Sidney (Jueves, 26-04-2012, Gaudium Press) «Tuve hambre y me diste de comer» es la frase del Evangelio que inspira la campaña que busca recaudar fondos en Australia para aliviar las graves necesidades de la población de Etiopía. Catholic Mission, agencia de asistencia oficial de la Iglesia Católica, extenderá esta iniciativa a todas las parroquias y espera generar recursos que puedan satisfacer las necesidades espirituales y materiales de los territorios de misión, según informó la agencia Fides.
«Para quienes viven en un país rico, es difícil imaginar que para millones de niños un plato sencillo de maíz y frijoles es
Aliméntalos en cuerpo y alma, dice uno de las piezas publicitarias diseñadas para la campaña». |
su comida diaria, y no lo tienen garantizado siempre», afirmó Martin Teulan, director nacional de Catholic Mission Australia. «Hasta cuando empezamos nuestro programa alimenticio, muchos no comían durante días. Con el apoyo de Catholic Mission, la rápida respuesta de la Iglesia católica local a esta crisis ha salvado la vida de muchas familias, proporcionándoles cuidados esenciales».
Como ejemplo del servicio que la Iglesia presta en Etiopía, Catholic Mission destaca en la campaña las figuras de la hermana Maureen Elliott, australiana y religiosa de las Franciscanas Misioneras de María, y el padre Yisehak, un joven sacerdote etíope de 30 que vivió con su pueblo la peor etapa de la hambruna y que atestigua que las únicas necesidades no son materiales. «Ellos tienen hambre del pan espiritual de cada día de Dios», afirma la campaña.
La campaña explica cómo los misioneros convivieron con las comunidades locales durante la hambruna, e implementaron un programa diario de alimentación para niños en la escuela católica local, y actividades de seguimiento y visitas pastorales diarias en las diócesis más lejanas del sur de Etiopía.
El sr. Teulan expresó que los programas de ayuda no son exclusivos para la población católica. «Todos los miembros de la comunidad, sin discriminación o favoritismos, se están beneficiando. El espíritu de la comunidad es vital para asegurar el éxito del programa. Algunos ayudan en la preparación de la comida, otros trabajan en la clínica de la escuela», concluyó el director.
Con información de Fides.
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