{"id":179529,"date":"2024-11-21T10:23:15","date_gmt":"2024-11-21T15:23:15","guid":{"rendered":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/?p=179529"},"modified":"2024-11-21T10:34:56","modified_gmt":"2024-11-21T15:34:56","slug":"las-canonizaciones-y-la-infalibilidad-pontificia","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/content\/las-canonizaciones-y-la-infalibilidad-pontificia\/","title":{"rendered":"Las canonizaciones y la infalibilidad pontificia"},"content":{"rendered":"

\u00bfEs la Iglesia infalible o no a la hora de elevar a un fiel a la honra de los altares? Esta duda plantea otras interrogantes en las que es necesario profundizar. <\/em><\/p>\n

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P\u00edo II canoniza a Santa Catalina de Siena, por Bernardino di Betto<\/p><\/div>\n

Redacci\u00f3n (<\/strong>21\/11\/2024 10:16<\/strong>, <\/strong>Gaudium Press<\/strong><\/a>)<\/strong> La santidad es el ideal com\u00fan a todo cristiano en esta tierra<\/strong>, porque a trav\u00e9s de ella se nos abren las puertas del Cielo. As\u00ed pues, en su solicitud pastoral, le corresponde a la Iglesia<\/strong> no s\u00f3lo proporcionarnos los medios para alcanzar la bienaventuranza, sino tambi\u00e9n presentarnos modelos de vida proba<\/strong>, lo cual ha constituido un papel primordial en la misi\u00f3n que le encomend\u00f3 el divino Redentor.<\/p>\n

Este \u00faltimo punto le compete particularmente al sumo pont\u00edfice<\/strong>, que tiene la responsabilidad de ser el juez supremo para proclamar la santidad de vida y la eficacia de la intercesi\u00f3n de quienes se destacaron por la pr\u00e1ctica heroica de las virtudes<\/strong> y por su testimonio de fe, a veces consumado en el acto del martirio. Sin embargo, esta praxis no siempre ha sido exactamente as\u00ed.<\/p>\n

El culto a los m\u00e1rtires<\/strong><\/p>\n

Hoy en d\u00eda nos parece normal que sea el Papa quien proclame la santidad de tal o cual Siervo de Dios y lo presente como modelo e intercesor. No obstante, en los primeros siglos de la Iglesia, cuando el dogma de la infalibilidad pontificia<\/strong> a\u00fan estaba<\/strong> muy lejos de ser definido, los \u00abprocesos\u00bb de canonizaci\u00f3n se desarrollaban de manera m\u00e1s r\u00e1pida y sencilla.<\/strong><\/p>\n

Reunidos en el interior de una catacumba, los primeros cristianos rezaban en torno al cuerpo del \u00faltimo m\u00e1rtir que hab\u00eda dado su vida en defensa de la fe.<\/strong> Justo el d\u00eda anterior, aquel santo var\u00f3n o aquella casta joven se encontraba entre ellos, orando y asistiendo a misa en secreto, sin que el poder romano lo supiera. En ese momento todos cre\u00edan que estaba en el Cielo<\/strong>, pero su presencia era sentida por sus hermanos, incluso se dir\u00eda que nunca hab\u00eda estado tan cerca.<\/p>\n

As\u00ed, de un modo enteramente org\u00e1nico, la devoci\u00f3n a un santo m\u00e1s se institu\u00eda en aquellos<\/strong> lejanos primeros siglos de persecuci\u00f3n a la Iglesia naciente.<\/strong><\/p>\n

Exaltando otras formas de santidad<\/strong><\/p>\n

Pasaron<\/strong> los a\u00f1os y, con ellos, tambi\u00e9n las persecuciones.<\/strong> De este modo, el martirio ya no era la \u00fanica forma de santidad reconocida por los fieles. En primer lugar, comenzaron a ser venerados los confesores de la fe: aquellos que, habiendo sufrido las torturas propias de los m\u00e1rtires, eran considerados muertos por sus verdugos o liberados antes del tr\u00e1nsito final.<\/strong> Se trataba de hombres y mujeres que llevaban en sus cuerpos, para el resto de sus vidas, el precio de su perseverancia: la falta de un miembro o las cicatrices de los tormentos sufridos.<\/p>\n

