martes, 16 de abril de 2024
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Iglesia en Argentina celebró la beatificación del Cura Brochero

Villa Cura Borchero (Lunes, 16-09-2013, Gaudium Press) Argentina tiene un nuevo beato. El pasado 14 de septiembre, miles de fieles se congregaron en el Cerro de la Cruz, del poblado de Traslasierra, Argentina, para asistir a la proclamación del decreto mediante el cual la Iglesia elevó a los altares al nuevo Beato José Gabriel del Rosario Brochero, un sacerdote cuyo impulso misionero lo llevó a predicar el evangelio sin descanso en medio de la población rural a él encomendada. El clérigo fue destacado en el decreto firmado por el Santo Padre Francisco como un «pastor según el corazón de Cristo, fiel ministro del evangelio, testigo del amor de Cristo a los pobres».

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El Beato Brochero fue propuesto a toda la Iglesia como modelo de celo apostólico. Foto: Gobierno de Córdoba.

Una vez leído el decreto por el Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y Enviado Papal para la beatificación, se descubrió una gran imagen impresa del Beato como signo externo del acontecimiento. La proclamación fue recibida con júbilo por parte de los fieles, quienes aplaudieron y vitorearon al Beato sacerdote. El Cardenal anunció que la fiesta litúrgica del Beato Cura Brochero se celebrará el día 16 de marzo.

El mensaje del Papa

Este momento de alegría se vio reforzado por la lectura, por parte de Mons. José María Arancedo, Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, de un mensaje enviado por el Papa Francisco para la ocasión. «Me hace bien imaginar hoy a Brochero párroco en su mula malacara, recorriendo los largos caminos áridos y desolados de los 200 kilómetros cuadrados de su parroquia», relató en el texto el Santo Padre, «buscando casa por casa a los bisabuelos y tatarabuelos de ustedes, para preguntarles si necesitaban algo y para invitarlos a hacer los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola».

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El Beato José Gabriel del Rosario Brochero cabalgando su mula en su labor de evangelización.

«El Cura Brochero era una visita del mismo Jesús a cada familia» agregó el Papa. «Él llevaba la imagen de la Virgen, el libro de oraciones con la Palabra de Dios, las cosas para celebrar la Misa diaria». También destacó su conocimiento de «todos los rincones de su parroquia», de gran extensión geográfica y su compromiso «para llevar a todos el amor, la misericordia de Dios».

El Beato José Gabriel del Rosario Brochero «no se quedó en el despacho parroquial, se desgastó sobre la mula y acabó enfermando de lepra, a fuerza de salir a buscar a la gente, como un sacerdote callejero de la fe». El Pontífice destacó que ese celo apostólico es el que Cristo pide en la actualidad. Una célebre frase recordada por el Papa Francisco revela esta conciencia de su misión: «¡Guay de que el diablo me robe un alma!», motivación para la búsqueda de los más alejados. «Se cuentan por miles los hombres y mujeres que, con el trabajo sacerdotal de Brochero, dejaron el vicio y las peleas. Todos recibían los sacramentos durante los ejercicios espirituales y, con ellos, la fuerza y la luz de la fe para ser buenos hijos de Dios, buenos hermanos, buenos padres y madres de familia, en una gran comunidad de amigos comprometidos con el bien de todos, que se respetaban y ayudaban unos a otros», comentó.

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El Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos,  presidió la Eucaristía de la beatificación. Foto: Gobierno de Córdoba.

Finalmente, el Santo Padre recordó que el Beato padeció la misma fragilidad que todos los seres humanos, pero «se dejó trabajar el corazón por la misericordia de Dios», para superar el egoísmo. «Brochero escuchó el llamado de Dios y eligió el sacrificio de trabajar por su Reino, por el bien común que la enorme dignidad de cada persona se merece como hijo de Dios, y fue fiel hasta el final: continuaba rezando y celebrando la misa incluso ciego y leproso», destacó.

«Dejemos que el Cura Brochero entre hoy, con mula y todo, en la casa de nuestro corazón y nos invite a la oración, al encuentro con Jesús, que nos libera de ataduras para salir a la calle a buscar al hermano, a tocar la carne de Cristo en el que sufre y necesita el amor de Dios. Sólo así gustaremos la alegría que experimentó el Cura Brochero, anticipo de la felicidad de la que goza ahora como Beato en el cielo», concluyó.

Tras la lectura del mensaje, se proyectó el video del momento en que el Santo Padre bendijo una campaña que lleva el texto «Brochero, un cura con olor a oveja» y que será instalada en la parroquia de la población. El beneficiario del milagro que permitió la beatificación, el niño Nicolás Flores, fue el encargado de llevar las reliquias del Beato al altar, acompañado de sus padres, un sacerdote y una religiosa.

Con información de AICA.

 

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