Esta santa maravillosa, era de la m\u00e1s alta alcurnia romana. Al momento de aplicar la condena a muerte, quisieron primero asfixiarla, pero Dios obra un milagro.<\/i><\/p>\n
<\/p>\n
Redacci\u00f3n (22\/11\/2024, <\/b><\/span>Gaudium Press<\/b><\/span><\/a><\/u>)<\/b><\/span> Hoy celebramos a Santa Cecilia, entre otras cosas patrona de los m\u00fasicos, pero sobre todo un ejemplo perfecto de mujer cristiana.<\/span><\/p>\n Ella era una <\/span>dama<\/span> de <\/span>la <\/span>alta nobleza romana, que dio una casa y un terreno a los cristianos de los primeros siglos. Esta casa con el paso del tiempo se convirti\u00f3 en la iglesia de Santa Cecilia en Trast\u00e9vere, y el terreno es ahora el Cementerio de San Calixto, lugar donde la noble fue enterrada al momento de su muerte.<\/span><\/p>\n Nace la Santa en el S. III, de una familia que ya era cristiana. Adem\u00e1s, la dama de compa\u00f1\u00eda-enfermera que le fue designada tambi\u00e9n era fervorosa cristiana, que ayud\u00f3 a afianzarla en la fe.<\/span><\/p>\n Su inocencia la llevaba a ver a Dios en las bellezas de la Creaci\u00f3n. Tambi\u00e9n, y fruto de su educaci\u00f3n cristiana, surgi\u00f3 en ella un gran amor por los desamparados, a quienes no solo ayudaba materialmente, sino a los que <\/span>tambi\u00e9n <\/span>les transmit\u00eda la doctrina cristiana.<\/span><\/p>\n Era un alma de alto quilate, que Dios iba formando.<\/span><\/p>\n Despu\u00e9s de que el propio Papa Urbano le diera la comuni\u00f3n, ella hizo el prop\u00f3sito de consagrar su virginidad como esposa de Jesucristo.<\/span><\/p>\n Las <\/span>gloriosas <\/span>cruces, que no faltan<\/span><\/b><\/p>\n Pero a esta ni\u00f1a, que hab\u00eda tenido una infancia dorada, tanto material como en el esp\u00edritu, le lleg<\/span>a<\/span> la hora de los grandes sufrimientos. <\/span><\/p>\n Mueren sus padres, y queda bajo la tutela de un pariente pagano, que le ofrec\u00eda muchas distracciones del mundo, que desagradaban a Santa Cecilia. Tuvo que luchar contra las tentaciones que estos ofrecimientos tra\u00edan, <\/span>que era el gozo sensual com\u00fan de la juventud pagana romana<\/span>. <\/span>Pero ella se mantiene firme. L<\/span>as idas a las catacumbas donde se encontraba con los cristianos se h<\/span>ac<\/span>en m\u00e1s dif\u00edciles, lo que las hac<\/span>e<\/span> m\u00e1s meritorias. A veces pasaba la noche entera en las catacumbas, donde asist\u00eda a todos los oficios divinos.<\/span><\/p>\n Sin embargo, Dios ten\u00eda designios especiales sobre esta joven, y destin\u00f3 un \u00e1ngel propio que la custodiaba, la defend\u00eda de los peligros, se le aparec\u00eda, la orientaba.<\/span><\/p>\n Un joven romano, que no conoc\u00eda la discreta condici\u00f3n de cristiana de Santa Cecilia, se enamor\u00f3 de ella, de su belleza, modestia y virtudes que transluc\u00edan brillantes al exterior. Este joven, Valeriano, convers\u00f3 con el tutor de Cecilia, y el tutor entr<\/span>\u00f3<\/span> en el plan para que la Santa fuera su esposa. Santa Cecilia al principio rechaz\u00f3 la intenci\u00f3n matrimonial de este hombre, pero ante las amenazas y pedidos, acept<\/span>a<\/span> casarse. <\/span><\/p>\n Lleg<\/span>a<\/span> el d\u00eda de la boda. En el palacio de Santa Cecilia, muchas doncellas, esclavos haciendo sus oficios, nobles, todo era algarab\u00eda, la \u00fanica que no manifestaba <\/span>exultaci\u00f3n<\/span> era Cecilia.<\/span><\/p>\n Se oficia el rito nupcial, <\/span>y <\/span>Cecilia se convierte en la esposa de Valeriano.<\/span><\/p>\n Pero ya en la c\u00e1mara nupcial Santa Cecilia le anuncia <\/span>al c\u00f3nyugue<\/span> que deb\u00edan vivir como hermanos, pues ella hab\u00eda consagrado su cuerpo a alguien que no era de este mundo, y este Se\u00f1or le hab\u00eda enviado un \u00c1ngel para protegerla. Si el \u00c1ngel ve\u00eda que no la respetaba, se enojar\u00eda con \u00e9l, y la venganza ser\u00eda enorme.<\/span><\/p>\n Despu\u00e9s de un intercambio de palabras, Santa Cecilia elev<\/span>a<\/span> al cielo una oraci\u00f3n : \u201c\u00a1Oh Se\u00f1or! \u00bfCu\u00e1nto tiempo durar\u00e1 el reino del esp\u00edritu del mal? \u00bfHasta cu\u00e1ndo los hombres caminar\u00e1n entre las tinieblas del error, de la mentira y falsedad?