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La luz primordial

Redacción (Miércoles, 15-10-2014, Gaudium Press) Cada hombre fue llamado a contemplar a Dios y a reflejar sus perfecciones de un modo propio y característico. Según el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, este llamado se expresa mejor en el concepto de «luz primordial». 1

Luz_Gaudium_Press.jpg¿En qué consiste esta luz? «Todo hombre nació para alabar a Dios. Esa alabanza se hace por la contemplación de ciertas verdades, virtudes y perfecciones divinas. La ‘luz primordial’ es la aspiración existente en el alma de cada persona para contemplar a Dios de un modo propio». 2

Esta contemplación, a su vez, se traduce en una virtud específica que el alma debe reflejar. «La ‘luz primordial’, por tanto, es la virtud dominante que un alma es llamada a reflejar, imprimiendo en las demás su tonalidad particular. En otras palabras, sería el pórtico por el cual una persona entra, para después amar todas las perfecciones de Dios». 3

Sin embargo, se debe considerar la luz primordial como abarcando todas las otras virtudes. El Prof. Plinio Corrêa de Oliveira combatía mucho el error de los que la juzgaban independiente y aislada de las demás:

La «luz primordial» es siempre un complejo de virtudes, como el caballerismo, por ejemplo, que no consiste apenas en la justicia o la fortaleza, sino comprende las otras virtudes: es un determinado modo de prudencia, de justicia, etc. La «luz primordial» es un complejo de virtudes ordenadas y coordinadas entre sí, conforme un principio fundamental. 4

Cuando la persona consigue discernir su «luz primordial», descubre la virtud que dará unicidad a su llamado; como si fuese un rayo a brillar en su vida, indicando el norte para el cual ella mejor alcanzará a Dios. «Conforme afirma Dr. Plinio, en el momento en que la persona llega a tornarla explícita para sí misma, encuentra su vía de santificación y, en ella, la paz interior». 5

Santa Teresita del Niño Jesús fue un ejemplo claro en ese punto. De acuerdo con lo que ella misma narra, ansiaba por ser apóstol, mártir, sacerdote, guerrero, profeta y doctor. ¿Pero cómo ella conciliaría tantas aspiraciones aparentemente contradictorias?

Tomando en consideración el cuerpo místico de la Iglesia, no me identificaba en ninguno de los miembros descritos por San Pablo, por otra, quería identificarme en todos ellos. La caridad me dio la clave de mi vocación. Comprendí que si la Iglesia tenía cuerpo, compuesto de varios miembros, no le faltaba lo más necesario, el más noble de todos. Comprendí que la Iglesia tenía corazón, y que el corazón era ardiente de amor. Comprendí que solo el amor hacía los miembros de la Iglesia actuar, y que si el amor se extinguiese, los Apóstoles ya no anunciarían el Evangelio y los Mártires se negarían a derramar su sangre… Comprendí que el amor abarca todas las vocaciones, alcanzando todos los tiempos y todos los lugares… En una palabra, es eterno…6

Fue, por tanto, en la consideración del amor misericordioso que esta santa encontró la clave de su vocación específica y el fundamento de la «Pequeña Vía» por ella iniciada.

Erróneamente podemos pensar que la «luz primordial» es reservada a los santos. Al contrario, por ser ella un don de Dios, fue concedida a todos los hombres para habilitarlos a reflejar las perfecciones divinas. O sea, desde aquel individuo menos agraciado hasta en el más dotado que pueda existir en la Historia de la Humanidad, ella estará presente.

Mons. João Clá teje un brillante comentario a ese respecto:

A manera de un punto en la superficie de un espejo, cada persona recibe del Sol de Justicia un rayo de luz sobrenatural impar. Y solamente ella puede y debe reflejarlo cada vez más en esta vida, hasta reflejarlo sin defecto en la eternidad. Así, ese concepto puede ser aplicado a la afirmación del salmista: «in lumine tuo videbimus lumen» – «en tu luz veremos la Luz» (Sl 36, 10).

De ahí resulta que cada alma tiene un matiz irrepetible, que la torna, en algún punto, superior a todas las otras.

Por Emilly Schnorr

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[1] Cf. CORRÊA DE OLIVEIRA, Plinio. Amor a Deus e «luz primordial»: Palestra. São Paulo, 15 abr. 1988. (Arquivo IFTE).
[2] CORRÊA DE OLIVEIRA, Plinio. «Luz primordial» e discernimento. In: Revista Dr. Plinio. São Paulo: Retornarei, n. 54, set. 2002. p. 4. (Editorial).
[3] CLÁ DIAS, João Scognamiglio. O dom de sabedoria na mente, vida e obra de Plinio Corrêa de Oliveira. p. 310-311.
[4] CORRÊA DE OLIVEIRA, Plinio. A «luz primordial» e as potências da alma, apud CLÁ DIAS, João Scognamiglio. O dom de sabedoria na mente, vida e obra de Plinio Corrêa de Oliveira. Op. cit. p. 311.
[5] Ibid. p. 312.

[6] Ibid. p. 213.
[7] CLÁ DIAS, João Scognamiglio. O dom de sabedoria na mente, vida e obra de Plinio Corrêa de Oliveira. Op. cit. p. 312.

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