglesia. No obstante, mayores honores le estaban reservados y, para alcanzarlos, deb\u00eda aceptar la cruz del divino Redentor sobre sus hombros.<\/span><\/p>\n Reformando el clero de Constantinopla<\/span><\/b><\/p>\n Inmersa en los abundantes placeres que la prosperidad econ\u00f3mica le proporcionaba, Constantinopla abrigaba la fastuosa corte de los emperadores romanos de Oriente. Como en todas las \u00e9pocas, muchas veces, donde hay riquezas, lujo y ostentaci\u00f3n, escasean las virtudes cristianas <\/span>y abunda el vicio<\/span>. Habiendo fallecido el arzobispo Nectario, quiso el emperador Arcadio elevar a <\/span>Juan Cris\u00f3stomo<\/span> a esa dignidad. De este modo, el 28 de febrero del 397 recibi\u00f3 de Te\u00f3filo, Patriarca de Alejandr\u00eda, la ordenaci\u00f3n episcopal y tom\u00f3 posesi\u00f3n de la sede constantinopolitana.<\/span><\/p>\n El presb\u00edtero Juan se vio inesperadamente en la arrogante metr\u00f3polis, puesto a la cabeza del episcopado bizantino, en un ambiente en que predominaban las apariencias y el poder, conquistado con frecuencia a base de maquinaciones secretas.<\/span><\/p>\n Seg\u00fan Paladio de Galacia, uno de sus bi\u00f3grafos m\u00e1s importantes, San Juan <\/span>Cris\u00f3stomo <\/span>inici\u00f3 su gobierno barriendo la escalera desde arriba, es decir, \u201cprimero derribando el edificio de la mentira y luego estableciendo las bases de la verdad\u201d. 1 <\/span>T<\/span>uvo un encontronazo con el mismo Patriarca Te\u00f3filo que al observarlo tan \u00edntegro y franco en sus homil\u00edas se llen\u00f3 de antipat\u00eda por \u00e9l.<\/span><\/p>\n Sin embargo, San Juan, fiel a su conciencia, comenz\u00f3 moralizando las costumbres del clero, desde las relativas a la pr\u00e1ctica de la castidad hasta las concernientes a la posesi\u00f3n y uso de bienes materiales. Muchos de los numerosos monjes de la di\u00f3cesis prefer\u00edan pasar m\u00e1s tiempo fuera que dentro de sus monasterios. <\/span>A ellos el <\/span>Cris\u00f3stomo los convenci\u00f3 a regresar al recogimiento.<\/span><\/p>\n Bondadoso con los ricos y con los necesitados<\/span><\/b><\/p>\n Al igual que hab\u00eda hecho en Antioqu\u00eda, predic\u00f3 contra las costumbres mundanas y la rid\u00edcula extravagancia de las modas.<\/span><\/p>\n El pueblo, no obstante, o\u00eda admirado las palabras nobles, bellas y, al mismo tiempo, severas de Boca de oro, porque ve\u00edan en su conducta personal la pr\u00e1ctica ejemplar de lo que predicaba. Preocupado con los m\u00e1s necesitados, construy\u00f3 varios hospitales para los pobres y extranjeros; sus limosnas eran tan abundantes que fue llamado Juan, el limosnero.<\/span><\/p>\n Con los pecadores, herejes y paganos era bondadoso, al punto de que algunos, con falso celo por la religi\u00f3n, lo censuraban. Pero cuando se trataba de mantener la disciplina, era firme y pertinaz, evitando siempre la rudeza en la palabras. Organiz\u00f3 a las viudas y a las v\u00edrgenes consagradas para que vivieran en comunidad, bajo la direcci\u00f3n de Santa Olimpia, joven viuda que emple\u00f3 su enorme fortuna y su vida para el servicio de Dios y del pr\u00f3jimo.<\/span><\/p>\n Nuestro santo ten\u00eda otros grandes amigos entre los ricos. Brison, oficial de justicia al servicio de la emperatriz Eudoxia, le ayudaba en las instrucciones a los fieles y siempre le manifest\u00f3 verdadera amistad. La misma emperatriz le daba muchas muestras de admiraci\u00f3n e incluso de devoci\u00f3n: asist\u00eda a sus sermones, segu\u00eda las procesiones, ofrec\u00eda piezas ornamentales para el culto y hac\u00eda otras demostraciones de consideraci\u00f3n. Del emperador consigui\u00f3 la promulgaci\u00f3n de leyes favorables a la cristianizaci\u00f3n de todo el Imperio.<\/span><\/p>\n Es cierto, el demonio que no pod\u00eda soportarlo, cre\u00f3 desavenencias contra \u00e9l en la corte imperial.