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Nueva York (Lunes, 28-12-2015, Gaudium Press) Una llamativa reflexión sobre las decoraciones, cantos y otros complementos de la fiesta de la Navidad en la Iglesia Católica fue hecha por Joel Morehouse, Director de Música de la iglesia de Santa María de Auburn, Estados Unidos, y divulgada por el portal New Liturgical Movement. «Las parroquias dan lo mejor de sí Navidad», expresó Morehouse, «competimos en la excelencia de nuestras flores, nuestros sermones, la música, las velas, los manteles y la hospitalidad». Si bien esas cosas exteriores podrían llegar a perder de vista la profundidad, «son signos que nos llevan directamente a un bebé: el eterno Hijo de Dios, Jesús».
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| La imagen del Niño Jesús es ubicada en el centro del altar del Oratorio de Londres, Inglaterra, para la celebración de la Navidad. Foto: New Liturgical Movement. |
«Cómo San Agustín relata en Sobre el Maestro, sin signos, sin palabras, no podríamos llegar a conocer la cosa misma», recordó el autor. «No podemos identificar o incluso pensar sobre algo sin usar palabras y nombres, aunque el nombre no es la cosa misma. De igual manera pasa con nuestras Eucaristías en el día de Navidad: sin nuestras palabras pulimentadas, nuestros bellos cantos, nuestras iglesias amorosamente decoradas, el mundo tal vez nunca sabría acerca del Niño de la Navidad, Jesús».
El músico recordó que, con excepción del Santísimo Sacramento, todos los elementos en un templo dirigen hacia Dios sin ser Dios mismo. Incluso el servicio al prójimo realizado por los cristianos no es un reemplazo de la obra de Dios, sino una señal que indica hacia Jesucristo. Los villancicos y las decoraciones, por tanto, contribuyen a dar a conocer a Cristo incluso a quienes no lo comprenden.
«Aquellos que conocen a Jesús cantan y hablan sobre Él de manera que lo recuerdan y, con esperanza, aquellos que escuchen las palabras y las canciones y no saben su significado serán motivados a preguntar», explicó Morehouse. «Incluso después de haber recibido la fe a través del bautismo, el proceso de buscar entender está a cargo del lado del Cielo. Para usar las palabras de San Agustín: ‘credo, ut intelligam’ o ‘creo, de manera que pueda comprender'».
El músico culminó su reflexión pidiendo al lector revisar su propia celebración de la Navidad a través de esta óptica. «¿Existe suficiente misterio y belleza en nuestras alabanzas para que alguien que no conozca este motivado a preguntar?», cuestionó. «¿Nuestras posturas y comportamiento demuestran humildad y maravillamiento ante la vasta verdad que está frente a nosotros, el Santo Niño Jesús que desarma todo poder humano en un instante? Si no lo conocemos, ¡deberíamos preguntarle a alguien que sí lo haga!».
Con información de New Liturgical Movement.
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