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Colegios mixtos, ¿un problema o una solución? Una ponderación para reflexionar

Redacción (Viernes, 20-04-2012, Gaudium Press) Según el estudio «Gérer intelligemment la mixité» (Gestionar inteligentemente lo mixto), publicado recientemente por Jean-Louis Auduc, del Instituto Católico de París, hay una desigualdad significante del desarrollo intelectual a nivel primario entre niños y niñas franceses. El aprovechamiento escolar de los niños es significativamente inferior al de las niñas. No sin razón, el autor publicó en 2009 con Cécile Riviere el libro titulado Sauvons les garçons! (¡Salvemos a los niños!).

Institut_Catholique_de_Paris_logo.pngPara Auduc, que fue Director del Instituto Universitario de Formación de Profesores de la Universidad París Oriental Créteil, «el fracaso masculino precoz es hoy una realidad que nadie puede ignorar, incluso si no es considerada de ‘buen tono’ al ser evocada».

En el estudio, Jean-Louis presenta algunas recientes pesquisas realizadas en los colegios franceses. Una nota oficial del Ministerio de Educación Nacional de Francia (Direction de l’Evaluation, Prospective et de la Performance, DEPP) de noviembre de 2011 consagrada al análisis de la comprensión de escritura en el final de los años equivalentes a la enseñanza media en Brasil, referente a datos recogidos entre 2003 y 2009, concluyó que «las niñas obtienen resultados superiores a los niños, tanto en 2003 como en 2009. Las diferencias son significativas y evidentes, según numerosos estudios con foco en la proficiencia (dominio) de la lengua francesa». [1]

Desde el punto de vista disciplinario, también los niños franceses pierden con relación a las niñas. Una pesquisa sobre las sanciones dadas en los colegios, llevada a cabo por Sylvie Ayralna en la obra La Fabrique des Garçons [2] (Fábrica de niños) demuestra que más de 80% de las sanciones en la escuela son hechas a los niños. En la investigación realizada en trece colegios encuadrados en características socio-escolares distintas, los niños representaron del 74% al 89% de los alumnos punidos y de 85,2% a 100% de los alumnos sancionados por violencia física. Lo que lleva a la estudiosa a concluir que «para los niños la sanción es un verdadero rito de paso que permite la construcción de la identidad, afirmar con fuerza su virilidad, y fijar los estereotipos de la masculinidad, de demostrar que ellos osan desafiar la autoridad».

Según Jean-Louis, el «universo escolar se presenta como un lugar de confrontación entre los sexos y de activación de los estereotipos del género (representación de sí mismo como hombre o como mujer) más que de co-educación de los sexos según la tesis defendida por los colegios mixtos. Niños y niñas comparten en la clase dos espacios distintos, no comen juntos, no frecuentan los mismos lugares en la cancha, aunque eso no impida las amistades, ni las burlas, ni los noviazgos que se desarrollan bajo el fondo de una ‘guerra de los sexos’ […] Destinando a los niños las infracciones y puniciones, la institución escolar estigmatiza estos últimos y los consagra colectivamente en su ‘virilidad’. Ella refuerza la desigualdad entre los sexos en aquellos que se inscriben en el vacío de la ‘invisibilidad de las niñas’ «.[3] Así, según los estudiosos, los niños son siete veces más punidos que las niñas.

Una estadística realizada en el año lectivo 2011-2012 en el colegio rural Marcel Doret du Vernet (Haute-Garonne) realizada con 733 alumnos, de los cuales 54% eran niños y 46% niñas, prueba que a pesar de la desventaja numérica, ellas son mayoritarias en el deseo de continuar los estudios y obtener un bachillerato científico. 75% de las niñas pasan al 2º ciclo General y Tecnológico (2GT) contra solamente 54% de los niños. 30% de los niños optan por un bachillerato profesional industrial contra 2,6% de las niñas. Así, concluye Jean-Louis, «los niños permanecen obstinadamente en la acción, la demostración de fuerza, y las niñas se vuelven unas a las otras, altruistas o artistas». En lo referente a la frecuencia en las bibliotecas (CDI) pesquisas muestran que las niñas leen y prestan más novelas que los niños…

En la opinión de Jean-Louis, en el actual sistema educativo mixto aplicado en Francia y en muchos países del mundo, tanto las niñas como los niños salen perjudicados. Las niñas están sujetas a retardar su desarrollo en relación a los niños, no aprovechan toda la capacidad de la que disponen en la primera juventud y al llegar a la edad madura, están frente al dilema entre seguir la realización profesional, lo que podrían haber realizado antes, o ser madres. Puestas entre esas dos opciones, las mujeres quedan colocadas delante de dos actitudes irreconciliables: la maternidad y la carrera.

