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Detroit (Sábado, 23-08-2014, Gaudium Press) Uno de los problemas más comunes para la Iglesia en las grandes ciudades es mantener las parrroquias cuyas comunidades han cambiado notablemente por la transformación urbana. Templos históricos de gran belleza y tradición a menudo quedan desprovistos de las comunidades de familias que los sustentaban y, en el caso de Estados Unidos, algunos han debido ser cerrados por ausencia de recursos y vida pastoral. Sin embargo, una iniciativa en la ciudad de Detroit, que replica la puesta en marcha en otras ciudades, busca dar nueva vida a estos lugares sagrados, y ha tenido una acogida que superó notablemente las expectativas.
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| Templo de San Alberto, durante la más reciente Eucaristía. Foto: CNS photo/Jonathan Francis, Archdiocese of Detroit |
Se trata del «Mass mob», un movimiento que invita a los fieles a asistir a Eucaristías programadas en templos con muy baja asistencia o donde ya no se celebra el sacramento, pero que siguen siendo lugares sagrados de extraordinaria belleza y herencia cultural. El grupo de Facebook que convoca a las Eucaristías es administrado por el empresario Thom Mann, quien está convencido que los católicos sí quieren conservar y dar nueva vida a los hermosos templos que se encuentran vacíos, pero que necesitan un poco de motivación para ponerse en marcha.
Redescubrir los tesoros
Mientras leía en un periódico una historia sobre cómo se convocaba para este tipo de Eucaristías en la ciudad de Búfalo, el laico Anthony Battaglia vio que era muy posible replicar la idea. «Podríamos tener un proyecto así en Detroit, todo lo que necesitamos es alguien que lo organice», reflexionó, según relató a The Catholic Sun. «Yo tenía la experencia en medios sociales», pensó. «¿Por qué no ser el organizador?». Luego encontró a otros católicos que trabajaban para ayudar a los templos que pese a ser auténticas joyas de arquitectura y arte sacro estaban prácticamente vacíos.
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| Parroquia del Dulcísimo Corazón de María en Detroit, durante el «Mass mob». Foto: Detroit Mass Mob. |
El equipo se conformó y Battaglia, Mann, AnnaMarie Barnes y Jeff Stawasz pusieron manos a la obra en las redes sociales. El primer paso era dar a conocer el gran tesoro que representan los templos históricos. «No sólo es una gran experiencia espiritual», comentó Battaglia, «sino que llegas a conocer mucho sobre la historia de esta comunidad, la historia de las iglesias en Detroit, de la gente que vino aquí, algunas de sus luchas y lo que requirió la creación de algunos de estos enormes templos». Para el seglar, incluso los no creyentes son capaces de admirar este gran valor.
Una idea cobra fuerza
Una primera Eucaristía celebrada en la iglesia de Santa Jacinta con unas 150 personas el pasado 06 de abril fue la primera experiencia de un impulso que va cobrando cada vez más fuerza. El templo de San Carlos Borromeo acogió 400 personas, y luego el de San José recibió a 900. El templo del Dulcísimo Corazón de María se llenó con 1800 fieles y en la más reciente Eucaristía, celebrada en San Alberto, dos mil creyentes llenaron de tal modo el templo que habían personas fuera de las puertas del sagrado recinto.
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| Templo de St. Florian, próximo destino de la inciativa en septiembre. Foto: Detroit Mass Mob. |
Estos feligreses extraordinarios dejan aportes que estas parroquias necesitan angustiosamente, pero a pesar de este logro y del hecho de que los templos puedan recobrar por un momento su antigua vitalidad, la iniciativa busca más que eso. «El objetivo no es simplemente que todos lleguen un domingo a Misa», explicó Mann. «Se trata de traer de regreso a las personas a la fe, y ver qué sucede. En la iglesia a la que asisto, San Carlos Borromeo, hemos tenido un aumento en la asistencia. No ha sido de 400 cada domingo (la cantidad registrada el día del evento), pero usualmente tenemos 100 personas y el último domingo tuvimos 150».
El último encuentro en San Alberto fue especialmente significativo, porque significó volver a celebrar la Eucaristía de domingo en una parroquia que ya había sido cerrada y que se encuentra a cargo de la Asociación de Historia Polaco Americana, que recauda fondos para su mantenimiento material. La oportunidad de participar en el sacramento y de apreciar la gran belleza del lugar en la liturgia para la cual fue creado es un atractivo que demostró tener mucha fuerza. «Primero pensábamos que realizarlo una vez al mes sería demasiado, ¿cómo llenaríamos el lugar?», comentó Mann. «Pero ahora estamos en sobrecupo».
Con información de The Catholic Sun.
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