{"id":178170,"date":"2024-10-15T12:52:47","date_gmt":"2024-10-15T17:52:47","guid":{"rendered":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/?p=178170"},"modified":"2024-10-15T12:57:11","modified_gmt":"2024-10-15T17:57:11","slug":"leon-bourjade-piloto-sacerdote-el-caballero-de-los-cielos","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/content\/leon-bourjade-piloto-sacerdote-el-caballero-de-los-cielos\/","title":{"rendered":"L\u00e9on Bourjade: Piloto, sacerdote, el caballero de los cielos"},"content":{"rendered":"
Militar ejemplar, as de la aviaci\u00f3n, sacerdote, heroico misionero y seguidor de la peque\u00f1a v\u00eda de Santa Teresa. \u00bfTantos atributos juntos en una sola alma? <\/em><\/p>\n <\/p>\n Redacci\u00f3n (<\/strong>15\/10\/2024 12:43<\/strong>, <\/strong>Gaudium Press<\/strong><\/a>)<\/strong> El 30 de julio de 1925, un destacamento de marineros franceses<\/strong>, a las \u00f3rdenes del comandante Benoist, de religi\u00f3n protestante, desembarca en<\/strong> Puerto Le\u00f3n, en la rec\u00f3ndita Pap\u00faa Nueva Guinea, Ocean\u00eda.<\/strong><\/p>\n Aline\u00e1ndose frente a una tumba<\/strong> adornada con una sencilla cruz de madera y algunos lirios rojos, los soldados presentan armas y disparan una salva en honor a un sacerdote misionero reci\u00e9n fallecido.<\/strong> Profundamente emocionado, el comandante pronuncia<\/strong> estas solemnes palabras: \u00abEn nombre de Francia, del ej\u00e9rcito,<\/strong> en nombre de mis oficiales y marineros, os admiro y os saludo. Nuestro barco Aldebar\u00e1n<\/strong>, que regresa a su patria, ha querido presentar sus respetos<\/strong> ante vuestra sepultura\u00bb.<\/a>1<\/sup><\/a><\/p>\n A continuaci\u00f3n, los ca\u00f1ones a\u00f1aden su atronador homenaje, elevando al cielo \u00abjaculatorias de p\u00f3lvora\u00bb. Pero\u2026 \u00bfqui\u00e9n es este personaje capaz de conmover a duros marinos y causar admiraci\u00f3n en un oficial?<\/p>\n Estudios interrumpidos por la guerra<\/strong><\/p>\n Jean-Pierre Marie L\u00e9on Bourjade naci\u00f3 el 25 de mayo de 1889 en Montauban (Francia),<\/strong> en el c\u00e1ndido ambiente de una numerosa familia. La inocencia de su infancia, las haza\u00f1as militares de sus antepasados y la fe de sus padres despertaron en este ni\u00f1o de temperamento contemplativo<\/strong> y, al mismo tiempo, activo y alegre<\/strong>, deseos de santas epopeyas. Anhelaba el martirio<\/strong> y, para ello, se propuso ser misionero<\/strong> en tierras salvajes.<\/p>\n Cuando alcanz\u00f3 la mayor\u00eda de edad ingres\u00f3 en la Congregaci\u00f3n de los Misioneros del Sagrado Coraz\u00f3n y comenz\u00f3 sus estudios para el sacerdocio. Fue entonces cuando lleg\u00f3 a sus manos un libro<\/strong> que influir\u00eda de una manera especial en su existencia: Historia de un alma<\/em><\/strong>. Su lectura dio pie a una intensa relaci\u00f3n<\/strong> sobrenatural con sor Teresa del Ni\u00f1o Jes\u00fas<\/strong>, en ese momento a\u00fan no canonizada.<\/strong><\/p>\n En julio de 1914<\/strong>, no obstante, estall\u00f3 la Gran Guerra<\/strong> y, como muchos otros religiosos y sacerdotes, Jean-Pierre<\/strong> dej\u00f3 los libros y se alist\u00f3 en el ej\u00e9rcito, creyendo que esto era<\/strong>, adem\u00e1s de un deber, la voluntad de Dios.