viernes, 29 de marzo de 2024
Gaudium news > Triunfo de Gedeón

Triunfo de Gedeón

Redacción (Martes, 18-08-2015, Gaudium Press) Tal era la desproporción entre el número de sus hombres y el de los enemigos -madianitas, amalecitas y otros paganos-, que Gedeón quedó inseguro. Pero Dios le dijo que debería ir hasta el campamento de ellos a la noche, pudiendo llevar su escudero, y agregó: «Al oír lo que están hablando, te sentirás animado» (Jueces 7, 11).

Sueño de un madianita

A escondidas, él fue con su escudero hasta el campamento; llegando cerca de una tienda, oyó un hombre contar a otro el sueño que tuviera: vio un pan de cebada descendiendo y rodando sobre el campamento de ellos y, cuando golpeó en una tienda, la derrumbó. Su compañero comentó: «Esto solo puede ser la espada de Gedeón […] Dios entregó Madián y todo el campamento en sus manos» (Jueces 7, 14).

Realmente, aquel sueño tiene un significado simbólico: «El pan de cebada representa a los israelíes, agricultores; la tienda, a los amalecitas, nómadas.» Oyendo eso, Gedeón se prosternó en adoración a Dios, lleno de fe (cf. Hb 11, 32). Volvió al lugar donde estaban los israelíes y les gritó: «¡Levantaos! ¡El Señor entregó el campamento de Madián en vuestras manos!» (Jueces 7, 15).

Confiando en Dios, Gedeón organizó a sus 300 guerreros para la embestida victoriosa contra los enemigos. Los dividió en tres batallones y entregó a cada soldado una trompeta y un cántaro vacío, dentro del cual había una antorcha encendida. Era noche.

Caos en el campamento de los enemigos

Y les dijo: «Cuando yo y los que están conmigo toquemos las trompetas que tenemos en la mano, tocad también vuestras trompetas alrededor del campamento y gritad todos juntos: ‘Por el Señor y por Gedeón'» (Jueces 7, 18).

Juntamente con 100 hombres que lo acompañaban, Gedeón entró al campamento a la medianoche y, en el momento en que se hacía el intercambio de centinelas, él y sus compañeros comenzaron a tocar las trompetas y romper los cántaros.

Entonces, los otros 200 hicieron lo mismo. «Sosteniendo las antorchas con la mano derecha y las trompetas con la izquierda, tocaban y gritaban: ‘¡Espada por el Señor y por Gedeón! ‘» (Jueces 7, 20).

Inmediatamente todo el campamento se puso en desorden, y dando grandes gritos comenzaron a matarse unos a otros, con golpes de espada; 120.000 murieron y 15.000 consiguieron huir.

Un efod es objeto de idolatría

Gedeón, con sus 300 guerreros, fue en persecución de ellos y capturó dos reyes de Madián, sembrando así el pánico en todos los que restaban del ejército de los madianitas.

El varón de Dios preguntó a esos reyes cómo eran los hombres que ellos habían masacrado en el Monte Tabor. Respondieron: «Se parecían a ti. Tenían apariencia de príncipes» (Jueces 8, 18). Gedeón les dijo que aquellos eran sus hermanos; y en seguida quitó la vida de los dos monarcas.

Los israelíes quisieron que Gedeón se tornase rey, pero él no aceptó y pidió que le diesen todos los anillos de oro conseguidos de los enemigos vencidos. Los anillos fueron traídos y también otras joyas.

«Los anillos de oro pedidos totalizaron casi veinte kilos, sin contar los broches en forma de medialuna, los aros y las vestiduras de púrpura que los reyes de Madián usaban» (Jueces 8, 26).

Con tales objetos, Gedeón hizo un efod, esto es, una vestidura sagrada usada por el sumo sacerdote. Y «todo Israel vino allí cometer idolatría delante del efod» (Jueces 8, 27).

El país vivió tranquilo durante 40 años, mientras él vivió. Pero después de su muerte «los israelíes volvieron a prostituirse con los ídolos de Baal» (Jueces 8, 33).

Fue la adoración de aquel efod que «causó la ruina a Gedeón y su casa» (Jueces 8, 27).

Un asesino es proclamado rey de Israel

Gedeón tuvo muchos hijos de varias mujeres. Señal de decadencia, pues era la poligamia que volvía a ser practicada por los principales de Israel.

Entretanto, después de su muerte, uno de ellos, llamado Abimelec, mató de una sola vez 70 hijos hombres de Gedeón, restando apenas el más joven que estaba escondido.

Y los israelíes proclamaron como rey de Siquén al asesino Abimelec, que continuó haciendo los crímenes más hediondos.

Posteriormente, él llegó a matar a todos los habitantes de Siquén. El terror por él instaurado fue un castigo para los hebreos, que duró tres años.

Pero Dios le quitó la vida de un modo humillante, por mano de una mujer que, desde lo alto de una torre, le lanzó una gran piedra.

Pidamos a la Santísima Virgen que nos obtenga la virtud de la vigilancia, recordándonos siempre las palabras de Nuestro Señor: «Vigilad y orad, para no caer en tentación» (Mc 14, 38).

Por Paulo Francisco Martos

(in Noções de História Sagrada (41))
——————————————-
1 – BIBLIA SAGRADA – Tradução da CNBB. 8.ed. Brasília: Edições CNBB; São Paulo: Canção Nova, nota na p. 275.
2 – Cf. FILLION, Louis-Claude. La Sainte Bible commentée. 3. ed. Paris: Letouzey et ané. 1923, v.II , p. 139.
3 – Cf. SÃO JOÃO BOSCO. História Sagrada. 10 ed. São Paulo: Salesiana, 1949, p.95.

 

Deje su Comentario

Noticias Relacionadas