Los obispos que m\u00e1s se destacaron por su uni\u00f3n con Dios pronto se vieron a\u00f1adidos a la lista de los bienaventurados,<\/strong> como muestra de gratitud de sus hijos espirituales por su ejemplo y conducta. De hecho, a esos primeros pastores le debemos en gran medida la expansi\u00f3n de la Iglesia y el establecimiento de las bases de la doctrina cat\u00f3lica.<\/p>\n

Enseguida se sumaron<\/strong> a esta lista monjes y ermita\u00f1os, reyes y nobles, v\u00edrgenes y madres de familia,<\/strong> que paulatinamente fueron constituyendo el extenso y magn\u00edfico cat\u00e1logo de los santos venerados en tal o cual regi\u00f3n, y algunos en toda la Iglesia, \u00a1sin que el Papa hubiera hecho ni una sola canonizaci\u00f3n!<\/strong><\/p>\n

\u00abVox populi, vox Dei\u00bb<\/strong><\/p>\n

Hasta entonces, las canonizaciones se realizaban por aclamaci\u00f3n del pueblo,<\/strong> en funci\u00f3n de la fama de santidad de un bautizado, a la que se asociaba el obispo, generalmente trasladando a una iglesia los restos mortales<\/strong> de quien hab\u00eda dejado en la memoria de todos actos ejemplares de virtud, dignos de imitaci\u00f3n, e instituyendo alguna oraci\u00f3n lit\u00fargica especial por \u00e9l.<\/strong><\/p>\n

La costumbre de las canonizaciones populares se extendi\u00f3 hasta el siglo xvii. No fue sino poco a poco que la proclamaci\u00f3n de un nuevo beato le estuvo reservada al romano pont\u00edfice.<\/strong> Para hacerse una idea, basta mencionar que una de las primeras canonizaciones hechas por un Papa fue la de Ulderico, obispo de Augusta, declarado santo por Juan XV \u00a1s\u00f3lo en el siglo x!<\/p>\n

Urbano VIII ser\u00eda quien, en 1634, pondr\u00eda fin<\/strong> irrevocablemente a las canonizaciones populares<\/strong>, reservando al sucesor de Pedro esta sublime tarea.<\/p>\n

Canonizaciones dudosas<\/strong><\/p>\n

As\u00ed es como sucedi\u00f3 la larga trayectoria del culto a los santos hasta llegar a la forma en la que hoy lo conocemos. Sin embargo, a pesar de la progresiva institucionalizaci\u00f3n de las canonizaciones, a veces hubo devociones cuestionables a personas fallecidas<\/strong>, cuyas vidas no siempre se analizaron adecuadamente.<\/p>\n

En uno de sus documentos, el papa Alejandro\u00a0III se lamentaba de que en cierta regi\u00f3n se le rindiera culto a un fallecido que hab\u00eda sido \u00abmartirizado\u00bb mientras se hallaba en estado de ebriedad. Incluso otros eran reverenciados sin haber existido nunca.<\/strong> Es el caso, por ejemplo, de \u00abSan\u00a0Viar\u00bb, venerado en Espa\u00f1a despu\u00e9s de que se encontrara en la pared exterior de una antigua iglesia la deteriorada inscripci\u00f3n de \u00abS\u00a0VIAR\u00bb. Pasaron muchos a\u00f1os hasta que la placa fue reconstituida, descubri\u00e9ndose as\u00ed su significado original: \u00abpraefectu<\/em>S\u00a0VIARum\u00bb<\/em>, que probablemente se refer\u00eda al responsable de las v\u00edas p\u00fablicas\u2026<\/p>\n

