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Hombre de Dolores

Redacción (Viernes, 17-10-2014, Gaudium Press) ¡Imágenes que hablan! Sí, las imágenes hablan, no por medio de palabras, pero sí comunican pensamientos, propician reflexiones, invitan a la consideración de los aspectos más altos de nuestra existencia. A través de las imágenes, podemos transcender a aquello que una mirada superficial no alcanza, pero que la observación más atenta nos hace aprender y volar.

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Contemplad esta Imagen. A ella bien se aplica, por excelencia, las palabras del Profeta Isaías: Hombre de dolores, experimentado en los sufrimientos (Is 53, 3).

Nuestro Señor Jesucristo, flagelado. Hombre de dolores porque sufrió en su Cuerpo adorable azotes crudelísimos, bofetadas y escupitajos, la coronación de espinas, los clavos en la Cruz. ¿Sería posible sufrir más en el cuerpo de lo que Jesús sufrió?

Experimentado en los sufrimientos. ¡Y cuántos! Su Alma adorable, en el Huerto de los Olivos, contempló con pavor su Pasión y Muerte en la Cruz, así como los pecados e ingratitudes de la humanidad a lo largo de los siglos. ¿Podría alguien haber soportado mayor sufrimiento moral que Jesús?

Con poesía y drama, canta el Salmista: «Mi Dios, mi Dios, ¿por qué me abandonaste? […] Yo, sin embargo, soy un gusano, no soy hombre, el oprobrio de todos y la abyección de la plebe […] No estés lejos de mí, pues estoy atribulado […] Mi garganta está seca cual barro cocido, se pega al paladar mi lengua, vos me redujiste al polvo de la muerte. […] Sí, rodéame una jauría de canes, me cerca un bando de malhechores. Traspasaron mis manos y mis pies: podría contar todos mis huesos.» (Sl 21, versículos 2, 7, 12, 16, 17).

Es esta Imagen que nos habla. Ciertamente, mucho nos encantamos con la divina figura, esplendorosa, del Salvador cuando se transfiguró en el Monte Tabor, o en su gloriosa Resurrección. ¿Pero, cómo estará nuestro entusiasmo frente a esta imagen dolorosa del Divino Redentor?

Así comenta Mons. João Clá Dias, Fundador de los Heraldos: «En esa divina tragedia veré estampada la fealdad y la maldad de mis pecados. La enorme cantidad de mis faltas me confundirá de comienzo al fin. Vosotros vos tornasteis un gusano, fue posible contar Vuestros huesos, moristeis por causa de mis pecados. ´Oh vosotros todos, que pasáis por el camino: mirad y juzgad si existe dolor igual al dolor que me atormenta` (Lm 1, 12)». ¹

Pidamos a la Madre Dolorosa que tengamos el entusiasmo para todos los aspectos de Su Divino Hijo y, por tanto, no seamos indiferentes a sus dolores y sufrimientos morales, que Él los tuvo, por causa de nuestros pecados. Que no huyamos de la Cruz, sino la abracemos con el mismo amor que Nuestro Señor tomó en Sus hombros. Seamos llenos de gratitud por tanto amor con que el Varón de los dolores nos dedicó.

Por Adilson Costa da Costa
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¹ Via Sacra compuesta por Mons. João Clá Dias. Disponível em: http://viasacrajoaocladias.blogspot.com.br/ – Acceso em 15 out 2014.

 

 

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