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Mar del Plata – Argentina (Lunes, 04-02-2013, Gaudium Press) El obispo de Mar del Plata, Argentina, Mons. Antonio Marino, dirigió un mensaje a los fieles a propósito de la Jornada Mundial de Oraciones por las Vocaciones que será celebrada en todo el mundo en el cuarto domingo de Pascua, el llamado Domingo del Buen Pastor. Mons. Marino afirma en el mensaje que las vocaciones son una necesidad de la Iglesia y un compromiso de todos. También presentó un panorama de las vocaciones sacerdotales en la región pastoral conducida por él.
Mons. Marino afirma que la inquietud por el número suficiente de vocaciones en la Iglesia «debe estar presente en todo cristiano», pues, sin ministros «no habría la Eucaristía ni el perdón de los pecados; la gracia de los sacramentos no vivificaría a los fieles y el Evangelio no tendría predicadores ni interpretes genuinos». «¡Cuántas localidades desean hoy la presencia de un sacerdote que habite de forma estable en medio de ellos y no tiene! ¡Cuántos niños y jóvenes crecen sin que alguien los convoque para proponerles el camino de la Fe!», lamenta el prelado.
El Obispo convoca a reconsiderar la importancia de las vocaciones, ya que sin ellas «la Iglesia carecería del testimonio eficaz que desafía la mentalidad del mundo y lo obliga a pensar». «¿Quién puede negar la paz que infunde una religiosa que atiende a los enfermos, o que dedica su vida como incienso que se quema ante Dios intercediendo por los demás? ¿Quién puede negar el bien que hizo y siguen haciendo religiosos y religiosas a través de sus colegios, transmitiendo, junto con la instrucción, también los valores que llenan la vida de sentido?», pregunta él.
«Es evidente que para este considerable número de habitantes disponemos de pocos sacerdotes y miembros de instituciones de vida consagrada», observó el Obispo.
«Todos tenemos algo para hacer», adelanta él, pidiendo a los fieles que recen de forma perseverante por más vocaciones religiosas. A los sacerdotes pide que descubran «con don paternal» el modo de guiar a los jóvenes: «la experiencia prueba que el testimonio de vida coherente y de alegría en el servicio, es decisivo para el surgimiento del atractivo vocacional», explica el prelado.
Para terminar, Mons. Marino hace un fuerte apelo para vivir con oración constante por esta causa: «Escogemos, creemos y esperamos. Y porque creemos y esperamos rezamos día y noche, con insistencia y sin desfallecer, pues, si creemos y oramos, sabremos abrirnos a los tiempos de Dios con esperanza; si damos testimonio y hacemos lo que nos cabe según nuestro estado de vida, llenaremos nuevamente nuestros seminarios y noviciados». (JS)
Con informaciones de la AICA.
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