{"id":181198,"date":"2025-01-04T12:19:04","date_gmt":"2025-01-04T17:19:04","guid":{"rendered":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/?p=181198"},"modified":"2025-01-04T12:20:18","modified_gmt":"2025-01-04T17:20:18","slug":"santa-isabel-ann-seton-aristocrata-primera-estadounidense-canonizada","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/content\/santa-isabel-ann-seton-aristocrata-primera-estadounidense-canonizada\/","title":{"rendered":"Santa Isabel Ann Seton, arist\u00f3crata, primera estadounidense canonizada"},"content":{"rendered":"

Hoy, 4 de enero, la Iglesia recuerda tambi\u00e9n la memoria de Elizabeth Ann Seton, la primera estadounidense elevada al honor de los altares, que transform\u00f3 la historia del catolicismo en los Estados Unidos.<\/i><\/p>\n

\"3\"<\/p>\n

Redacci\u00f3n (04\/01\/2025, <\/b><\/span>Gaudium Press<\/b><\/span><\/a><\/u>)<\/b><\/span> De religi\u00f3n anglicana, casada con un rico comerciante y con cinco hijos, nada parec\u00eda indicar los elevados designios para los que la Providencia iba a llamar a Elizabeth Ann Seton. Pero de su correspondencia con la gracia depender\u00edan miles de almas y, en cierto sentido, un pa\u00eds entero.<\/span><\/p>\n

Y ella dijo \u201c<\/span>\u00a1<\/span>si!\u201d Abrumada por el entusiasmo por la Presencia Real de Nuestro Se\u00f1or en la Eucarist\u00eda, se convirti\u00f3 en hija de la Iglesia Cat\u00f3lica.<\/span><\/p>\n

Una infancia dolorosa<\/span><\/b><\/p>\n

Segunda hija del famoso m\u00e9dico Richard Bayley y Catherine Charlton, Elizabeth Ann Bayley vino al mundo el 18 de agosto de 1774. La familia viv\u00eda en Nueva York, descendiendo de los primeros pobladores de la regi\u00f3n. Como ocurre con la mayor\u00eda de los miembros de la alta sociedad de Nueva York, eran anglicanos practicantes.<\/span><\/p>\n

Antes de cumplir los tres a\u00f1os qued\u00f3 hu\u00e9rfana de su madre, y su padre se volvi\u00f3 a casar, de donde nacieron siete hijos m\u00e1s. La peque\u00f1a hijastra era despreciada por su madrastra, lo que hac\u00eda que extra\u00f1ara mucho a su madre. <\/span><\/p>\n

Debido a tales circunstancias, Isabel, a la edad de ocho a\u00f1os, fue enviada a la finca de un t\u00edo paterno, para vivir all\u00ed en compa\u00f1\u00eda de sus primos. Este per\u00edodo transcurrido en el ambiente tranquilo del campo determin\u00f3 la formaci\u00f3n de su car\u00e1cter contemplativo y decidido.<\/span><\/p>\n

Matrimonio en la alta sociedad<\/span><\/b><\/p>\n

A los diecis\u00e9is a\u00f1os, Elizabeth regres\u00f3 a Nueva York y antes de cumplir los veinte se cas\u00f3 con William Magee Seton, de una reconocida familia de comerciantes. Los primeros ocho a\u00f1os de la pareja fueron pr\u00f3speros y pac\u00edficos. Bendecidos con cinco hijos (Anna, Richard, William, Catherine y Rebecca), los Seton viv\u00edan en uno de los mejores barrios de Nueva York y llevaban una vida lujosa.<\/span><\/p>\n

Muy religiosa y caritativa, Isabel particip\u00f3 en actividades promovidas por la Iglesia Anglicana y se preocup\u00f3 por el sufrimiento de los dem\u00e1s. Para ayudar a las viudas pobres, organiz\u00f3, junto con otras damas ricas, una asociaci\u00f3n caritativa.<\/span><\/p>\n

Llegan las tribulaciones<\/span><\/b><\/p>\n

En 1803, la empresa familiar Seton quebr\u00f3. Al mismo tiempo, William sufri\u00f3 tuberculosis. Para cambiar <\/span>de<\/span> clima, en un \u00faltimo intento por restaurar la salud de su marido, Isabel parti\u00f3 hacia Livorno, Italia, con \u00e9l y su hija mayor, entonces de ocho a\u00f1os, apodada Annina.<\/span><\/p>\n

A los ojos de familiares y amigos, este viaje parec\u00eda una locura. Sin embargo, cada uno de esos d\u00edas constituy\u00f3 un tramo del largo camino trazado por la Providencia para conducir a Isabel a la Iglesia cat\u00f3lica.<\/span><\/p>\n

Entre los numerosos contactos comerciales que William Seton mantuvo con Europa se encontraban los hermanos Antonio y Filippo Filicchi, de Livorno, con quienes hab\u00eda entablado una s\u00f3lida amistad. Por lo tanto, los Seton acordaron quedarse en la casa de los Filicchi durante el tiempo que pasaron all\u00ed.<\/span><\/p>\n

