jueves, 25 de abril de 2024
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Aumenta el clamor internacional por la liberación de Asia Bibi, condenada a muerte por blasfemia en Pakistán

 

Lahore (Martes, 24-07-2012, Gaudium Press) La trágica situación de Asia Bibi, una mujer católica acusada injustamente bajo la ley de blasfemia pakistaní y quien espera el resultado de una apelación que pueda salvarla de la condena de muerte, vuelve a llamar la atención internacional. Ante la decisión del presidente Asif Ali Zaradri de no conceder el indulto por clemencia, diversos grupos en occidente han lanzado alertas sobre su situación y comenzaron campañas mediáticas por su liberación. Sin embargo, a nivel local la Iglesia se ve obligada a manejar el asunto con mucha más prudencia.

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Asia Bibi, católica y madre de cinco hijos, acusada injustamente de blasfemia y condenada a muerte en Pakistán.

«Queremos que el mundo no sólo escuche su historia, sino que haga algo», afirmó Cherrie Anderson, cantante del grupo Ooberfuse, que se presentó durante la JMJ de Madrid y ahora lanzó una canción sobre la valiente católica condenada a muerte.  El sencillo se denomina «Free Asia Bibi» (Liberen a Asia Bibi) y los fondos que se recojan serán destinados al sostenimiento de la familia de Bibi. El video musical de la pieza recrea las duras condiciones de prisión en las que Asia Bibi es detenida.

«Cuando nos invitaron a unirnos a este proyecto, sabíamos muy poco de la vida y significado de Asia Bibi», declaró Hal St. John, miembro del grupo, en entrevista con National Catholic Register. «Comenzamos a leer los reportes de prensa sobre su juicio y su condena a muerte». La mujer católica fue insultada tras beber de una fuente de agua, que supuestamente habría quedado impura por su religión. Como no quiso renegar de su fe, los presentes la acusaron de blasfemia ante las autoridades.

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Carátula del sencillo que pide la libertad de Asia Bibi en Reino Unido.

Otros grupos musicales compusieron canciones pidiendo la libertad de Bibi y las cantaron frente a la embajada de Pakistán en Londres, en conmemoración de los tres años de prisión de la mujer y madre de cinco hijos.

Mientras en Reino Unido se levantan voces en favor de la liberación, la Iglesia en Pakistán debe emplear una estrategia muy distinta. «Entendemos la preocupación que subyace tras las campañas internacionales. Pero la vida de esta mujer es muy importante para nosotros, y no haremos nada que ponga en peligro su vida», afirmó el P. Emmanuel Yousaf Mani, director de la Comisión Nacional para la Justicia y la Paz de la Conferencia de Obispos de Pakistán. «Debemos esperar en silencio que la Corte escuche su apelación».

La estrategia de la Iglesia está basada en cruentos antecedentes. Quienes han presionado un indulto en favor de Bibi han resultado asesinados por extremistas, y una absolución en medio de un clima de opinión agitado no necesariamente salvaría de la vida de Asia Bibi y su familia. El primero en perder la vida, en enero de 2011, fue el gobernador Salman Taseer, musulmán, quien intentó defenderla y fue asesinado por su propio escolta, quien proclamó con orgullo que había cometido el crimen porque el político había calificado la ley anti blasfemia como «una ley negra». Menos de un mes después, un atentado realizado por sicarios puso fin a la vida de Shabaz Bhatti, Ministro para los Asuntos de las Minorías, y único católico en el gobierno, quien hizo una petición formal de clemencia. Bhatti es considerado mártir por la Iglesia en Pakistán.

Anne-Isabelle Tollet, periodista y autora del libro «Sacadme de Aquí», que narra el drama personal de Bibi, denunció que todos los miembros de su familia «están bajo la amenaza de muerte y viven escondidos, mudándose frecuentemente e incapaces de salir a trabajar. Los niños extrañan mucho a su madre y dejaron de ir a la escuela por seguridad. El menor sólo tiene nueve años». 

Asia Bibi es mantenida aislada y bajo vigilancia constante para evitar que otros reclusos o carceleros atenten contra su vida. Un líder religioso islámico de Peshawar ofreció una recompensa de cinco mil euros para quien cometa su asesinato y la presión social en contra de la mujer convertiría al criminal en una especie de héroe. La situación ya había sido descrita en un escrito de la propia víctima: «Después de los reportes en los periódicos, diez millones de pakistaníes están listos para matarme con sus propias manos». 

Con información de National Catholic Register y Catholic Herald

 

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