<\/strong><\/p>\n Ya de uniforme, se present\u00f3 en el 23.\u00ba Regimiento de Artiller\u00eda, de Toulouse. Poco despu\u00e9s fue trasladado al 75.\u00ba Regimiento, donde demostr\u00f3 una gran tenacidad y un eximio esp\u00edritu militar.<\/strong> All\u00ed conoci\u00f3 el tormento y el horror de las trincheras, sin dejar de considerar los hechos con esp\u00edritu de fe. Incluso era capaz de tocar su flauta en medio del estruendo de las explosiones, para despejar su mente con hermosas melod\u00edas.<\/p>\n Salvado<\/strong> varias veces inexplicablemente de situaciones en extremo peligrosas, respond\u00eda<\/strong> a quienes se asombraban de su audacia: \u00abCon mi reliquia de sor Teresa del Ni\u00f1o Jes\u00fas, no tengo miedo de los obuses ni de las balas\u00bb<\/strong>. De hecho, hab\u00eda recibido del Carmelo de Lisieux un mech\u00f3n de cabello de la futura santa y, en el caos de la batalla, luchando sobre todo contra el amor propio y el respeto humano, se aferraba a su precioso tesoro y no dejaba de recurrir a su protectora<\/strong>, como puede verse en los escritos de su \u00abcuaderno negro\u00bb:<\/a>2<\/sup><\/a> \u00abOh, sor Teresa, tan en\u00e9rgica y valiente, ven en mi auxilio, intercede por m\u00ed, ay\u00fadame\u00bb.<\/p>\n Entre el cielo, la tierra\u2026 y el fuego<\/strong><\/p>\n Despu\u00e9s de distinguirse por su valor entre los soldados que manejaban morteros, conocidos como crapouillots<\/em>, el 9 de abril de 1917 fue llamado por sus superiores para que se formara<\/strong> en la escuela de aviaci\u00f3n e ingresara en las Fuerzas A\u00e9reas.<\/strong><\/p>\n En julio de ese mismo a\u00f1o<\/strong>, en agradecimiento por su graduaci\u00f3n y su pr\u00f3xima entrada en el \u00abEscuadr\u00f3n de los Cocodrilos\u00bb, pidi\u00f3 permiso para volar a Lourdes, realizando<\/strong> magn\u00edficas acrobacias a\u00e9reas<\/strong> sobre la ciudad en honor a la Sant\u00edsima Virgen<\/strong>. Muchos peregrinos presenciaron el acontecimiento, deslumbrados\u2026<\/p>\n En poco tiempo, este joven modesto y contemplativo empez\u00f3 a atraer la atenci\u00f3n de sus superiores y compa\u00f1eros. Dominaba con tanta maestr\u00eda el arte de la aviaci\u00f3n que parec\u00eda acostumbrado a volar desde ni\u00f1o<\/strong>. Y hasta tal punto llegaba su osad\u00eda que, en los aterrizajes, se lanzaba en picado durante cientos de metros y, s\u00f3lo en el \u00faltimo momento, retomaba el vuelo normal para luego posarse ileso<\/strong> en la pista. Durante mucho tiempo esta forma de tomar tierra era conocida en la aviaci\u00f3n francesa como \u00abaterrizaje a lo Bourjade\u00bb.<\/p>\n Lo que, al principio, muchos tachaban de temeridad, otros supieron entenderlo desde otra perspectiva: \u00ab\u201cSin Santa Teresa, escribi\u00f3 uno de sus compa\u00f1eros, no se puede entender a Bourjade\u201d. Lejos de ser el hombre presuntuoso<\/strong> que se lanza a la aventura, \u00e9l se pone bajo la protecci\u00f3n de la peque\u00f1a santa y, confiando en la Providencia, no teme a nada, no duda de nada.<\/strong> Entonces, qu\u00e9 audacia, qu\u00e9 arrojo, qu\u00e9 firmeza, va de frente, arremete e ir\u00e1 de victoria en victoria. Pero siempre seguir\u00e1 siendo el h\u00e9roe modesto, humilde, reservado.