Sin embargo, al atracar en Livorno, las autoridades sanitarias ordenaron cuarentena para la tripulaci\u00f3n del barco reci\u00e9n llegado, ante la noticia de que la fiebre amarilla se estaba propagando en tierras americanas. Luego llevaron a los Seton al lazareto, un edificio con paredes fr\u00edas y h\u00famedas, donde la salud de William se <\/span>deterior\u00f3<\/span> a\u00fan m\u00e1s.<\/span><\/p>\n

Las primeras gracias de la conversi\u00f3n<\/span><\/b><\/p>\n

Aislada de todos, viendo a su marido consumi\u00e9ndose d\u00eda tras d\u00eda y sufriendo privaciones, Isabel comenz\u00f3 a pensar m\u00e1s en Dios y a considerar su vida a trav\u00e9s de un prisma m\u00e1s sobrenatural. Y comenz\u00f3 a escuchar atentamente las explicaciones sobre la Doctrina Cat\u00f3lica que le daban las pocas personas con las que tuvo contacto durante ese per\u00edodo.<\/span><\/p>\n

Una vez terminada la cuarentena, los Seton se dirigieron a Pisa. Debilitado por los d\u00edas pasados en el lazareto, William muri\u00f3 en menos de dos semanas. Isabel ten\u00eda entonces treinta a\u00f1os.<\/span><\/p>\n

La familia Filicchi, imbuida de verdadera caridad cristiana, acogi\u00f3 en su casa a la viuda y a su peque\u00f1a hija. Un domingo, Amabilia, la esposa de Antonio Filicchi, los invit\u00f3 a asistir a misa en la iglesia de la Annunziata.<\/span><\/p>\n

Al entrar en el templo sagrado, Isabel se sinti\u00f3 conmovida hasta lo m\u00e1s profundo de su alma. Alrededor del altar, muchas personas rezaron el Rosario, llenas de devoci\u00f3n. La mirada asombrada de Isabel recorri\u00f3 las obras de arte que embellec\u00edan la <\/span>estancia<\/span>: tallas de madera, hermosas piedras de diferentes colores, pinturas que representaban escenas de las Escrituras.<\/span><\/p>\n

Al salir de all\u00ed, escribir\u00eda en su diario: \u201cNo se puede hacer una idea de c\u00f3mo es todo esto con una simple descripci\u00f3n\u201d. Despu\u00e9s de ese d\u00eda, Elizabeth sinti\u00f3 un cambio dentro de ella. \u00bfQu\u00e9 ten\u00edan los templos cat\u00f3licos que la atra\u00edan tanto?<\/span><\/p>\n

La Providencia se hace sentir<\/span><\/b><\/p>\n

Los Filicchi aprovecharon la oportunidad para instruirla m\u00e1s en la Fe, exponi\u00e9ndola a la doctrina de la Presencia Real de Cristo en la Eucarist\u00eda. Isabel qued\u00f3 encantada con la idea de poder encontrarse con Nuestro Se\u00f1or Jesucristo en las Sagradas Especies.<\/p>\n

Unos d\u00edas despu\u00e9s, Dios le enviar\u00eda una gracia sensible para hacerle creer en esta sublime verdad de fe.<\/p>\n

En compa\u00f1\u00eda de la familia Filicchi, asisti\u00f3 a misa en la iglesia de la Madonna delle Grazie, en Livorno. Cuando el celebrante elevaba la Sagrada Hostia, despu\u00e9s de la Consagraci\u00f3n, alguien se arrodill\u00f3 junto a Isabel y le dijo al o\u00eddo: \u201cExiste lo que se llama la \u2018Presencia Real\u2019\u201d. Cautivada por estas palabras, se inclin\u00f3 llena de veneraci\u00f3n y, por primera vez, ador\u00f3 a Jes\u00fas en la Eucarist\u00eda, mientras intentaba contener las l\u00e1grimas.<\/p>\n

Un d\u00eda, Isabel encontr\u00f3 un peque\u00f1o libro de oraciones perteneciente a la se\u00f1ora Filicchi, colocado sobre la mesa. Lo abri\u00f3 al azar y empez\u00f3 a leer: \u201cAcu\u00e9rdate, oh piados\u00edsima Virgen Mar\u00eda, a quien nunca se oy\u00f3 decir\u2026\u201d<\/p>\n

Cada una de las palabras del Memorare <\/i>sonaban en su alma como un consuelo: ella, que en su infancia hab\u00eda echado de menos tanto cari\u00f1o maternal, en realidad ten\u00eda una Madre que la cuidaba con inefable bondad. Luego comenz\u00f3 a invocar a Nuestra Se\u00f1ora, pidi\u00e9ndole que le indicara el camino que deb\u00eda seguir.<\/p>\n

Nuevas adversidades<\/b><\/p>\n

El 8 de abril de 1804, madre e hija se embarcaron de regreso a Estados Unidos, acompa\u00f1adas por Antonio Filicchi.<\/p>\n

A pesar de la felicidad de ver a sus otros cuatro hijos, Elizabeth ten\u00eda un profundo dilema en el alma: abrazar el catolicismo significaba comprar el aislamiento de toda su familia y amigos estadounidenses. Pero, por otra parte, ya no pod\u00eda vivir sin pensar en el Sant\u00edsimo Sacramento.<\/p>\n