<\/span><\/p>\n Se estableci\u00f3 entonces entre la corte imperial y el palacio episcopal una actitud de distanciamiento que presagiaba una cat\u00e1strofe. Pero la fama de santidad, el fervor apost\u00f3lico, la prudencia y la sabidur\u00eda del var\u00f3n de Dios le granjeaban la confianza de las regiones vecinas. Y fue invitado por varios obispos a presidir un s\u00ednodo regional en \u00c9feso, con el objetivo de indicar a un nuevo arzobispo y deponer a algunos obispos acusados de simon\u00eda.<\/span><\/p>\n Te\u00f3filo, que hab\u00eda quedado encargado de la sede de Constantinopla, compareci\u00f3 al s\u00ednodo acompa\u00f1ado por veintinueve obispos, sus sufrag\u00e1neos y otros siete m\u00e1s. Iniciada la asamblea, present\u00f3 una larga lista de rid\u00edculas acusaciones contra San Juan, el cual, repentinamente pasaba de juez a reo. Obviamente, el santo rechaz\u00f3 reconocer la legalidad de esa maniobra y dej\u00f3 de comparecer a las reuniones. A la vista de su ausencia tras tres convocaciones, fue declarado depuesto de la sede episcopal y condenado al exilio.<\/span><\/p>\n Pero<\/span> el pueblo se rebel\u00f3 y exigi\u00f3 su regreso. Con supersticioso temor de un castigo divino, la emperatriz Eudoxia, que entre bastidores conduc\u00eda los acontecimientos, orden\u00f3 que volvieran a investirlo. Retorn\u00f3 y Te\u00f3filo se vio obligado a huir de Constantinopla. Pero la derrota de Eudoxia tuvo como resultado aumentar a\u00fan m\u00e1s su profundo rencor.<\/span><\/p>\n La \u201cBoca de oro\u201d se silenci\u00f3 para los o\u00eddos humanos<\/span><\/b><\/p>\n Habiendo transcurrido tan s\u00f3lo dos meses, un nuevo incidente vino a agravar la situaci\u00f3n. Enfrente de la iglesia de Santa Sof\u00eda hab\u00eda sido erigida una estatua de plata de la emperatriz. Los juegos p\u00fablicos promovidos en los festejos de su inauguraci\u00f3n perjudicaron las funciones lit\u00fargicas y arrastraron al pueblo a des\u00f3rdenes y a extravagantes manifestaciones de superstici\u00f3n.<\/span><\/p>\n Con el celo y el valor que lo caracterizaban, el arzobispo alz\u00f3 la voz desde el p\u00falpito contra tales abusos, perpetrados bajo la direcci\u00f3n del inspector de los juegos, un maniqueo. Pero la emperatriz, en un acceso de vanidad, lo tom\u00f3 como un ultraje a su persona. Enfurecida, convoc\u00f3 de nuevo a los enemigos de San Juan Cris\u00f3stomo para destituirlo. Basados en unos c\u00e1nones de un s\u00ednodo arriano realizado en el 341, los obispos partidarios de la emperatriz obtuvieron del emperador un decreto de destierro para San Juan Cris\u00f3stomo. As\u00ed pues, en el 404 fue llevado a su segundo exilio.<\/span><\/p>\n Inicialmente las tropas lo condujeron a un lugar solitario y rudo, en la frontera oriental de Armenia, donde, no obstante, consigui\u00f3 mantener correspondencia con disc\u00edpulos y amigos. Desde aqu\u00ed le escribi\u00f3 al Papa Inocencio I que, indignado por el procedimiento traicionero de aquellos obispos, depuso a varios de ellos y dirigi\u00f3 reconfortantes palabras de apoyo al que fue blanco de una injusticia.<\/span><\/p>\n Ante el temor de un posible regreso del molesto hombre de Dios, sus enemigos decidieron trasladarlo, en el 407, a Pythius, un lugar en el l\u00edmite extremo del imperio, cerca del C\u00e1ucaso. Los crueles sufrimientos de la caminata bajo un fuerte sol y lluvias, agravados por los malos tratos de la soldadesca, lo llevaron al agotamiento total de su ya debilitado cuerpo. As\u00ed pues, el 14 de septiembre de aquel a\u00f1o la \u201cBoca de oro\u201d se silenci\u00f3 a los o\u00eddos humanos y se abri\u00f3 para cantar glorias y alabanzas a su Creador y Redentor en el Cielo.<\/span><\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"La vida del Cris\u00f3stomo pod\u00eda haber sido la de un grande del imperio. Pero Dios lo quer\u00eda un \u2018grande de Dios\u2019. Redacci\u00f3n (13\/09\/2024, Gaudium Press) \u201cLa Palabra de Dios tiene una fuerza irresistible. Es el arma m\u00e1s poderosa que existe; arma de conquista, arma de transformaci\u00f3n mucho m\u00e1s poderosa que la bomba at\u00f3mica. 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