{"id":178360,"date":"2024-10-20T13:06:19","date_gmt":"2024-10-20T18:06:19","guid":{"rendered":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/?p=178360"},"modified":"2024-10-20T13:06:19","modified_gmt":"2024-10-20T18:06:19","slug":"dios-siempre-quiere-darnos-mas-de-lo-que-pedimos","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/content\/dios-siempre-quiere-darnos-mas-de-lo-que-pedimos\/","title":{"rendered":"Dios siempre quiere darnos m\u00e1s de lo que pedimos"},"content":{"rendered":"

Nuestras peticiones muchas veces no llegan a lo que Dios quiere concedernos.<\/em><\/p>\n

\"\"<\/p>\n

Redacci\u00f3n (<\/strong>20\/10\/2024 12:07<\/strong>, <\/strong>Gaudium Press<\/strong><\/a>)<\/strong> Refiri\u00e9ndonos a las lecturas de hoy, domingo XXIX del tiempo ordinario, podemos decir que a primera vista, la b\u00fasqueda de los \u201chijos del trueno\u201d de posiciones destacadas en el Reino de Dios fue el resultado de una ambici\u00f3n audaz. Pero al analizar lentamente el desarrollo de la escena, queda claro que el deseo de Nuestro Se\u00f1or no es reprimir la petici\u00f3n, sino encaminarla hacia ambiciones mucho m\u00e1s audaces que las que persegu\u00edan los dos ap\u00f3stoles.<\/p>\n

Un cheque en blanco<\/strong><\/p>\n

En aquel tiempo, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, se acercaron a Jes\u00fas y le dijeron: \u201cMaestro, queremos que hagas por nosotros lo que te pedimos\u201d (Mc 10,35).<\/em><\/p>\n

El texto griego presenta una peculiaridad en cuanto al verbo utilizado por los dos hermanos. De hecho, cuando dicen \u201cqueremos que\u2026\u201d en griego se lee \u201c\u03b8\u03ad\u03bb\u03bf\u03bc\u03b5\u03bd \u1f35\u03bd\u03b1\u2026\u201d (th\u00e9lomen ina) que puede traducirse por la forma condicional \u201cquerr\u00edamos que\u2026\u201d, o \u201cnos gustar\u00eda que\u2026\u201d, lo que nos lleva a pensar que los dos hermanos no pretend\u00edan presentar directamente su deseo sin antes intentar comprometer a Nuestro Se\u00f1or con una especie de cheque en blanco. [1]<\/p>\n

Entonces Jes\u00fas les pregunta qu\u00e9 quieren. \u201cD\u00e9janos sentar uno a tu derecha y otro a tu izquierda, cuando est\u00e9s en tu gloria\u201d, responden.<\/p>\n

En verdad fueron llamados a flanquear al Hijo del Hombre en su gloria. La solicitud no es tan irrazonable como se podr\u00eda objetar. Era lo que les indicaba su vocaci\u00f3n en lo m\u00e1s profundo de sus almas, era el plan de Dios para ellos.<\/p>\n

Adem\u00e1s, Nuestro Se\u00f1or les hab\u00eda prometido que, el d\u00eda de la renovaci\u00f3n del mundo, cuando \u00c9l mismo est\u00e9 sentado en su trono de gloria, cada uno de los doce ap\u00f3stoles se sentar\u00eda en un trono desde el cual juzgar\u00edan a las doce tribus de Israel. [2]<\/p>\n

No est\u00e1 mal desear un alto rango<\/strong><\/p>\n

En su obra magistral Lo in\u00e9dito sobre los Evangelios<\/em>, Mons. Jo\u00e3o Cl\u00e1 Dias explica que querer un cargo superior no constituye una falta.<\/p>\n

\u201cAlgunos creen que Nuestro Se\u00f1or, en este vers\u00edculo, condena todo y cualquier deseo de prominencia; sin embargo, no hay en su respuesta fundamento para tal interpretaci\u00f3n. \u00c9l da a entender que los dos hermanos piden poco.<\/p>\n

Su naturaleza humana est\u00e1 \u00e1vida de glorias mundanas y pasajeras, mientras que el Maestro quiere invitarlos a las celestiales y eternas. Por eso, no niega el pedido, cuya verdadera dimensi\u00f3n desconocen.<\/p>\n

No sab\u00edan lo que ped\u00edan, porque se equivocaban en cuanto al tipo de honra deseada. Esto demuestra que es leg\u00edtimo aspirar a una grandeza terrena proporcionada -siempre que sea \u00fatil para la santificaci\u00f3n de quien la pide y de los dem\u00e1s-, pues, ense\u00f1a Santo Tom\u00e1s que, respecto a los bienes temporales, \u2018el Se\u00f1or no prohibi\u00f3 la solicitud necesaria, sino la solicitud desordenada\u2019\u201d. [3]<\/p>\n

La cruz es el camino a la gloria<\/strong><\/p>\n

Sin embargo, la preocupaci\u00f3n desordenada por los bienes temporales sacude a menudo las mentes y los corazones.<\/p>\n

