Washington (Jueves, 06-09-2012, Gaudium Press) Una llamativa carta abierta firmada por más de 30 mil mujeres de la iniciativa Women Speak for Themselves (Las mujeres hablan por sí mismas) pidió, con nombre propio, al Presidente Barack Obama, la Secretaria de Salud Kathleen Sebelius y a los miembros del Congreso de Estados Unidos no hablar en su nombre para promover políticas contrarias a la moral católica.
«Somos mujeres que apoyamos la competente voz ofrecida por las instituciones católicas en materias de sexualidad, matrimonio y vida en la familia», comienza el documento, redactado por la profesora de Leyes, Dra Helen M. Alvaré y la Consejera emérita del Centro de Leyes Tomás Moro, Dra. Kim Daniels. De esta forma, ellas y las miles de firmantes desmienten la acusación, frecuentemente lanzada contra la Iglesia, de una supuesta «guerra contra la mujer».
Tras aclarar que no tienen intenciones partidistas y que la mayoría son católicas, aunque no todas, las firmantes manifiestan el orgullo de trabajar o haber trabajado en instituciones católicas que hoy sufren la imposición del mandato antinatalista del Departamento de Salud y Servicios Humanos norteamericano. Esta medida obliga a los empleadores a incluir servicios inmorales (anticoncepción, esterilización y abortivos) en la cobertura de salud para los empleados.
La manipulación de la salud de la mujer
Las miles de mujeres que respaldan la declaración denunciaron la manipulación de la «salud de la mujer» como herramienta para «callar cualquiera que esté en desacuerdo con forzar a las instituciones e individuos religiosos a violentar creencias profundamente arraigadas». Para ellas, esa maniobra demuestra que los promotores de esas iniciativas son «más que un poco errados y más que un poco deshonestos».
«Ellos nunca han respondido a la gran cantidad de investigaciones que indican que muchas formas de contracepción tienen serios efectos secundarios, o que otras formas a veces actúan para destruir los embriones», expone la carta abierta. El texto también denuncia que los programas gubernamentales antinatalistas transforman los conceptos de la sexualidad, el noviazgo y el matrimonio, de forma que «conducen a más sexo vacío, más nacimientos extramaritales y más abortos. Son las mujeres quienes sufren desproporcionadamente cuando estas cosas suceden».
Por este motivo las mujeres rechazan la pretendida vocería que los políticos asumen con respecto a sus intereses. «Nadie habla por las mujeres en esos asuntos», afirman, al tiempo que aclaran que simplemente se usa a las mujeres como una distracción frente al ataque a la libertad religiosa que dio origen a la controversia.
Finalmente, las mujeres reiteraron su respaldo a la Iglesia, desautorizando a quienes la atacan en su nombre. «Cada una de nosotras, católica o no, está orgullosa de apoyar a la Iglesia y su doctrina, rica y afirmante de la vida, sobre la sexualidad, el matrimonio y la vida en familia. Hacemos un llamado al Presidente Obama y nuestros representantes en el Congreso a permitir que las instituciones religiosas y los individuos continúen dando testimonio de su fe en toda su plenitud».
Las mujeres en Estados Unidos que deseen firmar el documento pueden hacerlo en la página web de la iniciativa.
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