<\/strong> Piensa que sus victorias no le pertenecen\u2026 Como un ni\u00f1o, se deja llevar de la mano de sor Teresa\u00bb.<\/a>3<\/sup><\/a><\/p>\n Ante la persecuci\u00f3n<\/strong> de personas envidiosas e incluso de superiores anticat\u00f3licos, L\u00e9on mantuvo con altaner\u00eda su fidelidad a Dios y a su protectora<\/strong>, haciendo que instalaran un grabado de la santa de Lisieux en el costado de su p\u00e1jaro de metal y un gallardete del Sagrado Coraz\u00f3n de Jes\u00fas detr\u00e1s del asiento.<\/p>\n En los pocos meses que a\u00fan dur\u00f3 la guerra, los cielos contemplaron innumerables veces a esta \u00e1guila rasgando sus vastas extensiones a la caza de presas, arrastrando por el ejemplo a quienes estaban bajo su mando: \u00abEn la escuadrilla se dice que L\u00e9on transforma a todos los hombres en h\u00e9roes\u00bb, escribir\u00eda un primo acerca de \u00e9l.<\/strong><\/p>\n <\/p>\n Caza a los \u00abdragones\u00bb<\/strong><\/p>\n Amante del peligro, a Bourjade le gustaba adentrarse en territorio enemigo en busca de \u00abdragones\u00bb<\/strong> bien defendidos y mucho m\u00e1s grandes que su avi\u00f3n. Los dragones \u2014drachen<\/em>, en alem\u00e1n\u2014 eran globos de observaci\u00f3n muy utilizados en combate, que pod\u00edan equiparse con hasta veinte ametralladoras.<\/strong> Aventurarse a derribar a uno de ellos equival\u00eda a exponerse a un fuego intenso. Pero esto no era obst\u00e1culo para el joven aviador, que sab\u00eda que estaba prestando un excelente servicio a su patria y asestando un golpe mortal a la log\u00edstica del enemigo. Las presas pronto se hicieron numerosas\u2026 M\u00e1s tarde, L\u00e9on fue considerado el mayor cazador franc\u00e9s de tales globos.<\/strong><\/p>\n Los caracter\u00edsticos y ruidosos aterrizajes del \u00abas sacerdote\u00bb<\/strong> \u2014su apodo\u2014 provocaban aglomeraciones y todos se apresuraban a darle la bienvenida.<\/strong> Sin embargo, no se apropiaba de tal reconocimiento y los atribu\u00eda a Santa Teresa<\/strong>: \u00abAnte todo, a ti, bondadosa patrona de mi aeroplano, todo honor y toda gloria, por las victorias que, con tu ayuda, he tenido la dicha de conseguir recientemente en los aires\u00bb.<\/p>\n As\u00ed, se podr\u00edan contar aqu\u00ed muchas otras haza\u00f1as militares de este valiente caballero del cielo,<\/strong> que no s\u00f3lo experiment\u00f3 los triunfos, sino tambi\u00e9n la extenuaci\u00f3n que resulta de la lucha continua, las heridas corporales, las artima\u00f1as de la envidia y de la persecuci\u00f3n, el dolor de ver caer a su lado valerosos guerreros. No obstante, esto ser\u00eda demasiado extenso para un art\u00edculo.<\/p>\n Abandonando las glorias militares para volar en cielos m\u00e1s altos<\/strong><\/p>\n Como todo en la vida, la guerra<\/strong> en determinado momento lleg\u00f3 a su fin<\/strong>. Bourjade<\/strong>, que tambi\u00e9n ser\u00e1 recordado como \u00abel monje soldado\u00bb<\/strong>, hab\u00eda obtenido veintisiete victorias confirmadas y muchas m\u00e1s no homologadas<\/strong>. Algunos afirman que fueron m\u00e1s de cuarenta.<\/p>\n En su pecho llev\u00f3 la Cruz de Guerra con trece palmas y una estrella rubra<\/strong>. Adem\u00e1s de esta, acumul\u00f3 tambi\u00e9n otras medallas y menciones honor\u00edficas<\/strong> y, finalmente, fue nombrado Caballero de la Legi\u00f3n de Honor<\/strong>, convirti\u00e9ndose en el portador m\u00e1s joven de la m\u00e1xima condecoraci\u00f3n de Francia<\/strong>.