viernes, 29 de marzo de 2024
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Franciscano polaco recuerda impacto que causaba San Maximiliano Kolbe: "Querías imitarlo"

Connecticut (Martes, 13-10-2015, Gaudium Press) Un hogar para sacerdotes católicos en Connecticut, Estados Unidos, es la residencia de uno de los pocos testigos de primera mano de la santidad de vida de San Maximiliano Kolbe, al haber vivido en Niepokalanow, la Ciudad de la Inmaculada, que el santo franciscano fundó en Polonia. Se trata del P. Lucjan Krolikowski, religioso franciscano que recordó en una entrevista para National Catholic Register varias de sus memorias del prominente evangelizador mariano y mártir polaco.

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San Maximiliano Kolbe, mártir de la caridad. Foto: Niepokalanow.eu

El primer contacto del sacerdote con San Maximiliano fueron las lecturas del Maly Dziennik, diario producido en Niepokalanow y leído frecuentemente por su madre. Algunos textos eran redactados por el propio Santo. «Lo leí de cubierta a cubierta. Desde una edad muy joven, quise ser un sacerdote como Maximiliano Kolbe», recordó.

El mayor monasterio del mundo

«Niepokalanow era el mayor monasterio del mundo. Era como Cluny en la Edad Media», describió el P. Krolikowski. «Teníamos 800 hermanos, muchos sacerdotes y 130 seminaristas. El principal objetivo de la comunidad era imprimir prensa católica, como nuestra revista mensual, El Caballero de la Inmaculada. Queríamos enseñarle a la gente la fe católica y cómo ser santos».

Este fructífero apostolado era animado por el ejemplar compromiso personal de San Maximiliano, entregado por completo a la voluntad de la Santísima Virgen y empeñado sin tregua en ganar almas para Dios a través de la Inmaculada. «El P. Maximiliano Kolbe dirigía el apostolado y era el corazón y alma de la comunidad», relató el sacerdote. «He conocido pocas personas santas en mi vida, pero el Padre Maximiliano Kolbe era el más santo, a mi juicio. Tenía un impacto sobre ti, querías imitarlo».

Un gran celo apostólico

San Maximiliano Kolbe «tomó sobre sí el visitar cada sección del monasterio», agregó el sacerdote. «Yo era un joven de 16, 17, 18 años; él venía a verme y a mis compañeros seminaristas muchas veces. Quería que fuéramos misioneros como él y fuéramos a Japón o cualquier otro lugar a extender el Evangelio. Nos hablaba con su voz suave, ya que tenía tuberculosis en un pulmón». El P. Krolikowski recordó que el Santo soñaba con usar aeronaves para distribuir las publicaciones católicas y emplear la radio para llevar el Evangelio a la Unión Soviética, sueños que fueron frenados por el arresto del sacerdote a manos de la Gestapo.

El P. Krolikowski recordó que San Maximiliano fue enviado al campo de concentración y luego las autoridades soviéticas confiscaron las maquinarias de imprenta y difusión. El propio narrador fue llevado a un campo de trabajos forzados donde tuvo que cortar árboles durante hasta 14 horas al día, los siete días de la semana, con muy escasa alimentación. Afortunadamente para él, la necesidad de soldados obligó a sus captores a darle entrenamiento y enviarlo a Medio Oriente, donde al final de la guerra pudo ordenarse sacerdote en Beirut. No pudo regresar a Polonia hasta que el régimen comunista cayó.

Habiendo nacido en 1919, el P. Krolikowski ingresó en el Seminario Menor de Niepokalanow en 1934, durante el apogeo del Convento, y convivió con el Santo tres años. El entonces seminarista fue capturado por las fuerzas soviéticas al inicio de la Segunda Guerra Mundial, lo cual lo separó de San Maximiliano, quien fue capturado por los nazis y llevado al campo de concentración de Auswitch, donde fue martirizado. Después de la guerra fue ordenado sacerdote y emigró a Canadá al cuidado de 150 huérfanos polacos cuyos padres murieron en los Gulag del comunismo ruso. En 1982, asistió a la canonización de su padre espiritual por parte de San Juan Pablo II.

Con información de National Catholic Register.

 

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