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La Coronilla a la Divina Infancia, protectora ante todo mal

Redacción (Lunes, 27-04-2020, Gaudium Press) Entre las devociones a Nuestro Señor, de las más apreciadas es a su Divina Infancia. Devotos alrededor del mundo le honran a Jesús Niño, acudiendo a Él para sus necesidades. Diversos santos, beatos y venerables han tenido una relación muy cercana con la infancia de Nuestro Señor, como San Antonio de Padua, el Padre Pío de Pietrelcina, Santa Teresa de Ávila, Santa Teresita del Niño Jesús, entre otros.

Acudir en la oración al Niño Jesús es una certeza y una esperanza, sobre todo en tiempos de dificultad y de miedo como el que vive hoy el mundo debido a la pandemia de coronavirus.

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Foto: Archivo.

Existe una oración dirigida a Nuestro Señor Niño que se le conoce por proteger ante todo mal: es la Coronilla a la Divina Infancia, cuyos orígenes se remontan al siglo XVII con Margarita Parigot, la Venerable Margarita del Santísimo Sacramento, religiosa carmelita que desde muy pequeña tuvo una relación mística con el Niño Jesús.

Cuentan que cuando ingresó al Carmelo de Beaune en Francia, a muy temprana edad -tenía 11 años-, Nuestro Señor la llamó «esposa del Niño Jesús en el pesebre».

En 1636 la venerable Margarita tuvo una experiencia mística que la llevaría luego a propagar con gran amor y celo apostólico la devoción al Niño Jesús: Nuestro Señor se le presentó y le dijo: «Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia, y tu oración será escuchada».

Ese mismo año la religiosa carmelita comprobaría tales palabras que el Hijo de Dios le había señalado. Francia fue atacada, muy cerca a su natal Beaune, y varios pobladores corrieron al Monasterio del Carmelo para pedir sus oraciones y refugio. En ese instante el Niño Jesús, en otra revelación, le aseguró que salvaría a todos si oraban doce Avemarías en honor a los doce años de la infancia de Nuestro Señor, acompañando las oraciones con tres Padrenuestros en honor a la Santísima Trinidad y a la Sagrada Familia de Nazaret.

La venerable hizo caso a estas palabras; oración que se realizó con gran devoción. De inmediato regresó la paz y su ciudad se vio libre de todo mal.

Esta oración se conoce como la «Coronilla a la Divina Infancia», que Margarita propagó hasta el momento de su muerte, ocurrida el 26 de mayo de 1648. Recomendó rezarla pidiendo al Niño Jesús proteger frente al mal, realizándose especialmente cada 25 de mes y como novenario desde el 25 de enero al 2 de febrero, para preparar la solemnidad de la Presentación del Niño Jesús en el templo.

La Coronilla se ora de la siguiente manera:

Por la señal de la Santa cruz, etc.

Adorada y glorificada sea la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.

Adorado y Glorificado sea el Padre. El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. (Padre Nuestro).

Adorado y Glorificado sea el Hijo. El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. (Padre Nuestro).

Adorado y Glorificado sea el Espíritu Santo. El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. (Padre Nuestro).

Luego se meditan los 12 misterios de la Infancia de Jesús:

1. Dulcísimo Niño Jesús, os adoro en el Misterio de vuestra Encarnación. El verbo de Dios se hizo carne y habitó entre nosotros. (Ave María).
2. Dulcísimo Niño Jesús, os adoro en el Misterio de la Visitación. (Ave María).
3. Dulcísimo Niño Jesús, os adoro en el Misterio de vuestro Nacimiento. (Ave María).
4. Dulcísimo Niño Jesús, os adoro en el Misterio de la Adoración de los pastores. (Ave María).
5. Dulcísimo Niño Jesús, os adoro en el Misterio de la Circuncisión. (Ave María).
6. Dulcísimo Niño Jesús, os adoro en el Misterio de vuestra Epifanía. (Ave María).
7. Dulcísimo Niño Jesús, os adoro en el Misterio de vuestra Presentación en el Templo (Ave María).
8. Dulcísimo Niño Jesús, os adoro en el Misterio de vuestra Huida a Egipto. (Ave María).
9. Dulcísimo Niño Jesús, os adoro en el Misterio de vuestra Permanencia en Egipto. (Ave María).
10. Dulcísimo Niño Jesús, os adoro en el Misterio de vuestro regreso a Nazaret. (Ave María).
11. Dulcísimo Niño Jesús, os adoro en el Misterio de vuestra vida oculta en Nazaret. (Ave María).
12.Dulcísimo Niño Jesús, os adoro en el Misterio de vuestra pérdida y hallazgo en el templo. (Ave María y Gloria).

Oración: Vos, oh Dios mío, que os dignasteis constituir a vuestro Unigénito Hijo Salvador del género humano y ordenasteis que se llamara Jesús, conceded propicio que los que veneramos su Santo Nombre en la tierra, gocemos de su presencia en los cielos. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

De la redacción de Gaudium Press, con información de EWTN y corazones.org.

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