viernes, 22 de noviembre de 2024
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Santa Sede pidió a las Naciones Unidas promover el papel de los padres en la formación de sus hijos.

Nueva York (Viernes, 27-04-2012, Gaudium Press) La Santa Sede, a través de la Misión Observadora Permanente ante las Organización de las Naciones Unidas (ONU), hizo una declaración sobre el valor de la familia «fundada en el matrimonio y la inviolabilidad de la vida humana» y su deber fundamental de formación de los hijos. La posición de la Iglesia frente al tema fue expresada durante la Conferencia sobre la Población y Desarrollo de la ONU que lleva a cabo durante esta semana su sesión número 45, enfocada especialmente en la población adolescente.

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 Mons. Francis Chullikatt, Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU

«La familia es el núcleo original de la sociedad, el fundamento primordial de los vínculos sociales y el lugar donde las relaciones de mañana – nupciales, parentales, filiales, fraternales – son cultivadas», afirmó la declaración. Por este motivo, explicó la Misión de la Santa Sede, son los padres quienes tienen la responsabilidad principal de la crianza y el desarrollo del niño», como lo establece la Convención de los Derechos del Niño.

La Iglesia denunció «una tendencia desconcertante»: «el deseo por parte de algunos de disminuir el rol de los padres en la crianza de sus niños, como sugiriendo que no se tratara del papel de los padres, sino del Estado». La declaración insta al organismo multilateral para que esta relación entre padres e hijos «sea afirmada y apoyada, en lugar de socavada».

Profundizando sobre el tema, la delegación pontificia recordó que la Declaración Universal de los Derechos Humanos afimra que «los padres tienen un derecho previo a escoger el tipo de educación que sea dada a sus hijos» (art 26), y que esto incluye «las actividades información, educación y comunicación,a l igual que los servicios de salud y bienestar, incluyendo las áreas del amor humano, la sexualidad, el matrimonio y la familia».

La mención de estos componentes no es gratuita, debido a que las recomendaciones de diversas comisiones de las Naciones Unidas exceden con frecuencia su jurisdicción y presionan a los Estados para implementar políticas relacionadas a los llamados «derechos sexuales y reproductivos» asociados a la ideología de género, el aborto y la anticoncepción.

Refiriéndose a la educación pública, realizada por agentes estatales, la Santa Sede afirmó que estos sistemas funcionan bien cuando en su planeación e implementación incluyen la participación «de los padres, la familia, las organizaciones religiosas, otras organizaciones civiles y el sector privado». «En este proceso educacional, el Estado debe respetar las elecciones que los padres hacen para sus hijos y evitar los intentos de adoctrinamiento ideológico», agregó.

Como conclusión, la declaración afirma que el desarrollo auténtico es el que «sitúa a la persona humana, con sus infinitas y divinas inspiraciones» en el centro del interés, y por este motivo «respeta la naturaleza de la familia, el papel de los padres, incluyendo sus valores religiosos, éticos y culturales».

 

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