Por otra parte, \u00bfqu\u00e9 ocurre con los difuntos venerados s\u00f3lo en algunas regiones o por determinados institutos? \u00bfPor qu\u00e9 la Iglesia proh\u00edbe su culto p\u00fablico a escala universal? Por ejemplo, se sabe que entre los a\u00f1os 1209 y 1500 hubo 965 franciscanos venerados a nivel local o restringido<\/strong>, es decir, s\u00f3lo por su orden o monasterio. La devoci\u00f3n a muchos de ellos<\/strong>, no obstante, nunca ha sido confirmada por la autoridad eclesi\u00e1stica.<\/strong><\/p>\n

Ahora bien, despu\u00e9s de estas consideraciones, quiz\u00e1 est\u00e9n rondando en nuestra mente muchas preguntas\u2026 \u00bfC\u00f3mo explicar todos estos casos? \u00bfQu\u00e9 seguridad puedo tener de que mi santo patr\u00f3n est\u00e1 realmente en el Cielo? \u00bfQu\u00e9 valor tiene una canonizaci\u00f3n? \u00bfLa Iglesia es o no es infalible cuando proclama a un santo?<\/strong><\/p>\n

El valor dogm\u00e1tico de las canonizaciones<\/strong><\/p>\n

La verdad es que la cuesti\u00f3n sigue abierta, ya que los Papas nunca se han pronunciado definitivamente sobre el tema.<\/strong> Por lo tanto, s\u00f3lo en los debates teol\u00f3gicos podemos encontrar elementos<\/strong> para responder a estas preguntas.<\/p>\n

En primer lugar, cabe indagar: \u00bfen qu\u00e9 ocasiones un Papa es infalible?<\/strong> La constituci\u00f3n dogm\u00e1tica Pastor \u00c6ternus<\/em> aclara que \u00fanicamente \u00abcuando<\/strong> cumpliendo su cargo de pastor y doctor de todos los cristianos, define por su suprema autoridad apost\u00f3lica que una doctrina sobre la fe y costumbres debe ser sostenida por la Iglesia\u00bb.<\/strong><\/a>1<\/sup><\/a> Y el Catecismo<\/em> recuerda un detalle que queremos subrayar: \u00abEsta infalibilidad abarca todo el dep\u00f3sito de la Revelaci\u00f3n divina\u00bb.<\/a>2<\/sup><\/a><\/p>\n

Son los llamados pronunciamientos ex cathedra<\/em>, muy diferentes de una homil\u00eda o de una catequesis, que no se revisten del car\u00e1cter infalible,<\/strong> ni siquiera cuando los pronuncia el Papa. Esto es lo que ocurre, por ejemplo, en la proclamaci\u00f3n de un dogma,<\/strong> como el de la Inmaculada Concepci\u00f3n de la Virgen Mar\u00eda, que debe ser cre\u00eddo por todos como verdad de fe revelada, definida e infalible,<\/strong> una vez declarada como tal por el Santo Padre.<\/p>\n

Ahora bien, esto nos lleva a otra cuesti\u00f3n: \u00bflas canonizaciones se encuadran en el \u00e1mbito de los pronunciamientos ex cathedra<\/em>?<\/strong> \u00bfForman parte de las verdades reveladas o de las necesarias para guardar y exponer fielmente el dep\u00f3sito de la fe?<\/p>\n

Antes de responder, conviene considerar que las canonizaciones abarcan dos aspectos. El primero<\/strong> es un principio general: la certeza de que todo aquel que<\/strong>, siguiendo el ejemplo de Nuestro Se\u00f1or Jesucristo, practica las virtudes en grado heroico, recibe<\/strong> la corona de la bienaventuranza, lo que significa obtener la salvaci\u00f3n eterna.<\/strong> El segundo, la aplicaci\u00f3n de esta regla a casos concretos<\/strong>, es decir, la proclamaci\u00f3n de que tal o cual hombre concreto est\u00e1 en el\u00a0Cielo.<\/p>\n

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P\u00edo XII canoniza a San Vicente Strambi<\/p><\/div>\n

