{"id":182328,"date":"2025-02-02T10:09:39","date_gmt":"2025-02-02T15:09:39","guid":{"rendered":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/?p=182328"},"modified":"2025-02-02T10:09:39","modified_gmt":"2025-02-02T15:09:39","slug":"ser-amenazado-o-amenazar","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/content\/ser-amenazado-o-amenazar\/","title":{"rendered":"\u00bfSer amenazado o amenazar?"},"content":{"rendered":"

El Salvador tambi\u00e9n profiri\u00f3 sus advertencias\u2026<\/i><\/span><\/span><\/p>\n

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Redacci\u00f3n (02\/02\/2025, <\/b><\/span>Gaudium Press<\/b><\/u><\/span><\/span><\/a>)<\/b><\/span> M<\/b><\/span>ucho se ha hablado en los \u00faltimos tiempos acerca de las amenazas de todo tipo que rodean a la barca de la Santa Iglesia,<\/span><\/strong> en las aguas cada vez m\u00e1s procelosas de este mundo. Son reales, de ello no cabe la menor duda. Sin embargo, poco o <\/span>nada se dice de las amenazas pronunciadas por los divinos labios de aquel que construy\u00f3 esa misma barca y que<\/span><\/strong>, a pesar de las ilusorias pretensiones de las fuerzas del mal, <\/span>la mantiene y gu\u00eda victoriosa desde hace dos mil a\u00f1os.<\/span><\/strong><\/p>\n

En efecto, si incontables fueron las palabras de dulzura y de perd\u00f3n emanadas de la boca del divino Maestro, no menos numerosas fueron sus variadas expresiones amenazantes contra las m\u00e1s diversas categor\u00edas de seres.<\/strong> Amenaz\u00f3 a la fiebre que hab\u00eda prostrado en cama a la suegra de Sim\u00f3n (cf. Lc 4, 39) y a la tempestad que aterrorizaba a sus disc\u00edpulos en el mar de Tiber\u00edades (cf. Mc 4, 39); amenaz\u00f3 a los demonios (cf. Mt 17, 18; Mc 1, 25; 9, 25; Lc 4, 35; 9, 42) y a sus m\u00e1s fieles servidores de aquel tiempo, a saber: los escribas y los fariseos (cf. Mc 3, 5; Mt 23, 13-38; Lc 11, 38-52), que se hab\u00edan apropiado de la c\u00e1tedra de Mois\u00e9s (cf. Mt 23, 2). Tambi\u00e9n en sus sapienciales par\u00e1bolas introduc\u00eda a menudo serias amenazas, por ejemplo, aquella contra el administrador negligente que si su se\u00f1or lo encontraba maltratando a sus criados, ser\u00eda castigado con rigor (cf. Lc 12, 46).<\/p>\n

Estas amenazas no faltaron ni siquiera en los momentos m\u00e1s decisivos de la vida del Salvador, como en la \u00daltima Cena<\/strong>, cuando dictaba a sus disc\u00edpulos el sublime testamento de su amor: \u00abEn verdad os digo que uno de vosotros me va a entregar. [\u2026] Pero \u00a1ay de aquel hombre por quien el Hijo del hombre es entregado!, \u00a1m\u00e1s le valdr\u00eda a ese hombre no haber nacido!\u00bb (Mt 26, 21.24).<\/p>\n

A la luz de estas consideraciones, la par\u00e1bola de los vi\u00f1adores homicidas<\/strong> (cf.\u00a0Lc\u00a020,\u00a09-19) nos ofrece una consoladora aplicaci\u00f3n respecto de las mencionadas amenazas que rodean a la Santa Iglesia en nuestros d\u00edas.<\/strong> Tres veces env\u00eda el se\u00f1or de la vi\u00f1a a sus siervos a cobrar lo que le deb\u00edan los que la hab\u00edan arrendado. No obstante, los vi\u00f1adores los golpean y hieren, asesinando finalmente al propio heredero, quien tambi\u00e9n hab\u00eda sido enviado. Entonces Jes\u00fas interpela a sus oyentes: \u00ab\u00bfQu\u00e9 har\u00e1 con ellos el due\u00f1o de la vi\u00f1a? Vendr\u00e1, har\u00e1 perecer a estos labradores y dar\u00e1 la vi\u00f1a a otros\u00bb<\/strong> (Lc\u00a020,\u00a015-16). Esto es lo que les sucedi\u00f3 a los ministros de la Antigua Ley que no quisieron aceptar al Mes\u00edas, los cuales, sin la menor dificultad, se reconocieron incluidos entre esos criminales (cf. Lc 20, 19).<\/p>\n

Despu\u00e9s de referirse a la piedra angular rechazada por los arquitectos, el Se\u00f1or sella sus divinas palabras con una severa amenaza: \u00abTodo el que caiga sobre la piedra se destrozar\u00e1; y a aquel sobre quien ella caiga, lo aplastar\u00e1\u00bb <\/strong>(Lc 20, 18). Tal intimidaci\u00f3n bien puede ser atribuida a la Esposa M\u00edstica de aquel que es esa piedra angular,<\/strong> especialmente con relaci\u00f3n a la promesa de su indefectibilidad (cf. Mt 16, 18), pues la par\u00e1bola muestra que, cuando faltan buenos ministros, el Se\u00f1or no tarda en enviarlos, aniquilando a los usurpadores.<\/strong><\/p>\n

As\u00ed, en medio de los mayores vendavales y de las aguas m\u00e1s turbulentas, quien debe temer las amenazas no es la Santa Iglesia, sino sus enemigos.<\/strong> Los externos, que se destrozar\u00e1n al caer sobre esta roca; y los internos, que ser\u00e1n aplastados al verla caer sobre ellos mismos con el peso del calca\u00f1ar de la Sant\u00edsima Virgen: \u00abElla los aplastar\u00e1\u00bb (cf.G\u00e9n 3, 15).\u00a0<\/span><\/p>\n

(Texto extra\u00eddo de la Revista Heraldos del Evangelio n. 266, febrero 2024. Editorial)<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"El Salvador tambi\u00e9n profiri\u00f3 sus advertencias\u2026 Redacci\u00f3n (02\/02\/2025, Gaudium Press) Mucho se ha hablado en los \u00faltimos tiempos acerca de las amenazas de todo tipo que rodean a la barca de la Santa Iglesia, en las aguas cada vez m\u00e1s procelosas de este mundo. Son reales, de ello no cabe la menor duda. Sin embargo,… Ver art\u00edculo<\/a>","protected":false},"author":8,"featured_media":182329,"comment_status":"open","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_acf_changed":false,"footnotes":""},"categories":[5],"tags":[10473,9065],"class_list":["post-182328","post","type-post","status-publish","format-standard","has-post-thumbnail","hentry","category-opinion","tag-fuerza-de-dios","tag-justicia-de-dios"],"acf":[],"featured_image_src":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-content\/uploads\/2025\/02\/barca-igreja.jpg","newsletter_img":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-content\/uploads\/2025\/02\/barca-igreja-aspect-ratio-570-300.jpg","newsletter_date":"20250202","_links":{"self":[{"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/182328","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/users\/8"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=182328"}],"version-history":[{"count":2,"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/182328\/revisions"}],"predecessor-version":[{"id":182334,"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/182328\/revisions\/182334"}],"wp:featuredmedia":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/media\/182329"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=182328"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=182328"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/es.gaudiumpress.org\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=182328"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}