martes, 23 de abril de 2024
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Prefecto Müller: En Cristo se pueden superar todas las crisis del sacerdocio

Palermo (Jueves, 31-10-2013, Gaudium Press) Un tono esperanzador marcó la ponencia del Arzobispo Gerhard Müller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, sobre los ataques al sacerdocio ministerial y la «crisis existencial y espiritual» que sufrió la Iglesia en la segunda mitad del siglo XX, en la Facultad de Teología San Juan Evangelista de Sicilia el pasado 30 de Octubre. «Si Cristo, por su Resurrección, superó la mayor crisis de fe que ha existido – la crisis pre-pascual de sus discípulos – (….) entonces es precisamente y solamente con nuestros ojos puestos en el Señor que se pueden superar todas la crisis históricas del sacerdocio», afirmó el Prefecto.

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Mons. Gerhard Müller, Prefecto de a Congregación para la Doctrina de la Fe.

Mons. Müller, quien presentó una síntesis de los estudios de Benedicto XVI (antes de su elección como Pontífice) sobre el sacramento del Orden y cuyas palabras fueron parcialmente publicadas por el diario vaticano L’Osservatore Romano, comentó que sus reflexión se refería a «la crisis de la doctrina del sacerdocio, que tuvo lugar durante la Reforma Protestante», y la vivida de cerca por el entonces sacerdote y más tarde Arzobispo Joseph Ratzinger, «en la crisis existencial y espiritual que tuvo lugar en la segunda mitad del siglo XX y explotó después de que el Concilio Vaticano II, cuyas consecuencias aún padecemos hoy».

El Arzobispo definió la primera como «una crisis a nivel de dogma, en la que el sacerdote se redujo a una un mero representante de la comunidad, a través de una inversión de la diferencia esencial entre el sacerdocio ministerial y el común de todos los fieles». Algunas de las tesis que atacaron el sacerdocio en esa época resurgieron en el Siglo XX, a causa de «la exégesis protestante en boga en los años cincuenta y sesenta del siglo pasado».

La obra de Joseph Ratzinger y la crisis del sacerdocio

Mons. Müller describió como el libro XII de las obras completas de Joseph Ratzinger aborda este problema a través de tres secciones: Una dedicada a la Teología del Sacramento del Orden, otra en la que se recogen meditaciones sobre la espiritualidad sacerdotal de quien ocuparía la Sede de San Pedro y por último una recopilación de las homilías de la primera misa y los aniversarios de ordenación sacerdotal y episcopal en los que se perfila la visión del teólogo sobre su propia misión y dignidad sacerdotal.

El Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe destacó también la constitución jerárquica de la Iglesia y la eclesiología sobre el papel del Obispo, el sacerdote y el diácono expresada en los documentos del Concilio Vaticano II (Lumen Gentium, 18-29, Christus Dominus y Presbyterorum ordinis), e invitó al estudio para una «auténtica comprensión de la identidad del sacerdocio».

Sobre la obra del Papa emérito previa a su pontificado, el Arzobispo recordó cómo la Teología expone «las fuentes espirituales a los que cada sacerdote recurre a diario, para ser un buen siervo de su Señor y siervo de la buena noticia de Cristo». En ellas se encuentra la vocación a la entrega total a Dios, la renuncia al matrimonio por el Reino de los Cielos y «el celibato como signo escatológico del mundo de Dios que se verá, signo de vivir con la fuerza del Espíritu Santo, en alegría y certeza».

Diagnóstico y remedio espiritual

«Si la relación simbólica que pertenece a la naturaleza del sacramento se obscurece, el celibato sacerdotal se convierte en una reliquia de un pasado hostil a la corporeidad y es combatido como la única causa de las penurias de los sacerdotes», advirtió el Prefecto. Una confusión tal se extendería a otros aspectos del sacramento como la ordenación exclusiva de varones o la autoridad jerárquica, si se tratara el sacerdocio como «un oficio concebido en términos funcionales».

Precisamente la crisis del sacerdocio en décadas recientes está marcada por «una desorientación radical de la identidad cristiana ante una filosofía que transfiere al interior del mundo el sentido más profundo y el fin último de la historia y de cada existencia humana, privándola del horizonte trascendente y de la perspectiva escatológica».

El antídoto es, por tanto, espiritual: «Esperarlo todo de Dios y fundar toda la propia vida en Dios, que en Cristo se ha donado totalmente: esta sola puede ser la lógica de una forma de vida que, en la completa donación de sí, se pone en camino al seguimiento de Jesús, participando de la misión del Salvador del mundo, misión que se lleva a cabo en el sufrimiento y la cruz, y que Él ha revelado, inevitablemente, por su resurrección de entre los muertos», describió Mons. Müller.

El Prefecto describió algunos detalles sobre las definiciones en los Concilios sobre el sacramento del Orden y las fuentes destacadas en la obra teológica de Joseph Ratzinger para profundizar el estudio del tema, que recomendó especialmente como una necesidad actual para la «reconquista de la identidad sacerdotal».

Con información de L’Osservatore Romano.

 

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