<\/p>\n Le cost\u00f3 sacrificar el placer de surcar los cielos. Sin embargo, el Se\u00f1or lo llamaba a aspiraciones m\u00e1s elevadas.<\/strong> Escribi\u00f3: \u00abOh, Jes\u00fas m\u00edo, si me he despedido del cielo terrenal<\/strong> en el que tantas veces he viajado y luchado, en qu\u00e9 otro Cielo<\/strong>, mucho m\u00e1s puro y mucho m\u00e1s vasto, t\u00fa me exhortas a emprender el vuelo\u2026\u00bb. Un rastro h\u00famedo sobre el papel muestra que este escrito \u00edntimo estuvo acompa\u00f1ado de l\u00e1grimas.<\/strong> A continuaci\u00f3n, Bourjade prosigue: \u00ab\u00a1Oh!, volar\u00e9 sin miedo; mi Piloto [Jes\u00fas] es invulnerable, con \u00c9l el enemigo es vencido de antemano\u00bb.<\/p>\n Tan pronto como pudo, nuestro victorioso soldado se dirigi\u00f3 a Lisieux<\/strong>, donde dej\u00f3 todas sus condecoraciones como exvoto, en manos de la Madre In\u00e9s de Jes\u00fas, hermana mayor de Santa Teresa<\/strong>. Con todo, este acto simb\u00f3lico no le pareci\u00f3 suficiente. Relegando al olvido su pasado repleto de glorias, enseguida puso la mirada en aquel ideal que brillaba en su alma desde la infancia. Dejando todo<\/strong> \u2014familia, patria, prestigio\u2014 en busca del martirio, se dirigi\u00f3 a las selvas impenetrables de una isla lejana que no conoc\u00eda sus triunfos<\/strong>, se enterr\u00f3 en las arenas de una tierra inh\u00f3spita\u2026<\/p>\n <\/p>\n \u00abEs necesario sufrir como lo prefiere Jes\u00fas\u00bb<\/strong><\/p>\n L\u00e9on sab\u00eda bien que la m\u00e1s tenaz de las batallas se libra en el interior de cada hombre.<\/strong> Escribi\u00f3 en su cuaderno: \u00abPara ser santo, hay que combatir, luchar, exterminar al enemigo. El enemigo soy yo, que me opongo a la voluntad de Jes\u00fas\u00bb.<\/p>\n Y para conformar sus anhelos a los divinos, contaba siempre con la ayuda de su intercesora celestial<\/strong>: \u00abOh, mi peque\u00f1a sor Teresa [\u2026], quiero que mi alma sea atra\u00edda por la tuya, no ha de ser est\u00e9ril este amor que acuna mi coraz\u00f3n; tengo que ejercitarme eficazmente junto a ti, en tu \u201cpeque\u00f1a v\u00eda\u201d de amor y de abandono. [\u2026] En primer lugar, ofrecerse como v\u00edctima al amor. [\u2026] \u00c9se es el punto de partida: es necesario sufrir, y sufrir no lo prefiero yo, sino como Jes\u00fas lo prefiere\u00bb.<\/p>\n Ordenado sacerdote el 26 de julio de 1921, L\u00e9on Bourjade parti\u00f3 hacia Pap\u00faa Nueva Guinea, donde lleg\u00f3 s\u00f3lo el 20 de noviembre de ese mismo a\u00f1o.<\/strong><\/p>\n Comienzo del calvario<\/strong><\/p>\n Para L\u00e9on, esta misi\u00f3n fue la ocasi\u00f3n de grandes aventuras, arduos trabajos y diversas aflicciones.<\/strong> Podemos hacernos una idea leyendo los gemidos de su coraz\u00f3n expuestos en su cuaderno \u00edntimo: \u00abComprendo que no hay m\u00e1s que una cosa que hacer aqu\u00ed abajo: ofrecer incesantemente a Jes\u00fas las flores de peque\u00f1os sacrificios\u00bb.<\/p>\n Le encantaba aquella naturaleza virgen y tropical<\/strong>, con sus exquisitas bellezas, pero tambi\u00e9n le causaba terribles sufrimientos corporales<\/strong>, con un calor asfixiante, nubes de mosquitos que lo devoraban d\u00eda y noche, enfermedades, fiebres incesantes y otros problemas, cruces que hab\u00eda deseado y recibido en abundancia.