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Iglesia continúa apostolado con refugiados en Sudán para llevar esperanza

Agok (Lunes, 08-04-2013, Gaudium Press) La Iglesia Católica continúa su apostolado entre los refugiados de Agok, en Sudán, un lugar a donde huyeron miles de familias durante los conflictos de 2011. La misión en estos lugares tiene una enorme importancia. «Nuestro trabajo como sacerdotes es dar esperanza a las personas», relató a CNS el Padre Biong Kuol, quien vive entre los refugiados.

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En medio de las peores circunstancias, la fe es fuente de esperanza para los refugiados en Sudán. Foto: CNS.

«En nuestra predicación hablamos frecuentemente de las dificultades que atravesó Israel, pero que Dios siempre estuvo con ellos», comentó el P. Kuol. «La historia se repite con nosotros. Dios permanece con nosotros». Su parroquia, en contraste con la realidad de la Iglesia en otros lugares, consta de un gran grupo de chozas temporales hechas con palos y plásticos. Los habitantes crían algunas cabras y vacas, en las cuales se hace notable la escacez de los recursos.

La condiciones de vida en el lugar son muy difíciles, y la fe se hace un consuelo necesario para los refugiados. «La gente desea ir a casa. Agok está lleno. El suelo se hace lodo cuando llueve», relató el sacerdote. «En casa, todos tenían un trozo de tierra propio para cultivar. Pero temen otro ataque del Norte, así que permanecen aquí. Mientras estén acá, la Iglesia estará con ellos, incluso si el resto del mundo no parece darse cuenta».

El Padre Kuol y el Padre Karlo Kaw fueron desplazados con su gente durante el conflicto, en 2011. Junto a ellos construyeron chozas de muros de barro junto una capilla a cielo abierto y levantaron tiendas que funcionan como escuela primaria católica. Estas improvisadas edificaciones reemplazaron un Santuario y un completo complejo pastoral que abandonaron 28 millas al Norte, en ruinas tras los ataques en el lugar.

La vocación del P. Kuol lo llevó a aceptar la reconstrucción de la comunidad en Abyei en 2009, cuando ataques recientes no dejaron en pie ninguna de las construcciones locales. Dos años después, y después de reconstruir todo, un nuevo ataque volvió a destruir el lugar, en mayo de 2011. El P. Kuol se encontraba en un encuentro de sacerdotes de la diócesis y regresó al sitio con provisiones de emergencia para las más de 5 mil familias.

Desde entonces, las familias han permanecido en Agok, temerosas de la violencia, en medio de una situación política de inestabilidad en la región. «Es fácil sentirse sobrecogido por las necesidades de la gente aquí, sentirse motivado a rendirse, especialmente en esos tiempos en que no hay una libra en el bolsillo», refiere el sacerdote. «Si no tuviera fe en Dios, me rendiría. Sin embargo a menudo se muestra cuando uno menos lo espera, y de alguna forma sobrevivimos».

Con información de Catholic News Agency.

 

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