La conversi\u00f3n<\/b><\/p>\n

El mi\u00e9rcoles de ceniza de 1805, frente al sagrario de la iglesia de San Pedro, Isabel tom\u00f3 la decisi\u00f3n irrevocable de hacerse cat\u00f3lica, con sus cinco hijos. Diez d\u00edas despu\u00e9s, el 14 de marzo, hizo su profesi\u00f3n de fe, en la misma iglesia.<\/p>\n

En la fiesta de la Anunciaci\u00f3n, el 25 de marzo, su deseo m\u00e1s ardiente se hizo realidad: recibi\u00f3 la Primera Comuni\u00f3n.<\/p>\n

Funda una nueva Congregaci\u00f3n religiosa<\/b><\/p>\n

Preocupada por la educaci\u00f3n de sus hijos y la formaci\u00f3n de los ni\u00f1os cat\u00f3licos, intent\u00f3 abrir una escuela en su ciudad natal. Sin embargo, sus planes se vieron frustrados, debido al desprecio e incomprensi\u00f3n por parte de quienes no aprobaban su conversi\u00f3n.<\/p>\n

\"4\"<\/p>\n

Posteriormente, en 1808, bajo la protecci\u00f3n de Mons. Carroll, Isabel se traslad\u00f3 a Baltimore, donde fund\u00f3 una escuela para la educaci\u00f3n de ni\u00f1as. No tardaron en aparecer j\u00f3venes que se sent\u00edan llamados a la vida religiosa y quer\u00edan seguir a Isabel, en su noble ideal de caridad.<\/p>\n

Con la ayuda de un generoso donante, la peque\u00f1a comunidad se estableci\u00f3 en Emmitsburg, Maryland, en 1809. As\u00ed naci\u00f3 la primera congregaci\u00f3n religiosa en Estados Unidos: la Congregaci\u00f3n de las Hermanas de la Caridad de San Jos\u00e9, bajo la regla de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Pa\u00fal, y dedicada a la educaci\u00f3n.<\/p>\n

Acompa\u00f1ada de diecisiete disc\u00edpulas, Isabel tom\u00f3 sus votos el 21 de julio de 1813. La Madre Seton, como pas\u00f3 a ser llamada despu\u00e9s de la fundaci\u00f3n, fue directora general de la Congregaci\u00f3n hasta el final de su vida, esforz\u00e1ndose por formar a las monjas seg\u00fan el esp\u00edritu de Santa Luisa de Marillac y San Vicente de Pa\u00fal.<\/p>\n

Frutos de un alma eucar\u00edstica<\/strong><\/p>\n

En cuanto a sus hijos, todos vivieron y murieron como buenos cat\u00f3licos.<\/p>\n

Como suele ocurrir con los Fundadores, la misi\u00f3n de la Madre Seton continuar\u00eda despu\u00e9s de su muerte. Ella contemplar\u00eda, desde el Cielo, el crecimiento de su obra.<\/p>\n

Cuando entreg\u00f3 su alma a Dios, el 4 de enero de 1821, Santa Isabel contaba s\u00f3lo con cincuenta hermanas, repartidas entre escuelas y orfanatos.<\/p>\n

El d\u00eda de su canonizaci\u00f3n, el 14 de septiembre de 1975, eran m\u00e1s de ocho mil, ya que su Congregaci\u00f3n estaba fundada sobre la roca inquebrantable de la Eucarist\u00eda, a cuya sombra florecen los carismas y se solidifican las obras de Dios.<\/p>\n

(Texto extra\u00eddo, con adaptaciones, de la Revista Arautos do Evangelho n.85, enero de 2009. Por Sor Isabel Cristina Lins Brand\u00e3o Veas, EP.)<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"Hoy, 4 de enero, la Iglesia recuerda tambi\u00e9n la memoria de Elizabeth Ann Seton, la primera estadounidense elevada al honor de los altares, que transform\u00f3 la historia del catolicismo en los Estados Unidos. Redacci\u00f3n (04\/01\/2025, Gaudium Press) De religi\u00f3n anglicana, casada con un rico comerciante y con cinco hijos, nada parec\u00eda indicar los elevados designios… Ver art\u00edculo<\/a>","protected":false},"author":8,"featured_media":181199,"comment_status":"open","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_acf_changed":false,"footnotes":""},"categories":[2],"tags":[10338,10337,511],"class_list":["post-181198","post","type-post","status-publish","format-standard","has-post-thumbnail","hentry","category-mundo","tag-santa-isabel-ana-setos","tag-santa-isabel-ann-seton","tag-santo-del-dia"],"acf":[],"featured_image_src":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-content\/uploads\/2025\/01\/3-700x425-1.jpeg","newsletter_img":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-content\/uploads\/2025\/01\/3-700x425-1-aspect-ratio-570-300.jpeg","newsletter_date":"20250104","_links":{"self":[{"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/181198","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/users\/8"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=181198"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/181198\/revisions"}],"wp:featuredmedia":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/media\/181199"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=181198"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=181198"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=181198"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}