<\/strong><\/p>\n Cuando experiment\u00f3 la ingratitud de los abor\u00edgenes<\/strong> a las intensas actividades apost\u00f3licas que \u00e9l y sus compa\u00f1eros llevaban a cabo, sinti\u00f3 la tentaci\u00f3n de abandonar la vida activa y entregarse s\u00f3lo a la contemplaci\u00f3n<\/strong>, una elecci\u00f3n aparentemente m\u00e1s perfecta y a la que su temperamento reflexivo siempre lo hab\u00eda invitado.<\/p>\n Sin embargo, durante un retiro se dio cuenta<\/strong>, con la ayuda de Mar\u00eda Sant\u00edsima, de que era una trampa del demonio. Conform\u00e1ndose entonces a la voluntad divina<\/strong>, escribi\u00f3 con determinaci\u00f3n: \u00abHe deseado\u2026 ser tu misionero, y me has dado todo esto. Conc\u00e9deme ser el misionero que quieres que sea\u2026\u00bb.<\/p>\n La noche oscura se hab\u00eda hecho en su alma<\/strong>\u2026 \u00abEl trabajo negro, sobre negro, en la negrura\u00bb, es el expresivo lema que lo definir\u00eda y conducir\u00eda al sacrificio total, a la completa entrega de s\u00ed mismo. \u00abTrabajando s\u00f3lo para Dios, sin el consuelo de la cosecha, esto es lo que ser\u00e1 su apostolado. [\u2026] Los sufrimientos f\u00edsicos no son nada en comparaci\u00f3n con la angustia moral<\/strong>. Es consciente de su inutilidad, de la esterilidad de sus esfuerzos: \u201c\u00a1Me siento tan totalmente incapaz e impotente! \u00a1Dios m\u00edo, ten piedad de m\u00ed!\u201d\u00bb.<\/a>4<\/sup><\/a><\/p>\n El ofrecimiento<\/strong><\/p>\n En una carta al P. Roulland, misionero en China, Santa Teresa<\/strong> le advert\u00eda sobre la conducta del Rey del Cielo con sus amigos: \u00abDesde que \u00c9l levant\u00f3 el estandarte de la cruz, a su sombra deben todos combatir y alcanzar la victoria\u00bb.<\/a>5<\/sup><\/a> Y manifiesta su convicci\u00f3n de que \u00abtodos los misioneros son m\u00e1rtires por el deseo y la voluntad<\/strong>\u00bb.<\/a>6<\/sup><\/a><\/p>\n Las promesas hechas por la gracia a nuestro misionero<\/strong> y su infantil deseo de martirio se cumplieron plenamente<\/strong> al abrazar la misma v\u00eda trazada por su querida maestra, viendo en cada peque\u00f1o sacrificio una enorme oportunidad para dar gloria a Dios y consumando su vida en la entrega voluntaria de s\u00ed mismo como v\u00edctima expiatoria.<\/strong><\/p>\n El 28 de marzo de 1910, el P.\u00a0Bourjade le pidi\u00f3 a su intercesora le presentara al Sagrado Coraz\u00f3n de Jes\u00fas su ofrecimiento<\/strong>: \u00abA fin de vivir en un acto de amor perfecto, me ofrezco como v\u00edctima de holocausto a tu amor misericordioso, [\u2026] y as\u00ed me convierta en m\u00e1rtir de tu amor, \u00a1Oh, Dios m\u00edo!\u00bb. Y concluye su entrega con estas palabras: \u00ab\u00a1A Jes\u00fas, con Jes\u00fas, para Jes\u00fas, en Jes\u00fas! Qui\u00e9n dice amor, dice sacrificio. Oh, Jes\u00fas m\u00edo, hazme comprender y amar la cruz\u00bb. \u00c9stas fueron sus \u00faltimas palabras escritas en su cuaderno.<\/strong><\/p>\n Se consuma el holocausto<\/strong><\/p>\n La prueba de su fidelidad a estos grandiosos prop\u00f3sitos fue quiz\u00e1 la alegr\u00eda que brotaba de su interior y contagiaba a los dem\u00e1s.