Hay un peligro que hay que evitar a toda costa: el de buscarse a uno mismo y no a Dios. Este peligro afecta a todos, ricos y pobres, grandes y peque\u00f1os. Alguien puede ser grande y utilizar sus privilegios para glorificar a Dios y hacer el bien a los dem\u00e1s, y tambi\u00e9n es posible lo contrario, de modo que el equilibrio est\u00e1 en el prop\u00f3sito deseado.<\/p>\n

Por otra parte, los grandes honores de la nobleza s\u00f3lo se confieren a quienes han dado aut\u00e9nticas pruebas de devoci\u00f3n a su soberano.<\/p>\n

Nuestro Se\u00f1or est\u00e1 en plena lucha hacia el Calvario. Si alguien desea m\u00e1s la recompensa que hacer la voluntad del Maestro, se revela como un vil mercenario y no como un verdadero disc\u00edpulo.<\/p>\n

Por eso, el profeta Isa\u00edas, en la primera lectura, presenta la imagen del Siervo sufriente: despreciable, herido, cuyo aspecto repugna a la vista, presagio de los terribles tormentos de la Pasi\u00f3n.<\/p>\n

Nuestro Se\u00f1or pregunta entonces a los hermanos: \u201c\u00bfPod\u00e9is beber la copa que yo voy a beber?\u201d Significaba as\u00ed el camino doloroso que estaba reservado para \u00c9l y para aquellos que deseaban y desean unirse a \u00c9l en gloria.<\/p>\n

Los hermanos responden: \u201cPodemos\u201d. De hecho, los hijos del Zebedeo probar\u00e1n la amargura del c\u00e1liz del sufrimiento, ya sea en el derramamiento de sangre o pasando ilesos por sufrimientos mortales, para llegar a ser dignos, por los m\u00e9ritos del Salvador, de estar junto a \u00c9l en su segunda venida.<\/p>\n

Donaci\u00f3n de un regalo superior<\/strong><\/p>\n

Pero, despu\u00e9s de todo, \u00bfqu\u00e9 es lo que Nuestro Se\u00f1or quiere dar a sus disc\u00edpulos que supera en tanto su ambici\u00f3n? Un don espiritual, superior a cualquier distinci\u00f3n pol\u00edtica o social. La gracia de la perfecci\u00f3n cristiana que consiste en ser reflejo de \u00c9l, que ser\u00e1 tanto m\u00e1s clara y luminosa cuanto mayor sea la renuncia a s\u00ed mismo, la generosidad al tomar la cruz destinada a cada d\u00eda y el seguimiento de cada uno de sus pasos.<\/p>\n

Que la Virgen de las v\u00edrgenes obtenga de su Divino Hijo la gracia de que estemos enteramente unidos a Ella para que nuestros deseos sean los mismos que los de Ella y, por tanto, los mismos que los de Nuestro Se\u00f1or.<\/p>\n

Por Rodrigo Siqueira<\/em><\/p>\n

___<\/em><\/p>\n

[1] Cf. FILLION, Louis-Claude. La Sainte Bible: \u00c9vangle selon S. Marc<\/em>. Paris: P. Lethielleux, 1893, p.154.<\/p>\n

[2] Mt 19,28.<\/p>\n

[3] CL\u00c1 DIAS, Jo\u00e3o Scognamiglio. O in\u00e9dito sobre os Evangelhos: coment\u00e1rios aos Evangelhos dominicais.<\/em> Citt\u00e0 del Vaticano-S\u00e3o Paulo: LEV-Instituto Lumen Sapienti\u00e6, 2014, v. 4, p. 442-443.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"Nuestras peticiones muchas veces no llegan a lo que Dios quiere concedernos. Redacci\u00f3n (20\/10\/2024 12:07, Gaudium Press) Refiri\u00e9ndonos a las lecturas de hoy, domingo XXIX del tiempo ordinario, podemos decir que a primera vista, la b\u00fasqueda de los \u201chijos del trueno\u201d de posiciones destacadas en el Reino de Dios fue el resultado de una ambici\u00f3n… Ver art\u00edculo<\/a>","protected":false},"author":8,"featured_media":178361,"comment_status":"open","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":[],"categories":[6],"tags":[895,9656,6658,1610,3953],"acf":[],"featured_image_src":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-content\/uploads\/2024\/10\/La-madre-de-los-hijos-de-Zebedeo-de-rodillas-con-ellos-ante-el-Senor-Mosteiro-de-San-Millan-de-la-Cogolla-La-Rioja-Espanha.webp","newsletter_img":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-content\/uploads\/2024\/10\/La-madre-de-los-hijos-de-Zebedeo-de-rodillas-con-ellos-ante-el-Senor-Mosteiro-de-San-Millan-de-la-Cogolla-La-Rioja-Espanha-aspect-ratio-570-300.webp","newsletter_date":"20241020","_links":{"self":[{"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/178360"}],"collection":[{"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/users\/8"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=178360"}],"version-history":[{"count":1,"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/178360\/revisions"}],"predecessor-version":[{"id":178365,"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/178360\/revisions\/178365"}],"wp:featuredmedia":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/media\/178361"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=178360"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=178360"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=178360"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}