\u201d, y entonces una luz sobrenatural la envolvi\u00f3. Valeriano contemplaba todo ello, <\/span>maravillado, <\/span>y se iba acercando a la fe cat\u00f3lica. Pidi\u00f3 ver al \u00c1ngel que custodiaba la integridad de Cecilia, pero la Santa le dijo que primero ten\u00eda que bautizarse, lo que \u00e9l hizo, <\/span>en las catacumbas, con el Papa<\/span>.<\/span><\/p>\n Ve al \u00c1ngel de Dios<\/span><\/b><\/p>\n Cuando regres\u00f3, encuentra a Cecilia en oraci\u00f3n y a su lado el \u00c1ngel del Se\u00f1or, que portaba en sus manos dos coronas, de rosas y lirios, las que coloc\u00f3 en las cabezas de los esposos, lo que se constituy\u00f3 tambi\u00e9n en se\u00f1al de <\/span>futuro <\/span>martirio. Ellos mantendr\u00edan la castidad perfecta dentro del matrimonio.<\/span><\/p>\n Valeriano le pidi\u00f3 al \u00c1ngel que su hermano Tiburcio fuese atra\u00eddo a la fe cristiana, como as\u00ed ocurri\u00f3. <\/span><\/p>\n Pero los enemigos del cristianismo conocieron de la nueva fe de Valeriano y de Tiburcio, e hicieron que se los llevara al pat\u00edbulo.<\/span><\/p>\n Despu\u00e9s son\u00f3 la hora de Santa Cecilia.<\/span><\/p>\n El prefecto romano Almaquio condena a la joven a morir por asfixia. Ella ser\u00eda llevada a un c\u00e1mara en la que se introduc\u00edan gases calientes y pestilentes que la ahogar\u00edan. Sin embargo, <\/span>pasa un d\u00eda y una noche<\/span>, entran los verdugos, y la encuentran en oraci\u00f3n, rodeada de un puro aire. Lleno de sorpresa, pero tambi\u00e9n de odio, Almaqui<\/span>o<\/span> la condena a la decapitaci\u00f3n.<\/span><\/p>\n <\/p>\n El verdugo no da uno, sino que tiene que usar <\/span>de <\/span>los tres golpes <\/span>permitidos<\/span>, pero la santa <\/span>contin\u00faa con vida, y el verdugo <\/span>huye<\/span> abrumado por el hecho. Qued\u00f3 con vida, pero herida de muerte. De su cuello corre un puro riachuelo de sangre, que es recogida por los cristianos. <\/span><\/p>\n A pesar de la gravedad de la herida, la agon\u00eda se extiende en el tiempo, permitiendo que el propio Papa le llevase los \u00faltimos sacramentos. Muere haciendo <\/span>en su mano<\/span> la se\u00f1al de la Trinidad, es decir, con tres dedos indicaba a las Tres Personas Divinas y con el pulgar al \u00danico Dios verdadero.<\/span><\/p>\n Su cuerpo fue depositado en un ata\u00fad, y llevado a la catacumba de San Calixto.<\/span><\/p>\n (Con informaci\u00f3n del libro \u201cSanta Cecilia, Virgen y M\u00e1rtir, de Saverio M. Vanzo, S.S.P.)<\/p>\n<\/div>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"Esta santa maravillosa, era de la m\u00e1s alta alcurnia romana. Al momento de aplicar la condena a muerte, quisieron primero asfixiarla, pero Dios obra un milagro. Redacci\u00f3n (22\/11\/2024, Gaudium Press) Hoy celebramos a Santa Cecilia, entre otras cosas patrona de los m\u00fasicos, pero sobre todo un ejemplo perfecto de mujer cristiana. Ella era una dama… Ver art\u00edculo<\/a>","protected":false},"author":8,"featured_media":179566,"comment_status":"open","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":[],"categories":[6],"tags":[4839,511],"acf":[],"featured_image_src":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-content\/uploads\/2024\/11\/Santa-Cecilia-3.jpg","newsletter_img":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-content\/uploads\/2024\/11\/Santa-Cecilia-3-aspect-ratio-570-300.jpg","newsletter_date":"20241122","_links":{"self":[{"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/179565"}],"collection":[{"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/users\/8"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=179565"}],"version-history":[{"count":1,"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/179565\/revisions"}],"predecessor-version":[{"id":179570,"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/179565\/revisions\/179570"}],"wp:featuredmedia":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/media\/179566"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=179565"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=179565"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=179565"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}