<\/strong> Veamos el testimonio del P. Norin, que lo conoci\u00f3 en sus \u00faltimos d\u00edas: \u00abEst\u00e1 apaciguado: \u00a1un alma del purgatorio que todav\u00eda vive en este mundo, por la gracia!\u2026 Ajeno, velado, distante, fuera de lugar; estaba y no estaba; pose\u00eda y no pose\u00eda\u2026. \u00a1el cristiano seg\u00fan San Pablo! [\u2026] El alma viv\u00eda en otra parte, en sitios purificantes. Sin embargo, a pesar de esa pl\u00e1cida fisonom\u00eda, ese rostro tan p\u00e1lido, \u00a1con qu\u00e9 alegr\u00eda viv\u00eda con nosotros! \u00a1Qu\u00e9 amable era! Nos fijamos en su risa: re\u00eda a carcajadas, y ah\u00ed, realmente, pero solo ah\u00ed, parec\u00eda un ni\u00f1o\u00bb.<\/p>\n As\u00ed es como ese fiel seguidor de la infancia espiritual concluy\u00f3 su carrera de santidad.<\/strong> Alcanz\u00f3 la verdadera paz, una paz iluminada por la sonrisa. Despu\u00e9s de poco menos de tres a\u00f1os de misi\u00f3n<\/strong>, extenuado por los numerosos trabajos y las enfermedades, sufri\u00f3 una hematuria que le caus\u00f3 la muerte a los 35 a\u00f1os, en la isla de Yule, el 22 de octubre de 1924, en el mes de la fiesta de su querida patrona.<\/strong><\/p>\n <\/p>\n A punto de dejar esta vida<\/strong>, recuperando su joven alma de poeta, pronunci\u00f3 con dificultad en los brazos de su obispo<\/strong> estas \u00faltimas palabras, que evocan la alegr\u00eda de quien derram\u00f3 hasta la \u00faltima gota de sangre y se dispone a entrar en la verdadera vida: \u00abLa rosa se deshoja\u2026\u00bb. Palabras que recuerdan las pronunciadas<\/strong> unos a\u00f1os antes por nuestra venerada carmelita en su \u00faltima hora: \u00abDespu\u00e9s de mi muerte, har\u00e9 caer una lluvia de rosas\u00bb.<\/strong><\/p>\n Que este h\u00e9roe de la naci\u00f3n francesa y de la Santa Iglesia acepte en este centenario de su muerte nuestro entusiasta homenaje<\/strong>, y nos obtenga de Mar\u00eda Sant\u00edsima el ardiente y exclusivo amor a Dios de que dio un magn\u00edfico ejemplo.\u00a0<\/strong><\/p>\n Por Santiago Vieto Rodr\u00edguez<\/em><\/p>\n (Publicado originalmente en Rev. Heraldos del Evangelio, Oct 2024).<\/p>\n ___<\/p>\n Notas<\/strong><\/p>\n <\/a>1<\/sup><\/a> Los datos biogr\u00e1ficos e hist\u00f3ricos transcritos en este art\u00edculo han sido tomados de la obra: BENOIST DE SAINT ANGE, Henriette. L\u00e9on Bourjade. Officier aviateur \u2013 Missionnaire en Nouvelle-Guin\u00e9e<\/em>. Sainte-Croix-du-Mont: Saint-Remi, 2009.<\/p>\n <\/a>2<\/sup><\/a> Una especie de diario en el que L\u00e9on registr\u00f3 sus pensamientos y conversaciones con Santa\u00a0Teresa.<\/p>\n <\/a>3<\/sup><\/a> BENOIST DE SAINT ANGE, op.\u00a0cit., p.\u00a0139.<\/p>\n <\/a>4<\/sup><\/a> Idem<\/em>, p.\u00a0309.<\/p>\n <\/a>5<\/sup><\/a> SANTA TERESA DE LISIEUX. \u00abCarta al P. Adolphe Roulland, 9\/5\/1897\u00bb. In: Obras Completas<\/em>. San\u00a0Jos\u00e9: Centro de Espiritualidad San\u00a0Juan de la Cruz, 1996, t.\u00a0II, p.\u00a0332.<\/p>\n <\/a>6<\/sup><\/a> Idem<\/em>, p.\u00a0334.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"Militar ejemplar, as de la aviaci\u00f3n, sacerdote, heroico misionero y seguidor de la peque\u00f1a v\u00eda de Santa Teresa. \u00bfTantos atributos juntos en una sola alma? 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