\u00bfY si un santo no estuviera en el Cielo?<\/strong><\/p>\n

Es f\u00e1cil demostrar que el primer aspecto<\/strong> \u2014el general\u2014 est\u00e1 contenido en la Revelaci\u00f3n<\/strong>, puesto que as\u00ed nos fue prometido por Jesucristo. No obstante, \u00bfse puede decir lo mismo de su aplicaci\u00f3n a los individuos? Si una persona canonizada no estuviera realmente en el Cielo, \u00bfhabr\u00eda alg\u00fan da\u00f1o grave al dep\u00f3sito de la fe?<\/strong><\/p>\n

Es m\u00e1s, nuestras oraciones no se ver\u00edan perjudicadas<\/strong> al recurrir a su intercesi\u00f3n, ya que tienen al Se\u00f1or como fin \u00faltimo y principal.<\/strong> A falta de un mediador, Dios las aceptar\u00eda directamente.<\/a>4<\/sup><\/a> Por supuesto, esto no es motivo para rechazar las valiosas intercesiones de los santos, que ruegan por nosotros sin cesar.<\/p>\n

La posici\u00f3n de Santo\u00a0Tom\u00e1s de Aquino<\/strong><\/p>\n

Muchos siglos antes de la proclamaci\u00f3n del dogma de la infalibilidad pontificia e incluso de la regulaci\u00f3n de los procesos de canonizaci\u00f3n, Santo Tom\u00e1s de Aquino ya hab\u00eda sido interrogado<\/strong> sobre la relaci\u00f3n entre ambos. No obstante, se muestra tan prudente al respecto que sus argumentos son utilizados tanto por quienes defienden la infalibilidad de las canonizaciones como por quienes la cuestionan. Por eso, nada mejor que recurrir a sus palabras<\/strong>, en la \u00fanica menci\u00f3n que hace el Doctor Ang\u00e9lico acerca del tema.<\/p>\n

Con la sabidur\u00eda que lo caracteriza, Santo Tom\u00e1s afirma que existen dos situaciones distintas<\/strong> respecto del juicio de quienes presiden la Iglesia: por un lado, las declaraciones sobre las verdades de la fe, como los dogmas<\/strong>; por otro, los pronunciamientos del Papa sobre hechos particulares, es decir, sobre asuntos humanos.<\/strong> El Doctor Ang\u00e9lico subraya que las primeras son fruto de la intervenci\u00f3n divina<\/strong> y, por tanto, no debemos dudar de su veracidad. Sin embargo, en el segundo caso puede haber error.<\/strong><\/p>\n

Ahora bien, \u00abla canonizaci\u00f3n de los santos se encuentra entre estas dos situaciones\u00bb.<\/strong> Cuando el pont\u00edfice<\/strong> eleva a un difunto a la honra de los altares, se certifica de su estado mediante una investigaci\u00f3n<\/strong> de su vida y sus milagros, pero, ante todo, por medio de un \u00abinstinto del Esp\u00edritu Santo\u00bb.<\/strong> De donde el Aquinate concluye: \u00abSe debe creer piamente que el juicio de la Iglesia tampoco puede errar en esto\u00bb.<\/strong><\/a>5<\/sup><\/a><\/p>\n

Cabe se\u00f1alar que el propio Santo\u00a0Tom\u00e1s se abstiene de emitir un juicio absoluto sobre una cuesti\u00f3n tan delicada. Aunque no dice que las canonizaciones sean infalibles, afirma que debemos creerlas como ciertas<\/strong>, ya que el divino Esp\u00edritu Santo vela para que la Iglesia no se equivoque.<\/strong><\/p>\n

Por lo tanto, no hay raz\u00f3n para alarmarse por nuestras devociones<\/strong> simplemente porque ning\u00fan Papa haya declarado que las canonizaciones sean una aplicaci\u00f3n del carisma de la infalibilidad. Al contrario, es Dios mismo quien se ocupa de que la Santa Iglesia cumpla sin errores su misi\u00f3n de presentarles modelos de virtud a sus hijos.<\/strong> Y \u00c9l mismo acoge con agrado nuestras s\u00faplicas, porque es, ante todo, nuestro Padre.
\n<\/strong><\/p>\n