En la práctica, Inglaterra, donde la ley sobre colegios mixtos y separados es más tolerante, las niñas que frecuentan colegios exclusivamente femeninos se concentran más en los estudios y sacan mejores notas que las alumnas de colegios mixtos. Esta es la conclusión de un estudio que analizó más de 700 mil alumnas británicas de enseñanza media, según noticia divulgada por el diario español El País. [4]

Concretamente, más de 71 mil alumnas que hicieron la enseñanza media en colegios femeninos obtuvieron resultados mejores que en la enseñanza fundamental, hecha en colegios mixtos. Sucedió lo contrario con las cerca de 130 mil que pasaron de colegios femeninos a mixtos. «Es muy interesante ver cómo las niñas progresan más en este tipo de escuelas. Es innegable la evidencia de que el hecho de estar sin la compañía de los niños hace que ellas se concentren más en sus estudios» – declaró Alice Sullivan, del Instituto de Educación de la Universidad de Londres.

Para los niños, explica Jean-Louis Auduc, el sistema mixto de enseñanza acarrea desánimo en el aprendizaje porque para los niños, el estudio, la aplicación en las tareas de casa, son características femeninas. Eso redunda en la consecuente y significante reducción de aprovechamiento y deseo de cursar etapas más altas del mundo académico; además, entre los niños, ocurre falta de disciplina, porque por instinto natural quieren demostrar su masculinidad en una sociedad extremamente femenina. Para probar su tesis, Jean-Louis presenta los siguientes datos relativos a la sociedad francesa: «nuestra sociedad debe interrogarse sobre el hecho de que hoy, entre 2 y 18 años, los jóvenes no encuentran sino mujeres trabajando con ellos: profesores (80,3% son mujeres en la enseñanza fundamental; 57,2% son mujeres en la media, así como en los cursos técnicos y cursos preparatorios a la universidad), directores de establecimiento, asistentes sociales, enfermeras, abogados, jueces, clínicos generales, empleados de prefectura; se haga justicia, todos esos trabajos son ejercidos aplastantemente por mujeres». Para Auduc, «en las profesiones que interfieren junto a la infancia y la adolescencia, como más comunes en lo cotidiano de la población [francesa], los niños pasan una veintena de años masivamente afeminados». Así, los niños no encuentran modelos que pueda inspirarles un desarrollo ordenado de su personalidad masculina y de su mejoría intelectual, redundando en violencia o mediocridad.

Delante de esa desigualdad entre los géneros y el bajo aprovechamiento de los niños en el actual padrón educativo mixto, Jean-Louis concluye: «Las desigualdades en el ambiente escolar aparecen en una gran parte ligadas a una pedagogía inadaptada, que desfavorece masivamente a los niños y particularmente aquellos de los medios desfavorecidos, donde las familias no pueden compensar las lagunas de la escuela. El padrón francés de enseñanza destinado paralelamente a los dos géneros no toma en consideración sus peculiaridades, sus ritmos, apareciendo como responsable de la falencia escolar precoz [entre los niños] y del deseo de la maternidad [entre las niñas]».

«La creación de espacios no-mixtos en el seno de las escuelas y de las clases mixtas parece imponerse como una solución de futuro. Eso significa que a lo largo de todo el curso escolar, se debería prever grupos de aprendizaje no-mixtos, que deberían ser bien identificados. […] Ellos deben permitir una mejor adaptación de la enseñanza y de la metodología de diversas disciplinas, a las necesidades de los alumnos. […]

«Eso evitaría una escuela dominada por las niñas y un mundo de trabajo dominado por hombres y sus códigos, con mujeres divididas entre su deseo de maternidad y realización social».

Aunque los estudios sean convincentes, el autor lamenta la falta de resoluciones concretas del Ministerio de Educación francés, y protesta contra esa incoherencia: «Sabemos claramente la situación y la importancia de la diferencia entre los géneros, pero lo ‘políticamente correcto’ nos impide tomar decisiones que se imponen en ese dominio». En razón de esa relevante diferencia entre los géneros, Jean-Louis se pregunta: «¿Por qué esa súper – predominancia de las sanciones masculinas no llama la atención de las equipos educativos, a pesar del Ministerio de Educación Nacional reafirmar a cada año lectivo el principio de la igualdad entre los sexos, y que los efectos negativos de las puniciones dadas de manera excesiva sean patentes después de tanto tempo?»

En cuanto a nosotros, cabe preguntarnos: ¿Hasta qué punto la realidad brasileña es semejante a la francesa? ¿El sistema mixto de enseñanza no acabaría provocando un mal mayor para los niños brasileños, y más especialmente, para los nenés? ¿Por qué el principio de igualdad entre los géneros no se aplica a los niños perjudicados por el sistema mixto educativo vigente en muchos países, entre los cuales nuestro querido Brasil?

Esas son preguntas de índole técnica, para las cuales todavía no tuvimos convincente explicación.

Por Marcos Eduardo Melo dos Santos

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[1] Note d’information 11-16 « la compréhension de l’écrit en fin d’école. Evolution de 2003 à 2009 » Note de la DEPP. Ministère de l’Education Nationale. Novembre 2011.

[2] Sylvie AYRAL La fabrique des garçons. PUF 2011

[3]Sylvie AYRAL « Sanctions et genre au collège » Socio-logos, Revue de l’Association française de Sociologie, 5/2010. http://socio-logos.revues.org/2486 .

[4]www.elpais.com em 18/3/2009

 

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