Por Lucas Jean Pacheco<\/em><\/p>\n

(Tomado de Rev. Heraldos del Evangelio Nov. 2024)<\/p>\n

Notas<\/p>\n

___<\/p>\n

1 DH 3074.<\/p>\n

2 CCE 891. El Concilio Vaticano II refuerza la idea de que existe un estrecho v\u00ednculo entre la infalibilidad pontificia y la Revelaci\u00f3n: \u00abEsta infalibilidad que el divino Redentor quiso que tuviese su Iglesia cuando define la doctrina de fe y costumbres, se extiende tanto cuanto abarca el dep\u00f3sito de la Revelaci\u00f3n\u00bb. (Lumen gentium, n.\u00ba 25). Recordamos tambi\u00e9n que el papa Juan Pablo II encuadra en el rango de infalibilidad todo lo que es requerido para conservar la santidad y exponer fielmente el dep\u00f3sito de la fe, aunque no pueda considerarse parte de la Revelaci\u00f3n stricto sensu (cf. Ad tuendam fidem, n.\u00ba 3-4).<\/p>\n

3 Cf. OLS, OP, Daniel. \u00abFondamenti teologici della santit\u00e0\u00bb. In: CONGREGATIO DE CAUSIS SANCTORUM. Studium. Corso formativo per istruire le cause dei Santi. Parte Teologica. Roma: [s.n.], 2011, p. 39.<\/p>\n

4 Cf. INOCENCIO IV. Super libros quinque Decretalium. L. III, t\u00edt. 45, c. 1; DELEYAHE, SJ, \u00abHippolytus. Bulletin des publications hagiographiques\u00bb. In: Analecta Bollandiana. Bruxelles. N.\u00ba 44 (1926), p. 233.<\/p>\n

5 SANTO TOM\u00c1S DE AQUINO. Quodlibet 9, q. 8, a. 1.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"\u00bfEs la Iglesia infalible o no a la hora de elevar a un fiel a la honra de los altares? Esta duda plantea otras interrogantes en las que es necesario profundizar. Redacci\u00f3n (21\/11\/2024 10:16, Gaudium Press) La santidad es el ideal com\u00fan a todo cristiano en esta tierra, porque a trav\u00e9s de ella se nos… Ver art\u00edculo<\/a>","protected":false},"author":8,"featured_media":179530,"comment_status":"open","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":[],"categories":[5],"tags":[561,303,2044],"acf":[],"featured_image_src":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-content\/uploads\/2024\/11\/R275-1-D-DIV_CANONIZA-Canonizacao-Sta-Catarina-Siena-700x495.webp","newsletter_img":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-content\/uploads\/2024\/11\/R275-1-D-DIV_CANONIZA-Canonizacao-Sta-Catarina-Siena-aspect-ratio-570-300.webp","newsletter_date":"20241121","_links":{"self":[{"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/179529"}],"collection":[{"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/users\/8"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=179529"}],"version-history":[{"count":3,"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/179529\/revisions"}],"predecessor-version":[{"id":179538,"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/179529\/revisions\/179538"}],"wp:featuredmedia":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/media\/179530"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=179529"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=179529"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=179529"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}

Para algunos te\u00f3logos,<\/a>3<\/sup><\/a> a pesar del aspecto desagradable que este hecho<\/strong> necesariamente traer\u00eda consigo, no resultar\u00eda<\/strong>, sin embargo, un grave perjuicio para el dogma cat\u00f3lico. En cambio, la adhesi\u00f3n a una doctrina contraria a la fe,s\u00ed, y ser\u00eda motivo de condenaci\u00f3n para los miembros de la Iglesia,<\/strong> pero el culto a un santo dudoso no conllevar\u00eda serio riesgo, pues la veneraci\u00f3n equivocada<\/strong> que le tributar\u00edamos se dirigir\u00eda s\u00f3lo a \u00e9l<\/strong> en la medida en que lo crey\u00e9ramos en la condici\u00f3n de amigo de Dios.<\/strong><\/p>\n